PARTE 5
Mientras todo parecía marchar tal cual lo había
planeado Butch. La Agencia Pinkerton pudo rastrearlos a través
de la correspondencia que recibía sus familiares y amigos, en donde él
totalmente relajado les indicaba su nueva dirección para que lo visiten
en cuanto puedan. Es más, les ofrecía enviarles el pasaje si era
necesario.
Con
estos datos, la Agencia, que jamás se resignó a que se les escapara
frente a sus narices, envía a Argentina al agente Frank Dimaio quien
al mostrarle una foto de la banda al vicecónsul de Estados Unidos, George
Newbery, los reconoce inmediatamente.
Newbery le informó sus nuevos nombres y donde estaban instalados Cassidy
y Sundance, agregándole el dato de la joven mujer que los acompañaba
a quien el detective desconocía su existencia e identidad.
Newbery le informó sus nuevos nombres y donde estaban instalados
Cassidy y Sundance, agregándole el dato de la joven mujer que los acompañaba
a quien el detective desconocía su existencia e identidad.
Con esta noticia Dimaio notificó inmediatamente a sus jefes. Y la Agencia
Pinkerton informó a los particulares damnificados, que financiaban la
búsqueda, que por fin habían dado con ellos. Pero estos, al enterarse
que se encontraban en el otro extremo del continente, deciden por el momento,
dejar las cosas como estaban. Esta decisión, tomada en forma unánime
por los damnificados, no fue por los costos que representaba su detención
en Argentina, sino más bien por puro sentido común.
Ellos consideraban que era preferible tenerlos lejos. Dado que en Estados Unidos
existía la posibilidad que se escapasen y comenzaran a delinquir otra
vez.
Pese a esta actitud, los agentes de la Agencia Pinkerton no se van a dar por
vencidos. La recompensa ofrecida en Estados Unidos por la poderosa compañía
ferroviaria “Unión Pacific”, por la detención de Butch
y Sundance, era demasiado tentadora para dejarla pasar. Por esta razón
Robert Pinkerton decida que Dimaio se quede un tiempo a fin de investigar más
a fondo.
Butch, Sundance y Etta salen de viaje
Mientras todo esto sucedía, en Marzo de 1902, Butch, Sundance y Etta
emprenden un viaje, planeado desde hace un tiempo hacia Buenos Aires
y luego de disfrutar una intensa y entretenida semana en la ciudad, el matrimonio
Place se embarca en el Soldier Prince rumbo a Nueva York. Dejando a Butch instalado
en Buenos Aires en el distinguido Hotel Europa.
Las razones que los llevo a realizar esta travesía en realidad no se
sabe con certeza pero se supone que fue con la intención de visitar amigos
y familia. Mientras tanto Butch aprovechó para realizar algunos
trámites en la Dirección de Tierras y Colonias con el objetivo
de obtener definitivamente los títulos de propiedad de las tierras que
habían sido ocupados con autorización del gobierno. Allí
presenta una solicitud conforme con las exigencias protocolares en donde informa
sus intenciones y describe que se trata de un predio de 625 hectáreas,
colonizado por ellos, en Cholila, que contaba en ese momento con una cabaña,
grandes extensiones de cercos en donde se cultiva trigo, papas, verduras, etc.,
y además poseía tres mil trescientas ovejas, quinientas vacas
y treinta caballos, un amplio galpón con una gran caballeriza y cuatro
establos a la orilla del río que bordeaban sus tierras.
Es
decir que mientras la Agencia Pinkerton los buscaba intensamente en Argentina,
Sundance se encontraba en su país natal -Estados Unidos- junto a Etta
paseando y visitando amigos y Butch andaba muy cerca del agente Dimaio, ya que
ambos se encontraban en Buenos Aires.
En esa época las tierras en el sur argentino estaban ocupadas en su
mayoría por indígenas y extranjeros en donde prevalecían
los chilenos con su afán expansionista, impulsados por sus gobernantes.
El Estado Argentino, en ese entonces no tenía demasiado control sobre
esa parte del país y los chilenos se aprovechaban de este abandono, poblando
la región con intención de apropiarse y que esas tierras pasen
a ser parte de su territorio. Estos, por iniciativa de su gobierno, festejaban
sus fiestas patrias en territorio argentino y cruzaban constantemente la frontera
para anotar sus hijos e incluso dar a luz.
El 14 de Agosto de ese mismo año Sundance y Etta regresan
a la Argentina y antes de partir hacia el sur deciden hacer compras y cerrar
la cuenta del Banco de Londres en la que quedaban escasamente 1150 dólares
ya que la “Herencia del Tío” como la llamaba irónicamente
Butch, que en realidad se trataba del producto de su último gran atraco
realizado en su país hecho que lo obligo por temas de seguridad huir
de Norteamérica, se había gastado para construir las instalaciones
en Cholila.
El regreso de Dimaio a su país
con las manos vacías
Frank Dimaio decide partir de la Argentina a comienzos de 1903 hacia su país
con datos precisos sobre el paradero y sobre las actividades de Butch y Sundance
en el sur argentino. El Vicecónsul de lo Estados Unidos George Newbery,
no veía la hora que se fuera y con la intención de desanimarlo
constantemente le presentaba panoramas espinosos, para que desistiera de una
vez por todas y no regresara más. A modo de ejemplo en una de las tantas
charlas que mantuvieron sobre el tema, le comentó que la zona del Sur
que ocupaban Cassidy y sus cómplices, era extremadamente inhóspita
todo el año y la única manera de llegar al lugar era a caballo
ya que no existían caminos definidos ni mucho menos trasporte en Cholila
y que en el mes de Mayo directamente los senderos se ponían intransitables
ya que se iniciaba la época de lluvias. Con este proceder el Vicecónsul
se proponía desmoralizar a la Agencia Pinkerton y a Dimaio, para que
renunciara de su propósito de arrestarlos.
Estaba
claro que si Newbery, teniendo en cuenta su puesto, lo hubiese querido ayudar
contaba con todos los servicios, relaciones e influencias para lograrlo. Además,
no existía ningún pedido de extradición formal por parte
del gobierno de los Estados Unidos para ninguno de los acusados, que en definitiva
era el único móvil capaz de hacer mover al gobierno y a la policía
Argentina para llevar a cabo la captura.
En su despedida Newbery le prometió a Dimaio que le avisaría por
telégrafo cualquier novedad de la que se enterara, además se ofreció
para montar una trampa para atraerlos a Buenos Aires y así facilitarle
la captura.
En realidad, lo dicho por el Vicecónsul fue puro cuento
para entretener y demostrar buena voluntad al visitante, dado que nada de ese
plan se llevo a cabo nunca. George Newbery no quería detener a Butch
Cassidy y a sus cómplices, estos se habían ganado su aprecio y
los quería sumar a su plan para obtener tierras y llevar adelante con
éxito sus objetivos que era formar una Colonia en el Sur Argentino de
inmigrantes norteamericanos. Además a él jamás les habían
ocasionado ningún tipo de problema y eran muy bien vistos por sus vecinos
y visitantes de la región.
Esta historia continuará... |