PARTE 8
Continuando con mi investigación sobre la vida de Butch Cassidy y sus
dos amigos y cómplices inseparables, Sundance y Etta Place, aquí
va un breve resumen sobre el capítulo anterior.
A mediados de Enero de 1905 llegan a Río Gallegos los carismáticos
señores Brady y Linden, presentándose frente a la sociedad del
lugar como norteamericanos, recién llegados al país, con intensiones
de invertir en Argentina en campos para la cría de ganado.
Al poco tiempo de estar instalados, consiguen congraciarse con la gente socialmente
más encumbrada del lugar, logrando obtener contactos e información,
que en definitiva era lo que venían a buscar.
Compraron, al poco tiempo de su arribo a Río Gallegos, dos buenos caballos
y se equiparon como para salir a recorrer la región bien protegidos y
prevenidos, según ellos mismo se encargaron de difundir entre sus nuevas
relaciones. Adquirieron en el almacén de ramos generales del lugar, entre
otras cosas, armas de grueso calibre con una importante cantidad de cajas de
balas.
El 14 de Febrero, Brady y Linden dejaron sus habitaciones del Hotel y tras un
placentero y liviano almuerzo fueron a buscar sus caballos con las alforjas
cargadas en sus hombros. Todo indicaba que tenían previsto ir a ver un
campo, con intensiones de compra, como solían hacer por las tardes.
Al llegar a la caballeriza -10 minutos antes de las 14 Hs- le colocaron las
alforjas con rapidez y destreza, y en vez de montarlos, salieron caminando llevándolos
de las riendas a paso tranquilo rumbo al Banco de Tarapacá, faltando
pocos minutos para la hora de cierre.
Al llegar, el empleado del Banco, Alexander Makerrow -el único que había
quedado- estaba a punto de cerrar las puertas, pero al ser reconocidos Brady
por el Subgerente del Banco Arthur Bishop -una de las tantas amistades que el
dúo habían entablado con fluidez en su corta estadía en
el lugar- le ordena al empleado que los haga pasar y cierre.
Bishop había compartido con ambos, en varias oportunidades largas y amenas
charlas en el distinguido Club Progreso, y al verlos llegar decide recibirlos
y de paso mostrarles las instalaciones del Banco.
Pero en realidad los norteamericanos ya no les interesaba conversar ni hablarle
de sus planes como grandes inversionista en la región, su objetivo era
esta vez otro.
Asalto al Banco de Tarapacá
Bishop apenas se levanta de su escritorio, que se encontraba al fondo del Banco,
nota que ambos venían armados de revólveres de grueso calibre
(luego se supo que eran Colt), pero para este entonces ya se encontraban adentro
y además no había por que temerles, se trataba de gente de negocios,
honestos y al parecer muy ricos.
El primero en ingresar fue Brady, quien se dirigió muy sonriente hacia
Bishop. Quedándose Linden parado al lado del empleado, mientras este
cerraba la puerta.
Brady, avanza al encuentro del subgerente y al encontrase a un metro de distancia
desenfunda su arma con el pulso firme apuntando a la cabeza de Bishop, indicándole
con un gesto que no grite. Mientras tanto Linden tomaba por atrás al
empleado, izándolo por el cuello, una vez que este cerro la puerta.
Aprovechando el efecto sorpresa y sin perder tiempo Linden, tras empujarlo y
tirarlo al piso, se sube con agilidad al mostrador apuntando al empleado y al
subgerente, al grito "¡¡esto es un asalto!!"
Rápidamente Brady tomó a Bishop del cuello e intimándolo
con el revolver apoyado en su frente, le ordena que abra la Caja Fuerte donde
se guardaba el dinero del Banco. El subgerente muy aterrado y sin demasiadas
alternativas, ante la situación que estaba viviendo, procedió
a obedecerlo sin la menor resistencia.
Una vez obtenido todo el dinero de la caja Brady le ordeno que le abriera las
cajas del mostrador a fin de llevarse también la plata del movimiento
diario. Una vez cumplido su objetivo, procedieron ambos a maniatarlos y cubrirles
las bocas con pañuelos a fin de callarlos, encerrándolos en el
baño. Linden, tomó una bolsa con el dinero y salio a la calle
en busca de los caballos, montándolo sin perder tiempo siguiéndolo
instantes después Brady con el otro botín.
Atravesaron el pueblo a todo galope con rumbo hacia el Oeste de Santa Cruz,
zona totalmente despoblada, según informaron luego los testigos que los
vieron partir.
Se alzaron con un botín de sesenta mil pesos, considerado toda una fortuna
en aquella época.
Tras sus pasos...
El subgerente y su empleado fueron liberados una hora después de los
hechos por el hombre de seguridad del banco que al ingresar se encontró
con el devastador panorama.
La noticia corrió como reguero de pólvora por Río Gallegos
y enseguida se formó una partida policial para perseguir a los bandoleros.
Pero al llegar la noche de ese mismo día cansados y totalmente desorientados,
tras perder los rastros de los delincuentes, decidieron abandonar la pesquisa
regresando con las manos vacías y sin novedades en cuanto al rumbo que
habían tomado.
No obstante el Comisario de Santa Cruz decidió tomar medidas a fin de
no dejar impune el hecho delictivo. Primeramente, inicio un sumario con los
testimonios de el personal del banco, pidió colaboración a la
policía Chilena a fin que tomaran control sobre los pasos cordilleranos
hacia Chile, impartió instrucciones a sus subordinados de Puerto Santa
Cruz, San Julián y Puerto Deseado para que iniciaran una profunda investigación
a fin de recaudar datos y puso de sobre aviso a la gobernación de Chubut
y Río Negro.
Pero estas medidas, a fin de dar con el paradero de los prófugos, fueron
inútiles.
Los rastros de Brady y Linden se habían esfumado y los datos que llegaban
desorientaban aun mas a la policía, que pese a todo no quería
darse por vencida. Finalmente el tiempo pasó y el hecho quedó
impune, quedando rodeado de diversas versiones y anécdotas, algunas casi
novelescas, relatadas por los vecinos del lugar.
Con respecto a la verdadera identidad de Brady y Linden, en aquel entonces se
planteó una enigma que aún hoy se mantiene en el tiempo.
¿Quiénes eran en realidad?. Eran la pregunta que todos se hacían
en aquel entonces. Las hipótesis que circularon fueron muchas, pero la
versión que surgió (al año de sucedido los hechos), y que
mas peso tuvo, conservándose en el tiempo, era que en realidad se trataba
de Butch Cassidy y Sundance Kid y eran muchas las razones que los indicaban
como los autores de este hecho.
La que mas los delata es la elección del banco, como lugar para robar,
acción desconocida en nuestro país. Los grupos de bandidos mejor
organizados atacaban los almacenes de ramos generales, era lo máximo
que se atrevían.
Con el transcurso del tiempo, se confirmo que contó con la colaboración
y encubrimiento de sus amigos de Cholila, quienes se ocupararon de esperarlos,
en distintas postas establecidas por ellos dentro del plan, con animales descansados
y víveres para facilitarles su fuga sin problemas.
Entre los nombres que circularon en aquel entonces, como posibles cómplices,
entre otros, fueron los de su fiel amigo Daniel Gibbon y el Comisario de la
Colonia 16 de Octubre con jurisdicción en Cholila, Eduardo Humphreys,
quien fue obligado, por presiones recibidas de sus superiores, a presentar su
renuncia al cargo, frente a la sospecha que giraba en torno a su posible complicidad.
También se dijo que se los vio huyendo a todo galope rumbo hacia Cholila
acompañados de una mujer, lo que indicaría que también
colaboró Etta. Versión que nunca pudo ser probada pero es muy
posible que ella hubiese cooperado en aquel entonces, dado que eran inseparables
y ella era muy valiente y gozaba de la aventura. La verdadera identidad de Brady
y Linden, como toda la historia que se creo, tras los hechos, para la justicia
de la época fue un misterio, que pese a sus esfuerzos, nunca pudieron
esclarecer con certeza.
El caso fue cerrado, ante la ausencia de información y datos comprobables,
el 16 de Junio de 1905.
Esta historia continuará... |