PARTE 8
Recuperada su libertad el 11 de Julio de 1931, tras cumplir una condena
de cinco años en el Penal de Resistencia, decide ir a visitar a su familia.
Necesitaba verlos, abrazarlos, mirarlos a los ojos y sentir de cerca el inmenso
amor de su madre y de esta manera llevarles la tranquilidad que él se
encontraba bien. Su idea era pasar un tiempo con ellos y luego ir en busca de
sus futuros cómplices que ansiosos lo esperaban en Pte. Sáenz
Peña - Chaco -.
Su estadía en Tucumán
Durante ese corto tiempo que decide vivir en familia, la vida de Mate Cocido
se sumerge en todo un misterio. Muy poco se sabe de él. Se aleja de todo
y de todos y el silencio que produce despierta sospechas entre la policía,
que lo tenía en la “mira”. Pero nada pueden hacer ante la
falta de noticias, de nada se lo puede acusar. No obstante, lo detienen en dos
oportunidades por averiguación por hurto, dejándolo en libertad
por falta de pruebas. No tenía en sus planes cometer ningún delito
y más aun teniendo en cuenta que se encontraba entre su familia.
Según él mismo revelo a la revista “Ahora”, años
después, confesó que durante ese tiempo se había refugiado
en Tucumán, donde se alojó aproximadamente 8 meses -mas tiempo
de lo que él tenía pensado- junto a su familia. Y que su madre
lo único que quería era que se buscara un trabajo, intentándolo
pero resultándole imposible conseguir debido a sus antecedentes. Con
este proceder Mate Cocido deja a las claras que existió en él
una clara intención de llevar una vida de trabajo y fue el entorno social
y policial el que lo empuja nuevamente, sin darle demasiadas alternativas, a
la vida fuera de la ley.
Durante el trascurso de este tiempo, el mismo la policía nunca lo dejó
en paz. Lo perseguía constantemente y ante los hechos fue su propia madre
la que le aconsejó, con los ojos llenos de lágrimas, que se alejara
de allí. Ella había tomado conciencia de que su hijo al permanecer
en Tucumán corría peligro de perder la libertad. La persecución
era constante y era evidente que inventarían una causa para encerrarlo
en prisión nuevamente. Algo que ella no podía permitir. Lo amaba
profundamente pero sabía que retenerlo era perjudicial para él.
Y a su pesar se lo trasmite y lo libera a su suerte con todas sus bendiciones.
Ese mismo día, envuelto en la profunda tristeza de su madre y con su
imagen de desconsuelo, preparó su equipaje. Partió en tren rumbo
al Chaco en busca de “El Vasco” y “El Calabrés”,
con la firme decisión de vengar cada lágrima de su madre.
De regreso en busca de su destino
Al llegar al Chaco mas precisamente en Pte. Sáenz Peña va en busca
de sus amigos localizando primero al Vasco en donde se hospedaba y luego a El
Calabrés. Ese mismo día, sin perder tiempo, mantiene una larga
reunión con ellos.
Estos, durante su ausencia habían empezado a detectar posibles integrantes
de la banda, por supuesto que la última palabra la tenía Mate
Cocido. En esa misma reunión le informan sobre las características
de los hombres que ellos consideraron que podrían estar bajo sus ordenes.
Pidiéndoles Mate Cocido que organizaran reuniones a solas con cada uno
de ellos a fin de evaluarlos y decidir quienes, en definitiva, reunían
las condiciones para trabajar con él. No quería dejar nada librado
al azar. Quedando seleccionados dos hombres identificados como “El Chileno”
y “El Catalán Noy”. Designando como su hombre de confianza
a “El Vasco” Zamacola.
Su vida en Pte. Sáenz Peña
Su vida trascurre prácticamente entre las cuatro paredes del refugio
en donde se hospedaba. Sale muy poco y se oculta. Aptitud que adopta desde un
principio Mate Cocido y se debe a que esta armando cuidadosamente sus acciones
futuras. Recurso utilizado con el fin de resguardarse de las miradas de la gente
para no ser identificado, el día de mañana, con facilidad. Según
él decía: “Nunca conviene que el público pueda reconocer
enseguida a quien de algún modo será famoso y buscado por sus
hechos al margen de la ley”. Y en efecto, este concepto constituirá
después un factor muy importante para el ocultamiento entre la multitud.
El nombre y las acciones de Mate Cocido repercutirán pronto en todos
los medios de comunicación del país, se harán eco de ese
prestigio extravagante y le dedicarán espacio en los diarios; pero nadie,
por años conocerá su fisonomía. En el Chaco mismo, escenario
de sus andanzas, muy pocas personas podían determinar con claridad la
presencia de Mate Cocido.
Herminia Álvarez llega a su vida
En la misma ciudad conoce circunstancialmente a Herminia Álvarez o Carneiro.
La atracción que ambos sintieron, desde un principio, fue irresistible.
Ella era una joven paraguaya, morocha, de ojos acentuadamente negros y de agradable
aspecto. Pertenecía a un hogar muy humilde y numeroso y trabajaba de
sirvienta en casas de familias acaudaladas desde que era una niña. Era
ambiciosa, inteligente y rebelde, por lo tanto no se resignaba para nada a la
vida miserable que le había tocado. Nunca había ido a la escuela
y esto la limitaba en cuanto a las aspiraciones de obtener un mejor empleo.
Cuando empezó a intimar con Mate Cocido se dio cuenta que junto a él
su vida podía cambiar y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa a fin
de lograrlo. Su vida, construida en base de privaciones y abusos humillantes
desde que tenía memoria, la había convertido en un ser de corazón
duro y despojado de temores. Convertirse en una delincuente no la asustaba,
más bien la llenaba de euforia y expectativas. Junto a él se sentía
que podía convertirse en otra mujer, estaba enamorada y le atraía
ese hombre que consideraba el único ser capaz de sacarla de su angustiada
vida. Lo que la lleva a convertirse y con total entrega por muchos años
en su amante más complaciente, su consejera, su confidente, parte de
su banda efectiva y su encubridora más eficaz.
En busca de dinero
La organización que había montado David Peralta, necesitaba urgente
un capital inicial para poder llevar a cabo sus planes. El dinero era necesario
no solo para movilizarse, sino también para alquilar como mínimos
tres refugios seguros para vivir separados los integrantes de la banda y con
los cuales contar, en el caso de ser identificado, algún aguantadero
-para tener rápidamente donde esconderse-, comprar armas de grueso calibre,
comprar conciencias, pagar a los informantes que traen buenos datos, entre otras
cosas. Nada debía quedar al azar todo tenía que salir a la perfección.
Un error podía costarle la libertad o la vida y no estaba dispuesto a
entregársela tan fácilmente.
Mate Cocido había perdido su capital al ingresar a la cárcel.
La cuantiosa colección de joyas había sido secuestrada y devuelta
a los dueños legítimos. El poco dinero que, según sus declaraciones,
“lo dejó a la policía paraguaya”, había sido
embargado por la justicia para resarcir a los damnificados. Y la Caja Nacional
de Ahorros había rechazado su trámite de devolución de
la libreta, ya que en la misma figuraba un nombre distinto del que la reclamaba.
Conseguir dinero era fundamental para poder seguir adelante. El tema era obtenerlo
sin comprometerse demasiado. Necesitaba plata rápida y suficiente como
para poder realizar los asaltos a empresarios e industriales -ya marcados- que
le dejarían muy buen dinero. Para esto, un soplón le había
pasado el dato de la existencia de un comerciante, solterón, avaro y
muy acaudalado. Era la victima perfecta para lograr sus objetivos, y la decisión
estaba tomada, iría tras él.
Esta historia continuará...
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