Recorte en la proyección de trigo y desastre en soja de segunda

La entidad bursátil capitalina ajustó la proyección de siembra de trigo a causa de la falta de humedad en zonas productivas del norte y el oeste del área agrícola nacional. Además, ¿qué está pasando con la soja de segunda?

POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- ESPECIAL PARA GRUPO LA VERDAD

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) acaba de recortar la proyección de siembra de trigo en 200.000 hectáreas a causa de la falta de humedad en zonas productivas del norte y el oeste del área agrícola nacional, en 6,1 millones de hectáreas contra 6,3 millones de la previsión anterior.

“La irregularidad en las precipitaciones sobre el Chaco, ajustan la superficie proyectada inicialmente sobre la región del NEA, al mismo tiempo que la falta de humedad superficial sobre el centro-oeste de la región agrícola, impiden cumplir con los planes originales de siembra”, indicó la BCBA.

De esta manera, con 6,1 millones de hectárea a implantarse, la campaña 2023/24 del cereal se mantendría en los mismos niveles que en el ciclo anterior.

Actualmente, las labores se concentraron durante la semana en el sudeste de Buenos Aires, donde se cuenta con condiciones adecuadas de humedad para llevar a cabo la siembra, destacó la entidad.

De todas formas y al margen de lo anterior, según la Bolsa de Comercio de Rosario, las primeras estimaciones para la cosecha de trigo argentina 2023/24 hablan de una producción de 16 millones de toneladas. Por lo que la recuperación entre cosechas es de un 40%, pero representa la segunda menor producción en 8 años.

En criollo, esto significa que el próximo Gobierno que va a asumir el 10 de diciembre, se va a encontrar con una mayor cantidad de trigo que en la campaña 2022, pero fuera de esta va a ser la menor cantidad de los últimos ocho años.

Atentos porque si bien los argentinos consumimos unas 6 a 7 millones de toneladas de trigo por año, este aumento en la producción aportaría unas 9 a 10 millones de toneladas a las exportaciones representando una nada despreciable cantidad de dólares a las flacas arcas del estado.

A valores internacionales de hoy, esas toneladas en exportaciones podrían representar un monto de US$ 2.375 millones de dólares, una más que importante recuperación del aporte del complejo a la balanza comercial de nuestro país.

Es necesario aclarar que el impacto en liquidación de divisas y en recaudación por retenciones por estas exportaciones no será pleno. Esto se debe a que el Gobierno les pidió a los exportadores que les adelanten el pago, de forma que los exportadores ya abonaron el 90% de los Derechos a la Exportación correspondientes.

Descontado ese monto ya ingresado, el aporte en retenciones del sector exportador de trigo podría ubicarse en el orden de los US$ 160 millones de dólares a lo largo de la campaña. Este es el panorama que se va a encontrar el próximo Gobierno. En materia de retenciones sobre el trigo: la nada misma.

Qué pasó con la soja de 2da

Al desastre productivo de la soja de primera, ahora se suma la desazón por los magros rindes de la soja tardía, también denominada soja de segunda.

Se trata de los cultivos de soja que se sembraron en diciembre sobre lotes que tenían trigo o cebada. Ocurre que esos lotes fueron los más castigados por la seca; habida cuenta que el cultivo precedente se había llevado la poca humedad que existía en el suelo. Por lo que no solo se vio afectado el cultivo de granos finos, sino que ahora también afectó a la soja sembrada sobre ellos.

El tema es que la gran mayoría de los productores que sembraron soja en diciembre, luego del trigo, ahora directamente están renunciando a la idea de cosechar esos lotes. La razón es que, en el mejor de los casos, los rendimientos no supera la ecuación: costo/beneficio. Por lo que ingresar una cosechadora a esos lotes, representa un costo adicional a las pérdidas por sequía.

Lo cierto es que los productores de soja tardía evalúan lote por lote los beneficios de cosechar debido a los magros rendimientos y en muchos casos, en los que se ingresó a cosechar, directamente se ha optado por no seguir adelante con la recolección.

Además, no son pocos los productores de la región que destacan que se observan lotes con chauchas abiertas, granos manchados, desarrollo de cebadilla criolla y hasta de soja emergida.

“En el mejor de los casos, la soja de segunda, no superan los 3-5 quintales por hectárea, por lo que se avalúa en cada predio costos, beneficios y en muchos casos se resolvió no cosecharla”, explicó un productor de Junín.

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