Stanley, historia del producto más deseado por los argentinos

Llegó a la Argentina en 2015, pero existe desde hace más de 100 años. Cuesta desde $ 10.000, sin embargo es uno de los favoritos de los materos locales.

Los termos verde militar Stanley se convirtieron en uno de los productos más buscados por los argentinos desde su llegada al país en 2015. Aun con su precio elevado, la promesa de mantener el agua caliente para el mate durante largo tiempo y su agresiva estrategia en redes sociales lograron que esta marca estadounidense se inmiscuyera en una tradición tan local. Si bien lleva solo unos años en el país, la compañía arrastra más de 100 años de historia y todo comenzó con la creatividad de un físico.

William Stanley ya era conocido en su época por contar con más de 100 patentes de inventos y haber contribuido al desarrollo de la corriente alterna en 1886 (había perfeccionado un transformador que permitió grandes avances en esta materia). Este ingeniero autodidacta le vendió varias de sus patentes a General Electric y la firma lo contrató para que le diera soporte desde su laboratorio. Ahí mismo nació la idea.

En 1913, mientras reflexionaba sobre las posibles maneras de aislar una cocina eléctrica para GE, descubrió un método de soldado que podía cambiar por completo un producto ya existente. Por aquel entonces, eran populares las botellas térmicas con interior de vidrio que solían romperse. Stanley entonces se dio cuenta que podía hacerlo pero con acero y dos años más tarde comenzó su producción en masa con el nombre de Ferrostat bajo el paraguas societario de Stanley Insulating.

No obstante, no logró ver despegar a su creación dado que falleció en 1916 a los 57 años. Su empresa continuo su rumbo de la mano de una firma de inversión neoyorquina que llevó a un ingeniero para que supervisara la elaboración de las botellas de acero inoxidable. En 1921 la marca pasó a manos de Landers, Frary & Clark, que mudó su producción a Connecticut para incorporarla a su línea de productos para el hogar.

Para 1965 Stanley volvió a cambiar de dueño cuando la adquirió Aladdin. Esta compañía había dado sus primeros pasos en 1908 primero con la fabricación de lámparas de aceite y desde 1917 se dedicaba a vender productos de almacenamiento de comidas y bebidas. Pero en 2002 Pacific Market International (PMI), con sede en Seattle, se quedó con ambas marcas para expandir su negocio. Su llegada al mercado sudamericano se produjo en 2014 cuando compró la brasileña Agostini y abrió oficinas en Rio de Janeiro.

Llegada a la Argentina
La marca ya era popular en los Estados Unidos, principalmente entre los amantes de la naturaleza y los campamentos y era utilizada para transportar bebidas y café durante estos viajes.

El proyecto en Argentina nació en 2012 de la mano de la empresa importadora y representante de marcas internacionales, Parallel. Le ofrecieron a PMI introducir el producto en el mercado local, aunque adaptándolo a los usos que le darían los argentinos. Así fue como desarrollaron en conjunto un nuevo modelo de termo con pico cebador. Luego, en febrero de 2020, lanzaron un mate que solo se comercializa en el país. En pocos meses se vendieron más de 20.000 unidades.

Para posicionar a la marca recurrieron a una estrategia basada en una presencia fuerte en redes sociales, acciones en eventos como La Rural y campañas con embajadores que le dieran visibilidad al termo verde. Además, destacaban su resistencia y capacidad aislante. Según su sitio oficial, el termo clásico puede mantener el agua fría o caliente por 24 horas.

El precio no es económico y compite en el segmento premium. En su tienda online se consigue desde $ 10.200 el de 750 mililitros hasta $ 18.100 el máster que mantiene la temperatura caliente por 40 horas. Esto obedece, según Parallel, a los costos logísticos, impuestos y márgenes de ganancia, ya que son elaborados en China.

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