A 15 años de “Mi voto no es positivo…”

El 17 de julio de 2008, se desarrolló en al recinto del Senado de la nación el debate que debía convalidar el proyecto del exministro de Economía Lousteau que proponía una ley para establecer Retenciones móviles a la exportación de granos, la famosa Resolución Nº 125.

POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD

Hace exactamente 15 años, el país parecía a punto de estallar en mil pedazos. Ese día definía entonces ley crucial, la que le daría validez legal a la Resolución 125 que había anunciado el 11 de marzo de 2008 el ministro de Economía Martín Lousteau y por la cual se aumentarían los Derechos de exportación a los granos.

Julio Cobos era vicepresidente, y a la sazón presidente del Senado de la Nación, por lo que luego de dos intentos de votación entre los senadores, no le quedó otra que desempatar. Lo hizo de madrugada, con la voz temblorosa y con evidente temor.
“No creo que sirva una ley que no dé solución a este conflicto. La historia me juzgará, no sé cómo. No puedo acompañar, y esto no significa que esté traicionando a nadie, estoy actuando de acuerdo a mis convicciones (…) Que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo. Mi voto es en contra”, fueron las exactas palabras de Julio Cobos a las 4,25 hs de la madrugada del 18 de julio.

Hace unos días, el propio Julio Cobos dijo que “Se terminó con un conflicto, pero comenzó una grieta”. Así sintetizó Cobos el resultado de esa noche fría. Para el exvicepresidente, pese a que su voto le puso fin a una etapa difícil tras la Resolución 125 de retenciones móviles que en 2008 enfrentó al campo con la entonces presidenta Cristina Kirchner, luego comenzó una disputa que “se irradió en toda la sociedad, dijo Cobos.

Qué fue «la 125»
Era un martes, el 11 de marzo de 2008, cuando el por entonces ministro de Economía Martín Lousteau anunció «la resolución 125». A tres meses de iniciada la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el anuncio impositivo elevaba la alícuota de retenciones al sector agropecuario y marcaba el inicio de un conflicto que se extendería por cuatro meses y quedaría en la historia política y económica del país.

Por aquellos años, los precios internacionales de las commodities (soja, girasol, maíz y trigo) eran altos y el Gobierno decidió captar parte de esa renta. Esa decisión, sin embargo, generaría un conflicto que se extendió durante 129 días y cambiaría para siempre el destino del kirchnerismo y de la política argentina.

La resolución 125/2008, firmada por la ahora vicepresidenta y Alberto Fernández, quien era jefe de Gabinete de ministros, fue en un contexto de apogeo de los precios altos de los commodities, cuando la crisis de las hipotecas ya se había desatado en Estados Unidos, pero todavía no se había convertido en la recesión global que llegaría a fin de año.

El precio de la tonelada de soja en Chicago, que había oscilado entre los 300 y los 400 dólares en años previos, superaba la barrera de los 500 y se acercaba a los 600. En 2002, Eduardo Duhalde había impuesto retenciones fijas en torno al 20% de las exportaciones agrarias, una decisión que terminó siendo uno de los motores de la recuperación posterior.

El objetivo de la 125 en ese momento era establecer una fórmula que transforme el porcentaje retenido en móvil, en una relación inversa con el precio de los granos. Si el precio en Chicago caía por debajo de los 200 dólares la tonelada, la soja tendría retenciones cero. Pero con el valor en 400, ese porcentaje de impuestos pasaría al 35%. Y con un precio de 600, que parecía inevitable en esos meses, la tasa de retención llegaba a 49%. Es decir que el Gobierno se quedaría con la mitad del valor de lo producido, algo que los productores agropecuarios no estaban dispuestos a aceptar.

Paros, cacerolazos y 4 meses de conflicto
Con la medida tomada por Casa Rosada, el sector agropecuario llamó al paro. Una semana después, el Gobierno fue tajante en boca de Martín Lousteau: «No va a haber cambios».

El 12 de marzo de 2008, comenzó entonces una huelga de comercialización de granos, anunciada por la Mesa de Enlace Agropecuaria que agrupaba a las cuatro principales entidades del campo (Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, Federación Agraria Argentina y Coninagro).

Luego vinieron los cortes de ruta, las movilizaciones, los cacerolazos, las contra-marchas del kirchnerismo y negociaciones fallidas que solo profundizaron la situación de tensión.

Las movilizaciones y los cortes de ruta en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba derivaron en un fuerte desabastecimiento en las grandes ciudades. En Buenos Aires se hicieron «cacerolazos» en reacción al discurso y sectores afines al oficialismo, se manifestaron en la Plaza de Mayo para «evitar un golpe de Estado», como lo definió Luis D’Elía.

El Gobierno se negaba a modificar la medida y el sector agropecuario a abandonar los piquetes y bloqueos. A fines de marzo finalmente se habilitó una mesa de diálogo, pero ante la falta de acuerdos, los productores volvieron a las rutas.

Las frases desafortunadas de algunos dirigentes fomentaron el enojo en el sector agropecuario. Por esos días, la Presidenta condenó la protesta y se refirió a ellos como los «piquetes de la abundancia» y aseguró que no se iba a dejar «extorsionar».

El 2 de abril levantaron los cortes para negociar por 30 días, sin embargo, no se llegaba a acordar sobre la cuestión de fondo. El conflicto siguió, el Gobierno lo judicializó y denunció a las entidades del campo por «violar las leyes de abastecimiento y seguridad» e «impedir el normal funcionamiento del transporte».

La escalada del problema derivó en la renuncia del ministro de Economía Martín Lousteau, quien dejó su cargo el 25 de abril y en su lugar asumió Carlos Fernández. Con más de 60 días de conflicto, recién el 19 de mayo volvieron a encauzarse las negociaciones, aunque no se llegó a ningún acuerdo.

Con el correr de los días, la pelea fue el único tema a discutir en la Argentina y el Partido Justicialista acusó al campo de «golpista». La dirigencia agropecuaria reaccionó ratificando el paro de granos y sumó la interrupción en el envío de ganado a Liniers.

El 25 de mayo se desarrolló en Rosario la mayor movilización del campo de la que se tenga registro. Esta concentracion multitudinaria le dió gran impulso a la Mesa de Enlace. En ese acto, realizado en el Monumento a la bandera de Rosario, el principal orador fue Alfredo De Angelis.

Al judicializarse el conflicto, comenzaron las detenciones. El 30 de mayo arrestaron a ocho ruralistas por los cortes en las rutas y el sábado 14 de junio, la Gendarmería hizo lo mismo con Alfredo de Angeli en Gualeguaychú, aunque solo duró unas horas preso. El dirigente rural era uno de los hombres más importantes del conflicto. Ese fin de semana los cacerolazos llegaron a la Quinta de Olivos y el expresidente Néstor Kirchner participó de una manifestación oficialista en Plaza de Mayo.

Julio Cobos
Julio Cobos, vicepresidente de la Nación, recomendó al Gobierno que el tema se llevara al Congreso para buscar una solución, algo que aceptó Cristina Kirchner el 17 de junio y así lo anunció por cadena nacional.

En la Cámara de Diputados, el oficialismo aprobó el proyecto con 129 votos a favor y 122 en contra. Pero el verdadero punto de inflexión estaría en la Cámara Alta.

En la madrugada del 18 de julio, en el Congreso de la Nación, el hecho tuvo un nuevo episodio que marcaría la historia: Tras un debate de 18 horas, Cobos tuvo que desempatar la votación provocándole al kirchnerismo una derrota política histórica.

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