A pesar del panorama actual, dado que los valores de soja y maíz están en el nivel más bajo de los últimos años, en el terreno local sube la confianza de los empresarios agropecuarios y el 27% considera que es un buen momento para realizar alguna inversión en el país.
Así, tras la reciente quita -o reducción- de las retenciones para el campo y en medio de la ‘fase 2’ del plan macroeconómico del presidente Javier Milei, los productores agrícolas se muestran más confiados respecto a las intenciones de invertir en activos fijos, como maquinaria, compra de tierras, cabezas de ganado, capacidad de almacenamiento y bioenergía.
Este dato surge del relevamiento de Confianza del Empresario Agropecuario (ICEA) que realiza la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola, más conocida como Movimiento CREA. La mejora estuvo enteramente explicada por la evaluación de las condiciones presentes, dado que las expectativas a futuro se mantuvieron estables.
De hecho, el índice de confianza, que se construye a partir de las opiniones de los empresarios que integran el Movimiento CREA en relación a la economía nacional, sectorial y al contexto financiero y económico empresarial, se ubica en su nivel más alto desde 2017 y muestra el segundo incremento consecutivo en la medición de julio, según datos de la organización.
Mejores condiciones climáticas, sinceramiento del tipo de cambio, menor presión impositiva, incentivos a la inversión, así como también para la incorporación de tecnología, fueron algunos de los factores que, de cara al futuro, influyeron en el optimismo de los productores del sector.
No obstante, aún hay ciertas dificultades a las que se enfrenta el sector ya que el porcentaje del precio internacional que percibe el productor es del 52% en el caso de la soja y del 65% en del cereal. Así, el nivel de precios como el contexto local (marcado por la política cambiaria y tributaria) condicionan la competitividad del negocio agrícola.
Es así que las retenciones y un tipo de cambio especial para las exportaciones de granos son los dos grandes puntos que están sobre la mesa de discusiones desde que asumió el Gobierno. De hecho, en su visita a la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional que se realizó en julio en el predio de Sociedad Rural, Milei reconoció que su gestión quiere que «el campo esté en el centro de este nuevo contrato social», a la vez que aseguró el fin del cepo y los derechos de exportación.
«La presión tributaria argentina no sólo está dada por el impacto de los derechos de exportación, sino también por su burocracia y otras imposiciones. En ese sentido, el diferencial de alícuotas de IVA en las empresas CREA representa hoy en promedio un capital inmovilizado de 16.700 $/ha (equivalente a u$s 18/ha)», expuso el documento.
A su vez, en el marco de la crítica situación heredada, «el esquema económico es todavía de transición e impone costos sobre el sector exportador en general y sobre el sector agropecuario en particular. En efecto, el tipo de cambio se aprecia como una de las anclas antiinflacionarias al mismo tiempo que siguen vigentes tributos sumamente distorsivos como los derechos de exportación o el Impuesto PAIS», expone el documento.