José de San Martín y su deseo de ser agricultor

José de San Martín dejó la huella en su comunicación epistolar, de cuanto amaba la vida en el campo, deseo que lo movilizaba para pasar su retiro en Mendoza. Un aspecto que muy pocos historiadores destacaron.

El historiador Roberto Elissalde, vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación, realizó varias notas sobre San Martín y otros protagonistas de la historia. Refiriéndose a la vida del Libertador, escribió que éste se instaló en Bruselas a fines de 1824. Viudo, viajó a Europa, en un exilio voluntario, con la idea de permanecer unos años debido a que tenía pensado, en primer lugar, la educación de su hija, que era muy pequeña, además, para alejarse de la inestabilidad política que hasta ese entonces reinaba en el Río de La Plata.

Para ese entonces, cultivaba una grata amistad con el general Bernardo O´Higgins (uno de los protagonistas de la Independencia de Chile) cuando le escribió diciéndole: “Lo barato del país y la libertad que se disfruta me han decidido fijar mi residencia aquí hasta que finalice la educación de mi niña regresaré a América para concluir mis días en mi chacra y separado de todo lo que sea cargo público, y si es posible, de la sociedad de los hombres”.

Al referirse a la chacra, lo hace como propietario de “Los Barriales”, llamado de esa manera por ser un lugar bajo y anegado en las afueras de la ciudad de Mendoza. El terreno fue donado por el gobierno en 1816, antes de la partida del ejército libertador. Ese lugar era para San Martín como “su lugar en el mundo”, ya que abrigaba esa esperanza de pasar sus días en el paisaje rural, viviendo como chacarero y hombre de campo.

En aquellos años, la población de “Los Barriales” (en la actualidad ciudad de San Martín) tenía entre sus chacras la que perteneció al Libertador, quien le encargó al agrimensor chileno José Herrera la mensura de los terrenos y el trazado de una acequia para dotar de agua a la zona y estimular el establecimiento de colono. Las tierras tenían una extensión de cincuenta cuadras y a su hija Mercedes le habían adjudicado otras doscientas.

Como no podía ser de otra manera, en el año 1817, San Martín se dirigió al gobernador y al Cabildo de Mendoza, expresando su agradecimiento «por haber sido beneficiado con una finca en recompensa de mis pequeñas, y debidas fatigas por la libertad de Chile; he creído que debía aliviar las de ese heroico pueblo, asignando la tercera parte de sus productos para el fomento del Hospital de Mujeres en esa capital, dotación de un vacunador, que corriendo la provincia, le libere de los estragos de la viruela. Aún no se sabe a qué asciendan sus frutos. Tendré la satisfacción de avisarle a V.S. oportunamente».

San Martín tuvo muchos planes para la construcción de su chacra, y a la vivienda allí emplazada, a la que llamaba su “Tebaida”, propiedad que habitó desde febrero a noviembre de 1823. En octubre de 1818, ante escribano, firmó un poder de administración de la chacra y otros bienes a favor de su capataz Pedro Moyano. Al año siguiente, ante el notario manifestó que, «debiendo ausentarse de esta capital, dejando en ella intereses, bienes muebles y raíces, le es indispensable dejarlo todo a cargo y administración de un sujeto de su confianza y teniendo en la de don Pedro Núñez, natural y vecino de ella, quiere Su Excelencia otorgar un documento que conste por él».

En el mismo escrito, ante su eventual fallecimiento, San Martín lo nombraba su albacea, y en prueba de la estima y confianza que le dispensaba agregó: «Ruega a su referida esposa (Remedios de Escalada de San Martín), que no sólo debe permanecer dicho Núñez en la administración de la Hacienda por el término de la contrata, sino que suplica a dicha señora, que en lo sucesivo permanezca siempre en la administración de la expresada Hacienda, por estar cerciorado de su honradez y buena comportación».

San Martín tuvo un noble gesto para con su amigo el general Tomás Guido al obsequiarle “cincuenta cuadras de tierra de su propiedad, en la Villa Nueva de San Martín, con todas sus entradas y salidas, aguas, usos, costumbres, derechos y servidumbres».

Según refirió Elissalde, un viajero inglés llamado Robert Proctor, pasó en aquellos años por Mendoza y escribió que el prócer “llevaba una vida muy tranquila, residiendo habitualmente en una propiedad suya a ocho leguas de la ciudad, que estaba mejorando rápidamente. Parecía muy apegado a Mendoza como los habitantes lo eran a él y, sin duda como este lugar fue el punto donde comenzó su brillante carrera, érale el más querido».

En cada comunicación epistolar con sus amigos, tales como, Bernardo O´Higgins, Gregorio Gómez y Tomás Guido, les comunicó sus intenciones de retirarse a la vida rural.

Existen referencias sobre el amor con que se refería San Martín a la vida de campo: «Prefiero la vida que seguía en mi chacra a todas las ventajas que presenta la culta Europa». También proyectó «sí me dejan tranquilo, sentaré mi cuartel un año en la costa del Paraná, porque me gusta, y otro en Mendoza; yo pienso permanecer en Europa dos años más, tiempo que creo necesario para concluir la educación de mi hija; si para este tiempo las Provincias Unidas se hallan tranquilas, regresaré a mi país, para retirarme a mi Tebaida de Mendoza”.

Derrotero de «La Tebaida»: Chacras de Los Barriales, Museo Histórico Las Bóvedas
En 1871 la casa estaba abandonada y en ruinas por haber sido seriamente dañada por el terremoto del 20 de marzo de 1861. Las actuales instalaciones son la réplica de una antigua casona que el propio San Martín mandó a construir para pasar allí sus últimos años, con el humilde oficio de chacarero.

En 1905, uno de los tenedores de la finca llamado Ricardo Palencia hizo construir lo que hoy existe. Ubicada en un sitio a más o menos 200 metros del lugar del edificio primitivo, la actual construcción ha sido recientemente remodelada: posee dos amplias bóvedas hechas de madera, barro y cañas, unidas con tientos de cuero de vaca; es de estructura simétrica, rodeada de cuatro amplias galerías donde se exhiben objetos y máquinas agrícolas del siglo pasado y principios del siglo XX.

El lugar fue declarado “Lugar histórico” por Decreto Nacional 107.512 del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, debido a las gestiones de las fuerzas vivas de San Martín, en el año 1941.

Las Bóvedas es uno de los testimonios arquitectónicos y urbanísticos con vida propia en la región de Cuyo, obra que se levanta orgullosa en terrenos que están ligados a la vida del General San Martín. Constituyen, además, el casco de una explotación agropecuaria y comercial de principios de siglo. Como «Museo Histórico Municipal» abrió sus puertas el 5 de abril de 1976 con el material en calidad de préstamo o donación realizadas por vecinos de la zona.

En el año 2016 con motivo del Bicentenario de la fundación del Pueblo de General San Martín y en el marco del proyecto “San Martín, Tierra Elegida”, se procedió a realizar la refuncionalización y puesta en valor de esta institución cultural. Desde el año 2020 el Museo Histórico Municipal Las Bóvedas se encuentra bajo la órbita de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Gral. San Martín.

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