Los productores argentinos ya tienen pérdidas por US$ 2900 millones

Si bien la sequía y el estrés hídrico en Sudamérica ha dado sostén a los precios internacionales de los commodities agrícolas, desde la Bolsa de Comercio de Rosario indican que esto “no alcanza para compensar la caída en la producción”.

La jefa de Estudios Económicos en la Bolsa de Comercio de Rosario, Emilse Terré, en explicó que “la suba de precios no alcanza para compensar la caída en la producción”.

Por otro lado, la entidad sostiene que esta suba de precios no resulta suficiente para compensar la menor producción y los costos del sector productor. En rigor, describe que el ingreso bruto total esperado por hectárea sembrada perdió un 7% en el caso de la soja y un 10% en el caso del maíz, ponderando por la cantidad de hectáreas sembradas de cada variedad. Mientras que los costos totales, en tanto, tuvieron un aumento promedio de US$78 y de US$98 respetivamente.

Con estos números, Terré sostuvo: “Estamos en una situación muy difícil para el sector productivo. De una muy fuerte retracción en el ingreso, que incluso en algunos casos ya pasamos a rentabilidades negativas. Tal es el caso de los productores que hicieron maíz tardío o soja temprana. Esas dos variedades están teniendo perdidas, ya directamente los ingresos que van a obtener por su fecha no alcanzan a compensar sus costos”.

De acuerdo a los datos de la BCR, el productor que alquila perdió US$245 por hectárea de soja temprana y US$136 en el caso de la soja que sigue a un trigo u otro cultivo de invierno. En maíz, la caída del margen neto asciende a US$319 por cada hectárea destinada al grano de primera y US$312 por cada hectárea que sembró con maíz tardío.

En tanto, el productor propietario de la tierra ha perdido en términos netos US$139 por cada hectárea que sembró con soja de primera, y US$93 por cada hectárea que sembró con soja de segunda. En el caso del maíz la pérdida asciende a US$221 por hectárea que implantó con maíz temprano, y US$390 dólares por hectárea sembrada con maíz tardío.

Sin embargo, fuera del menor rinde con el que deberán costearse los insumos, impuestos y servicios para cada hectárea cosechada, la BCR remarca que debe considerarse el costo de implantación en las hectáreas que se sembraron, pero no serán trilladas como consecuencia de la pérdida total de plantas.

Según estimaciones de Guía Estratégica para el Agro ello asciende a 800.000 hectáreas en el caso de la soja, y 227.200 en maíz (computando sólo el incremento de área no cosechada entre las proyecciones de diciembre y enero, asumiendo que el resto puede reutilizarse para picado, silaje y otros). Sobre esta superficie se imputan como pérdidas el 70% del costo en insumos más siembra y pulverización en soja, y el 80% de los mismos en maíz (asumiendo que al no trillarse el resto de las erogaciones no se harán efectivas).

En definitiva estima “las pérdidas totales directas para los hombres y mujeres de campo como consecuencia del complicado estado de los cultivos ya ascienden a US$ 2900 millones a enero 2022″, sostuvo la entidad.

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