Alertan sobre el rendimiento del maíz «super tardío»

La realidad productiva actual en gran parte del territorio argentino es preocupante. Luego de fracasar casi todos los cultivos, los productores se arriesgan confiando en las precipitaciones.

Desde el INTA plantean que la posibilidad de implantar maíces super tardíos (siembra atrasada, respecto de las ventanas “de segunda” y “tardíos”), es viable para aquellos que necesiten arriesgarse para conseguir reservas forrajeras con vistas al invierno. Pero alertan sobre varios factores que inciden en el éxito o no de esta misión.

La campaña gruesa transita por un escenario complejo de sequía extrema y al centrarse la falta de agua sobre el trimestre octubre-diciembre, período asociado a aportes indispensables de humedad para los cultivos sembrados temprano o la posibilidad de recarga del perfil para el avance de la siembra tardía, se espera que la producción sufra mermas de rendimiento significativas.

Los pronósticos climáticos indican una probabilidad del 71% de establecimiento de un escenario climático neutral para el trimestre de febrero-marzo-abril, señalando que las lluvias tenderían a normalizarse en los próximos meses. Esto no implica, sin embargo, que alcance para revertir ni mejorar la situación del presente ciclo productivo ya que la mayoría de los cultivos se encontrarán definiendo rendimiento.

Un ejemplo en función de la fecha

Considerando el estado hídrico actual de los lotes del centro de Santa Fe (cuenca lechera), cualquier decisión requiere esperar lluvias significativas que permitan la recarga de perfil y disponer de humedad adecuada en la cama de siembra. Asimismo, “es de suma importancia extremar medidas para el uso conservacionista del recurso hídrico, es decir, definir qué cultivos podrían sembrarse, considerando el cierre de la ventana posible de siembra para la mayor parte de los cultivos estivales y las prácticas que se deben realizar para lograr la rápida cobertura del suelo y generar condiciones favorables para una buena infiltración y aprovechamiento del agua, evitando pérdidas por evaporación”, destaca la Ing. Lucía Rosetti, del INTA Rafaela.

Los maíces sembrados tardíamente son una alternativa para el centro santafesino, sin embargo, “tanto el elevado costo de la semilla como la disponibilidad podrían ser las principales limitantes de la elección de dicho cultivo. De igual manera, frente a cada situación particular, es de suma importancia analizar la factibilidad y el riesgo económico que implica realizar este cultivo”.

Dice la Ingeniera del INTA: “Los maíces denominados de tercera o muy tardíos pueden considerarse como una alternativa para lotes que salen de girasol o maíces tempranos. Sin embargo, en la medida que se retrasa la fecha de siembra la radiación disminuye durante el período crítico del cultivo y el llenado de grano, lo que limita el establecimiento de los granos, la tasa de llenado y, en consecuencia, el rendimiento. Esto se ve reflejado en mermas de rendimiento por cada día de retraso”.

Otro aspecto a considerar para las siembras tardías es “el destino del cultivo”, si es para picado o cosecha de grano, en este último caso, también se deberán seleccionar maíces de rápida tasa de secado y buena sanidad de espiga, sugiere Rosetti.

Una recomendación al decidir sembrar tardíamente, es “optar por un planteo defensivo a la hora de elegir la densidad de siembra, es decir, una reducción ajustada al ambiente esperado, seleccionando un híbrido que sea estable y adaptable al ambiente y con una reducción en el uso de insumos (fertilizantes)”.

El consejo técnico

Frente al escenario climático actual, algunos aspectos a considerar para decidir una posible siembra de maíz tardío en la presente campaña son: Esperar lluvias que aseguren no solo humedad para la germinación, sino que permitan la acumulación de reservas del perfil; Extremar medidas que optimicen el aprovechamiento del escaso recurso hídrico que se dispondrá; Retrasar la posible siembra hasta una fecha que permita llegar a la madurez fisiológica del maíz; Considerar el destino de uso (pastoreo, reserva de forraje o cosecha de grano) para la elección del cultivar; y Ajustar el manejo al ambiente y resultado probable esperado: densidad y nutrición.

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