En el Laboratorio de Genética Forense Animal del Instituto de Genética Veterinaria de la UNLP se analizan muestras de carne y de animales para comprobar si fueron robados. Es uno de los centros pioneros en el mundo.
Hasta que en 1999 el Laboratorio de Genética Forense Animal de La Plata comenzó a utilizar una técnica de identificación genética para descubrir animales robados, el robo de carne y el abigeato eran dos delitos difíciles de comprobar. El Laboratorio, que depende del Instituto de Genética Veterinaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), trabaja a pedido de la Justicia.
“Con dos muestras analizamos los ADN y comparamos, y vemos si los dos perfiles genéticos son del mismo animal, y decimos si efectivamente la carne pertenece al animal robado”, explicó Guillermo Giovambattista, jefe del Laboratorio e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Se refiere, en casos de robo de carne, a la sangre de un animal que puede quedar en el sitio donde fue faenado.
Cuando alguien se apodera ilegítimamente de una o más cabezas de ganado mayor (bovino o equino) o menor (ovino, caprino o porcino), en establecimientos rurales o mientras se da el transporte, está cometiendo un delito de abigeato. La pena es de dos a seis años de prisión.
Para Giovambattista, que desde la Facultad de Ciencias Veterinarias es parte del Programa Provincial de Prevención del Abigeato, el robo de carne tiene un impacto económico sobre el productor, “pero además hay todo un problema de salud pública y salud animal, porque se está comercializando alimento sin ningún tipo de control”.
A través de análisis de ADN y de biología molecular, él y sus científicos de la UNLP resuelven casos de carne robada y les dan herramientas a los fiscales para identificar a los ladrones. La mayoría de los casos ocurren en la provincia de Buenos Aires: en Dolores, Chascomús, Madariaga, Azul, Tandil, Olavarría y Tres Arroyos.
Según informa el CONICET, el Laboratorio también realiza pericias de casos de dopping positivo en carreras de caballos –a través de análisis de orina–, análisis de alimentos presuntamente adulterados, certificación de alimentos para exportación y pericias en casos de tráfico ilegal y caza de animales en riesgo.
“Somos el laboratorio pionero de Argentina que hace genética animal”, dijo Giovambattista. Su equipo (que hoy está compuesto por 20 personas, entre veterinarios, bioquímicos, biotecnólogos, biólogos e informáticos) comenzó a trabajar cuando todavía en el mundo casi no existía la genética forense animal; por entonces, sólo se hacían análisis de genética forense de humanos. “Lo que hicimos nosotros fue un desarrollo para poder aplicarlo en animales. En paralelo, comenzó a desarrollarse la genética forense animal en el mundo”.
Ahora hay alrededor del mundo unos 20 laboratorios que hacen trabajos de genética forense animal. El Comité Internacional de Genética Forense Animal está formado por científicos de Estados Unidos, Alemania, Sudáfrica, Australia, Brasil, Uruguay y Argentina.