En un escenario de mejores rindes de cosecha, expertos del mercado inmobiliario entienden que el mercado se moverá fuerte. Las claves del negocio.
Así como en el mundo de las finanzas se observa con expectación la evolución de las políticas que está poniendo en juego el Gobierno de Javier Milei y la chance de definir cambios de base en el Legislativo se convierte en un elemento central para quienes definen el rumbo de las inversiones, en el mercado inmobiliario rural también le toman el pulso a la macro sabiendo que de ese resultado habrá mayor o menor ofertas de lotes a la venta.
Por primera vez en con un stand propio en Expoagro, la firma Nordheimer, especializada en la compra y venta de campos y estancias con casi 50 años en el negocio, hizo un pantallazo del sector, entendiendo que “es un momento propicio para quienes decidan ampliar sus inversiones productivas tanto en Argentina como en los países de la región”.
“Uno siempre repite la misma frase: ‘hay que aprovechar la oferta de campos en la Pampa Húmeda mientras haya oferta’”, sintetiza Federico Nordheimer –segunda generación al frente de la inmobiliaria que lleva su apellido con base en la Ciudad de Buenos Aires- sobre la impronta del mercado de venta de hectáreas actual.
“Se produce una asimetría respecto de cómo evoluciona el mercado de insumos y maquinaria para el campo. La sequía no suele golpear la banda de precios de los lotes. Sobre ciclos secos siempre hay revancha y la tasación de un campo se establece en torno a la característica del suelo, las perspectivas sociopolíticas y el precio de los commodities”, expuso el empresario.
“Estamos en un escenario de precios de commodities a la baja, pero ante un horizonte de estabilidad en lo que a políticas agrarias se refiere. O al menos eso parece estar intentando el Gobierno. Si lo que sobreviene es un panorama con menos sobresaltos y menos cambios de reglas repentinos para el ámbito rural, entonces es probable que la oferta caiga. De ahí es que aconsejamos que el que esté decidido a adquirir campos en la región núcleo y sus alrededores, lo haga ahora”, indicó Nordheimer.
El experto en tasaciones rurales fue enfático al declarar que “los campos de la pampa húmeda son los mejores del mundo y no siempre hay oferta. Venimos de un ciclo con precios bajos de los granos y una macro descontrolada que derivó en que muchos productores y muchas familias ligadas al agro se hayan desprendido de lotes en busca de mayor tranquilidad. Esa oferta persiste hoy”, acotó.
La dinámica de precios está lejos del récord de valores por hectárea que se detectó en 2011, momento en que se tocó un techo. “Los valores de entonces se desplomaron un 30%, luego se recuperaron los precios y hoy respecto de la referencia de 2011 estaremos en importes un 20% abajo”, describió el inmobiliario.
En la vereda de la demanda, una dinámica de mejores rendimientos tras los períodos encadenados de sequía extraordinaria expone un estímulo importante para el sector inmobiliario. “Hay dos tipos de compradores. El perfil de negocios que decide meterse en el ambiente agropecuario como estrategia para diversificar inversiones y el productor que busca ampliar el horizonte tanto en nuevas regiones o en distritos que ya conoce, con los que ya está familiarizado. Este último encuadre es el que entendemos puede potenciar su demanda ahora si es que obtiene buenos rindes con una cosecha que sabemos viene en franca mejora. Por lo pronto en la región central del país, donde se ubican los mejores perfiles de tierra va a encontrar opciones interesantes para la adquisición de nuevas superficies”, postuló Nordheimer.
Justo antes de la pandemia, la familia dedicada a los bienes raíces agropecuarios decidió ampliar el espectro de oferta y abrió el juego a los países limítrofes, una variante que está en un proceso de aceptación por parte del inversor argentino.
“Desde 2019 para acá empezamos a comercializar campos en Uruguay y Paraguay básicamente y hay interés de los productores nacionales. Entendemos que si se mueven las inversiones en ladrillos en los países limítrofes, podría ser aún más tentador para un ruralista con algo de margen invertir en tierras productivas con una tasa de riesgo menor, ya que siempre observamos el mismo fenómeno: los campos que se compran siempre se terminan alquilando por lo que existe una renta segura si es que uno prefiere no trabajarlos”, puntualizó.