Según un estudio de la Fundación Mediterránea, un trabajador con sueldo promedio puede comprar los mismos kilos de carne que en 2002. Los motivos están ligados a la pérdida del poder adquisitivo y la suba del precio de la carne en los últimos años.
En 2021 el precio de la carne vacuna le sacó una amplia ventaja a los salarios que quedaron estancados producto de la inflación (51,4%). El poder adquisitivo, medido a través de los kilos de carne vacuna que puede comprar un salario medio del sector privado, arroja valores similares a los de 2002 y 2003.
Según un estudio realizado por el economista del IERAL de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, en junio pasado una persona podía comprar 99 kilos de carne vacuna, que era la misma cantidad que un trabajador con sueldo promedio podía adquirir hace casi 20 años atrás en medio de la salida de la convertibilidad y de la crisis que se desató en 2001.
Según especificó Garzón, esa caída se acentuó en ambos sentidos, en razón del “incremento del valor de la carne y el retraso de los salarios de los últimos años”. De acuerdo con el estudio presentado en un evento virtual organizado por la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) y la Asociación de Frigoríficos e Industriales de la Carne (AFIC), en junio hubo un piso casi histórico, ya que solo se podían comprar 99 kilos de carne vacuna con un salario promedio por trabajador. “El único año en el que se registraron valores tan bajos fue en 2003, también con 99 kilos. De ese piso se volvió a recuperar algo en julio, que pasó a 101 kilos y que está ligado a la baja al consumidor”, indicó el economista.
Para agosto pasado los valores pudieron recuperarse lentamente y se podían comprar 106 kilos de carne bovina, una cifra muy similar a la registrada un par de años después de la crisis del 2001, ubicada en torno a los 107 kilos en 2002. Garzón también aclaró que en lo que va de este año un trabajador puede comprar apenas 105 kilos de carne vacuna con un salario promedio del sector privado formal, en contraste con los 127 kilos del promedio anual observado en 2020.
“Tenemos un aumento importante de la carne a nivel consumidor, contra una inflación del 52%. Los salarios han perdido contra la inflación, eso hace que la brecha se amplíe más. Tiene que mirarse a nivel mundial que, en definitiva, el problema de la Argentina son los bajos salarios, si hay dificultades de acceso al producto no es porque estén caros en este momento sino porque no se están generando suficientes ingresos para acceder a ellos”, puntualizó Garzón.
Este tipo de mediciones se hizo en distintos años y contextos económicos y sociales a lo largo del tiempo. Entre 2017 y 2018 un salario promedio equivalía a 159 kilos y 156 kilos de carne, respectivamente, ese último año ya comenzaba a reflejarse una merma. Tanto es así que en lo que va del 2021 ya se perdieron 22 kilos respecto del dato relevado en el 2020 y 34 kilos respecto del 2019.
En esa línea, sostuvo el especialista, que el precio al consumidor está alto respecto del poder adquisitivo de los trabajadores, pero si este valor se compara con los países de la región, en la Argentina la carne no es cara. “Si castigás mucho a la cadena para que bajen los precios de la carne o la hacienda desalentás la producción y en pocos años tenés los precios de vuelta, se genera el efecto contrario que ya se vio en el ciclo 2006-2010″, advirtió el experto.