Los drones hexacópteros (con seis hélices) de Flash Forest (bosques relámpago o FF) ya hicieron la experiencia. Sobrevolaron campos incendiados, disparando a la tierra vainas de semillas (‘seed pods’) de coníferas nativas, para ayudar a restaurar el hábitat natural de las aves y otros animales de la región.
La capacidad de estos ‘drones’ es equivalente al trabajo manual de diez personas sembrando al estilo tradicional, es decir excavando el terreno con palas y sembrando en los huecos las semillas que llevan en bolsas, dejando caer las vainas de semillas o disparándolas con un pequeño cañón neumático desde poca altura, para que queden mejor enterradas.
Estos drones pueden plantar las semillas automáticamente siguiendo un recorrido programado sobre un área geográfica determinada con el objetivo de reponer parte de los 13,000 de millones de árboles que pierde nuestro planeta anualmente.
Cuando esta tecnología esté a punto, la empresa tendrá como objetivo máximo plantar 100,000 vainas de semillas de árboles por día utilizando una flotilla de ‘drones’ controlada por un solo operador.
“Nuestro objetivo es plantar 1,000 millones de árboles para el año 2028”, destacan en su web. “Cada año, nuestro planeta pierde 13,000 millones de árboles y recupera menos de la mitad. Nuestro objetivo consiste en curar los pulmones de nuestro planeta”, destacan.
Contra el cambio climático
Para la empresa de drones FF, plantar árboles es la forma más rápida y económica de capturar el dióxido de carbono (CO2) que liberan las acciones antrópicas a la atmósfera y que son las responsables del aumento de la temperatura global del planeta. Cada árbol absorbe unos 18 kilogramos de CO2 al año y la idea de FF es conseguir revertir ese impacto medioambiental.
“Hay muchos intentos en el mundo para abordar cómo solucionar la deforestación e impulsar la reforestación, y deben protegerse los bosques existentes mientras se plantan nuevos árboles, pero eso no está funcionando bien, cada año se siguen perdiendo millones de árboles”, señala Angelique Ahlstrom, cofundadora y directora de estrategia de FF.
Ahlstrom considera que los “drones reforestadores” no pueden abordar por sí solos el problema de la deforestación, pero pueden ayudar a restaurar algunos de los bosques que ya se han perdido.
Señala que aprovecharán las nuevas tecnologías para restaurar ecosistemas enteros y acelerar la tasa mundial de reforestación, replantando árboles a ritmo rápido en áreas donde hubo cosechas o incendios forestales.
La compañía ha efectuado, desde el verano de 2019, varias pruebas en distintas áreas forestales de Canadá mediante la plantación automatizada miles de vainas de semillas de distintas variedades de abetos, pinos, arces y abedules, llegando al récord de plantar 165 árboles en tres minutos con un solo dron, señala.
Cómo funciona
Cuando comienzan a trabajar en un sitio, FF envía drones de mapeo (cartografiado) para inspeccionar el área e identificando los mejores lugares para plantar en función del suelo y las plantas existentes.
Después, una flotilla de drones deja caer con precisión sobre el terreno las vainas de semillas, envueltas en una mezcla que, según la compañía, posibilita que las semillas germinen semanas antes de lo habitual y almacenan humedad, permitiendo que las plántulas sobrevivan y maduren incluso con meses de sequía.
En terreno montañoso o en los bosques de manglares, los drones utilizan un dispositivo neumático que dispara vainas de semillas enterrándolas más profundamente, lo que le permite plantar en áreas más difíciles al que los plantadores humanos no pueden acceder, según Ahlstrom.
Luego, la compañía envía sus drones periódicamente durante meses, para seguir el progreso de las plántulas y, en caso de no haya prosperado el número de árboles suficientes como para absorber el volumen previsto de CO2, regresan a esa misa zona para plantar más árboles y alcanzar los objetivos.
En los estudios controlados de plantación se han registrado altas tasas de supervivencia de árboles plantados y FF espera poder reproducirlas en entornos del mundo real.