El campo, entre protesta y expectativas

En medio de una sequía cruel que se ha llevado el rinde de los cultivos, el campo debate su futuro.

En las últimas horas se confirmó que la Federación Agraria Argentina organizará en las próximas semanas una marcha con productores en la Capital Federal. El epicentro podría ubicarse en el Congreso o en Casa de Gobierno. Como sea, será una nueva convocatoria en la que el campo reclamará por políticas productivas que incentiven el desarrollo para que el agro pueda expresar con más fuerza su potencial.

La convocatoria que los federados realizarán no será la única. Porque los productores autoconvocados de tres distritos locales de AAPA (Asociación Argentina de Productores Agropecuarios), San Nicolás, Ramallo y Pergamino, se manifestarán este lunes, desde las 8, en el cruce de la ruta 188 y ruta a La Violeta, en Guerrico, norte bonaerense. Allí recordarán el conflicto de 2008 por las retenciones móviles, de cuyo inicio este sábado se cumplieron 15 años. Además, analizarán los pasos a seguir.

Además, trascendió que AAPA tiene pensado iniciar un cese de comercialización de los productos del sector, a lo que se podrían sumar cortes en la rutas, entre una batería de medidas, ante lo que consideran una falta de atención y accionar por parte del gobierno nacional.

Todo esto ocurre mientras la Bolsa de Comercio de Rosario acaba de confirmar que el déficit de lluvias por tercer año consecutivo, las olas de calor y las heladas (tardías y tempranas) ya le quitaron a los cultivos de soja, trigo y maíz ingresos por u$s14.140 millones. Según la entidad bursátil, “las pérdidas totales para la actividad económica nacional ascienden a u$s19.000 millones” lo que representa 3 puntos del PBI estimado para el año 2023. De este modo, la sequía habría erosionado los ingresos del fisco estimados para la campaña en un total de u$s6.056 millones.

Con este panorama, parece difícil encontrar buenas noticias en el sector agropecuario, sin embargo, una de las características del productor argentino es la resiliencia, y con mucho optimismo buscar la manera de salir adelante. Hay años mejores y otros peores, momentos en los que es necesario refinanciar deudas o arriesgar con mayor inversión, pero cada productor sabe que en pocas semanas volverá a apostar en su tierra y con mucho esfuerzo iniciará la siembra del trigo que -lluvia mediante- promete ser una buena oportunidad para levantar cabeza.

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