Si hay algo incómodo de tratar es la influencia que tienen los impuestos y la inflación sobre el precio final de los distintos alimentos que llevamos a nuestras mesas. Una economista, Iris Speroni y una fundación, desnudan dos de los temas más incómodos para la política: los impuestos y la inflación.
POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO-
Cuando uno toca el tema de los impuestos, ya no sobre los alimentos, sino sobre cualquier cosa, enseguida suele ser acusado de “liberalote” o peor, de oligarca. Una actitud que se denomina “falacia ad hominen”, es decir refutar lo dicho desacreditando el argumento con una acusación ideológica o personal. Lo cierto es que solo se está haciendo una descripción de la realidad en la idea de advertir que hay políticas, en este caso las tributarias y económicas, que deberían ser, como poco, revisadas.
Al margen del “qué dirán”, lo importante es explicar lo que está sucediendo con el peso que tienen los impuestos en la composición del precio final de los alimentos.
Hace unos días, la Licenciada en Economía Iris Speroni, escribió una nota que refleja muy bien esta problemática. En la misma expuso que “La mitad del precio de los alimentos está constituido por impuestos”. En tal sentido Speroni explicó que “Un paquete de galletitas paga un IVA de 21%. Además, paga impuesto a los ingresos brutos por 5% e impuesto al cheque por 0,6%”. Por lo tanto ese simple paquete de galletitas paga 26,6% de impuestos.
Pero la cosa no termina allí, porque la economista también explica que “el almacén le compró la caja al mayorista. Así que pagó 5% de Ingresos Brutos (IIBB) y 0,6% de impuesto al cheque. El mayorista entregó las cajas con galletitas. El gasoil del flete paga 55% de impuestos, entre internos y los mencionados. Pero además le compró al molino, abonando IIBB, impuesto al cheque y adelantando IVA… El molino a su vez tuvo que comprar el trigo, la electricidad y todos los insumos correspondientes, también abonando IIBB e impuesto al cheque”.
Sintetiza la Lic. Speroni que “el costo del total de impuestos sobre las galletitas supera el 50%. Sin embargo, eliminar los impuestos a los alimentos, combustibles y energía eléctrica no está en la agenda de nadie”.
La inflación
Por su parte, el equipo de economistas de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), esta semana publicó lo que denominaron el “Changódromo edición Desayuno”, un trabajo pormenorizado que analiza cómo la inflación golpea a los argentinos desde el mismo momento en que se dispone a desayunar.
En el estudio, FADA, analizó la inflación entre los años 2017 a 2021 y demostró que en estos últimos cuatro años perdimos 132 tazas de leche, 33 kilos de azúcar, 47 kilos de naranjas, 17 paquetes de manteca, 15 kilos de pan y 20 potes de dulce de leche. Ocurre que la inflación golpea apenas despertamos.
En este sentido, Natalia Ariño, economista FADA indicó que “En esta ocasión planteamos una comida específica, la primera del día. Comprar los mismos productos para preparar el mismo desayuno que en 2017 nos costaba $287, hoy nos cuesta $1.171. Así nos afecta la inflación, hace que esos billetes que tenemos en el bolsillo nos alcancen para muchos menos productos».
El caso de la leche
Creo que podemos coincidir en la importancia que tiene el consumo de leche tanto para chicos como para adultos mayores. En este caso puntual, FADA demostró que en 2017, con 1000 pesos, se podían comprar 44 sachet de leche y que hoy día, con esos mismos 1000 pesos solo se pueden comprar 11 sachet de leche. Es decir, en solo 3 años hemos perdido el poder de compra de 33 sachet de leche. Algo así como 132 tazas menos.
Se podría seguir analizando producto por producto, pero la ecuación es más o menos la misma, se perdió poder adquisitivo, ahora se pueden comprar menos alimentos. La inflación licuó el valor del billete.
El peso de los impuestos y la inflación, que anualizada se prevé en 48,2%, está afectando el consumo de los productos básicos. Otro dato no menor, Argentina tiene la segunda inflación más alta de toda Latinoamérica detrás de Venezuela que posee un 2700% anual. Pero la tercera la posee Brasil con solo 8% anual, esto nos da una idea que quienes estamos haciendo las cosas mal somos nosotros.