El plan del ultrakirchnerismo para cambiar la producción agrícola local

En medio de los efectos de la sequía, militantes del ultrakirchnerismo quieren que el campo se comprometa a cambiar su modo de producción para enfrentar al cambio climático. Los ejes de la propuesta.

El ultrakirchnerismo viene siendo muy crítico de las medidas que el Gobierno tomó para darle incentivos al campo, la manera de liquidar la producción agropecuaria e ingresar los dólares a la Argentina, como por ejemplo las distintas versiones de «dólar soja» o los recientes subsidios y beneficios a los productores afectados por la sequía.

Aunque a nivel dirigencial todo el kirchnerismo acompañó al ministro de Economía, Sergio Massa, sus militantes más ultra piden un compromiso de los productores y entidades que representan al «campo» para luchar contra el cambio climático, en función de los incentivos que recibe la agroindustria argentina para contrarrestar los efectos de la sequía, mezclando empresas agroexportadoras con productores chicos, medianos y grandes. Una gran mescolanza.

En este marco, el espacio ultra K «Soberanxs», conformado por la ex embajadora Alicia Castro, el ex ministro de Economía Amado Boudou y el ex gobernador de Buenos Aires Gabriel Mariotto, entre otros, lanzó una «Propuesta de acuerdo de agroproducción con restauración ambiental para enfrentar el cambio climático».

Soberanxs identifica que el actual modo de producción agropecuaria es responsable del cambio climático y que la sequía de los últimos tres años (2020-2023) en la Argentina es una manifestación de ello.

«A partir de la década de los 90 se instala en Argentina un modelo agrícola sustentado con un paquete tecnológico basado en organismos genéticamente modificados (OGM) y sustancias químicas sintéticas como fertilizantes y plaguicidas (agroquímicos). Este modelo ha generado una transformación completa con consecuencias socioambientales profundas en la salud humana y los ecosistemas, así como en las culturas y economías locales», expresa el documento.

Creen que el modo de producción del campo provoca sequías

Para los militantes ultra K, el consumo intensivo de fitosanitarios y fertilizantes tienen como correlato que «ríos, lagunas y humedales se vean degradados en estructura y funcionamiento por la contaminación y el avance desmedido de la frontera agrícola».

En el documento destacan que «Este modelo agroproductivo no produce alimento de manera directa en Argentina y lejos de resolver la crisis alimentaria y la pobreza, se expandió rápidamente por los precios internacionales de los commodities (como la soja) que son destinados en su gran porcentaje a biocombustibles y alimentos de ganado en países del Hemisferio Norte y Asia», lamentan.

También el espacio político de Amado Bodoux dice que «En nuestra región, este modelo profundiza la concentración de la tierra y de la riqueza, la contaminación de aguas superficiales y subterráneas y la degradación de suelos con destrucción de la biodiversidad y otras funciones ecosistémicas, además de impactos en la salud pública».

Por todo esto, los militantes que integran Soberanxs -gran parte de ellos dirigentes o ex dirigentes del Frente de Todos que no encuentran representación en Alberto Fernández, sino que son más cercanos a Cristina Kirchner- propusieron que ante la solicitud de subsidios y ayuda económica de los productores al Estado nacional, tengan compromisos con objetivos de corto, mediano y largo plazo para combatir estos efectos del cambio climático.

En definitiva la gente de Soberanxs quiere que el campo se comprometa a reducir en un 30%, «al menos», el uso de «plaguicidas y fertilizantes sintéticos en los próximos tres años, excluir como insumo agrícola los plaguicidas de banda roja, no avanzar sobre los humedales y reforestar el 30% de la superficie de bosques nativos perdidos en los últimos 25 años», entre otras medidas.

El documento de Soberanxs fue difundido en Twitter y amplificado por Alicia Castro, ex embajadora argentina en Venezuela y Gran Bretaña, que había sido designada para ir a Rusia en 2020 pero renunció en disconformidad por la condena de la Argentina a Venezuela en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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