Así lo aseguran desde Meteo Salto, una cuanta de la red social X. La bomba de agua que cayó en Salto ha generado una inundación histórica. Además provocó que en solo 5 meses lloviese casi lo mismo que ocurre en un año normal.
En tanto, desde el INTA explicaron que, en un año normal, en el norte bonaerense suelen registrarse 1100 milímetros en promedio. Sin considerar mayo acumuló 256 mm de promedio entre marzo y abril. La situación, agobiante en muchos lugares porque no se puede entrar a seguir con la cosecha ni tampoco retirar lo ya recolectado, tiene también otro condimento: los anegamientos postergarán la siembra de los primeros lotes con trigo.
“Desde el jueves las lluvias en el partido de Salto acumularon un promedio cercano a los 300 mm, con registros que van desde los 200 mm en Berdier hasta los 360 mm en Inés Indart. Estos valores se suman a 130 mm caídos durante la primera quincena del mes. Es la primera vez, al menos en 103 años, que en mayo llueven más de 300 mm en el partido de Salto. Varios puntos incluso superaron los 400 mm”, contó Sergio Grosso, ingeniero agrónomo de Meteo Salto. Desde el 4 de febrero último, cuando se cortó la sequía de enero, en la zona llevan 942 mm.
“El río Salto también alcanzó niveles históricos: superó los 10 metros (10,20 metros al mediodía del sábado), batiendo el récord anterior de 9,60 m del 14 de abril de 2017. A la conocida tragedia urbana, demasiado repetida en nuestra ciudad, se suman ahora importantes daños productivos. Hay amplias zonas rurales anegadas, con cultivos aún sin cosechar. Queda por levantar aproximadamente la mitad de la soja de segunda, además de todo el maíz tardío y de segunda. Es difícil evaluar las pérdidas mientras el agua no se retire, pero todo indica que a las consecuencias de la sequía estival se le sumarán ahora los excesos hídricos otoñales”, describió Grosso.
Por su parte, desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destacaron que las lluvias dejaron más agua de la esperada en el norte bonaerense. “Estamos viendo una gran mancha por encima de los 160 milímetros en todo el nordeste de la región núcleo y, en particular en la zona de Pergamino, Rojas, unos acumulados que están muy por encima de los 220 milímetros; la situación es muy delicada”, comentaron.
En la Secretaría de Agricultura de la Nación tienen un informe que precisa que en la provincia de Buenos Aires los niveles de almacenaje hídrico siguen altos y detalla: “Las zonas afectadas abarcan los corredores de las rutas nacionales 5, 7, 8 y 9 con anegamientos y cortes de las rutas por agua en calzada y poblados aislados. El área corresponde a las Delegaciones Pergamino, Junín, Lincoln, Bragado y norte de la Delegación 25 de Mayo”.
Por la situación, que dificultó el desarrollo normal de la campaña de vacunación contra la fiebre aftosa, el Senasa “permitirá que los bovinos de los partidos o departamentos afectados puedan ser trasladados sin la vacunación previa obligatoria, siempre que esta se complete una vez que los animales arriben a su establecimiento de destino”.
José Luis Tedesco, productor, asesor y expresidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), señaló que Chacabuco tuvo estos días entre 320 y 350 milímetros, con algunos lugares donde también se habla de 370 mm. Hasta antes de estas precipitaciones allí tenían campos con napas freáticas a 3,5 metros de profundidad. Estos excesos hídricos representan, más allá de la posibilidad de que escurran por canales y drenajes, una chance de absorción por la capacidad de almacenaje que hay en los lotes.
Sin embargo, observó: “Las vías de drenaje, que no están funcionando bien o funcionan parcialmente, hicieron que se acumulara mucha agua; si hubiésemos tenido las vías de drenaje limpias y totalmente eficientes, seguramente la acumulación de agua hubiese sido mucho menor con esta ventaja que tenemos de que las napas estaban realmente muy bajas todavía”.
En la región, recordó Tedesco, tuvieron un evento similar en agosto de 2015 con unos 300 mm. “Lamentablemente nunca se resolvieron los problemas de drenaje que tenemos en la región pampeana. De hecho, el río Salado es un río con escasa pendiente, no tiene velocidad de escurrimiento. Y, lamentablemente, esas obras nunca se resolvieron.