La empresa correntina Avícola Santa Ana, dedicada a la producción de huevos desde hace 38 años, se encuentra en conflicto con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Todo comenzó el sábado 8, cuando el organismo nacional intimó a la firma a sacrificar 200.000 aves ante la detección de al menos 20 casos de gripe aviar. Desde la granja aseguraban que nunca se tomaron las muestras y los empleados acamparon para evitar la “matanza”.
El lunes 11, la justicia correntina suspendió la medida hasta que se presenten los informes “relativo a la extracción de muestras”. La idea era hacer una “contrapueba”, y ver los resultados.
En este marco, los 300 trabajadores de la empresa temían por su fuente de trabajo y se pusieron del lado de la avícola, incluso denunciando que las muestras tomadas, por lo que mostraban las cámaras de seguridad, estuvieron mal realizadas.
La empresa, por su parte, denunció que la medida zoosanitaria del Senasa carecía de fundamentación, poniendo en riesgo la actividad de la empresa. Es así que realizaron una presentación ante la Justicia a fin de que se frene la decisión tomada por la entidad sanitaria animal.
Poco después, el Juzgado Federal de 1era Instancia de Corrientes, aprobó el recurso de amparo presentado por la avícola y le dio al Senasa un plazo de 24 horas para que vuelva a realizar las pruebas que sustenten la medida del rifle sanitario que se disponían a aplicar.
La situación hoy
“La segunda muestra tomada a aves de la granja “Avícola Santa Ana” de Corrientes, dispuesta por orden de la Justicia Federal, dio resultado negativo a la presencia de Influenza Aviar según diagnosticó el Laboratorio Nacional del Senasa”, dice textual el comunicado oficial del Servicio Nacional de Sanidad Animal, fechado el viernes pasado.
Al margen de esta rectificación de la primera muestra, el Senasa destacó que mañana martes volverá a realizar otra muestra más de confirmación, pero que mientras tanto no tomará medidas sobre los animales encerrados.
Pero aquí hay algo que hay que destacar y es que Avícola Santa Ana, denunció que el Senasa se tomó revancha por el mal resultado de la segunda muestra y, no solo les prohibió vender su producción de pollos, sino que les ordenó destruir 360.000 huevos lo que representa una pérdida para la empresa de 26.000 dólares. Pero además les ordenó que no podían donarlos, por lo que los trabajadores publicaron un video denunciando, mientras los destruían, que esos huevos no representan riesgo sanitario alguno.
Al margen del escándalo, la empresa de Corrientes continúa con su denuncia judicial contra el Senasa y esperará los resultados de mañana, lo que no quita el papelón del ente sanitario nacional.