Historia de los últimos días de Buey trabajador

Cuando se piensa en la evolución de la agricultura, es fácil suponer que todo comenzó cuando la gente labraba la tierra con herramientas manuales, y de esos métodos primitivos se pasó al uso de caballos de trabajo y, finalmente, se inventó el tractor que terminó eliminando la tracción a sangre en las tareas de labrar la tierra.

Lo anterior es una verdad, pero a medias. Porque esa escalera evolutiva pasa por alto por completo un gran peldaño en la historia de la agricultura, a saber, el uso de los bueyes.

Los bueyes son bestias de carga que la gente ha utilizado durante miles de años y que todavía se utilizan hoy en día en los países en desarrollo. Por ejemplo, en la Gran Bretaña, los bueyes se utilizaron durante un período de la historia mucho más largo que los caballos y el papel que desempeñaron en la agricultura casi se ha perdido en la noche de los tiempos.

Quizás hayas oído hablar del rey Enrique VIII de Inglaterra y sus seis esposas. Lo que la gente generalmente no sabe sobre Enrique 8vo es que, en 1535, prohibió la cría de ponis, ya que deseaba fomentar la cría de caballos, en particular caballos que fueran lo suficientemente grandes y fuertes para el trabajo agrícola y fueran capaces de llevar grandes cargas para las batallas. El hecho de que esta ley existiera nos dice que los caballos grandes y pesados eran escasos en Gran Bretaña, y que la mayoría de los equinos británicos eran pequeños y habrían sido inútiles para el trabajo agrícola.

El programa de cría de Enrique VIII pudo haber sido útil para lograr caballos más grandes, pero sin la introducción de razas más pesadas todavía no se tenían caballos de porte para que sean útiles para la agricultura. Sin embargo, en el siglo XVII, los caballos de tiro llegaban a Gran Bretaña desde Europa, pero en poca cantidad, y se puede suponer que eran animales caros y reservado para propósitos militares en lugar de uso agrícola. No fue hasta el siglo XVIII que los caballos pesados se utilizaron para la agricultura, e incluso entonces, estos preciosos animales sólo habrían sido propiedad de los terratenientes más ricos.

En resumen, los caballos eran costosos y caros de mantener porque comían una gran cantidad de grano que los agricultores podrían haber utilizado para su propia alimentación o como alimento para animales que podrían engordarse para su alimentación. La ventaja que tenían los bueyes sobre los caballos era que eran mucho más asequibles y podían criarse a partir del ganado que ya poseía el granjero. Es prudente señalar ahora que el ganado vacuno y los bueyes son lo mismo; sólo que tendemos a utilizar los términos buey y bueyes para describir vacas o toros que trabajan para el hombre.

La mayoría de los bueyes de trabajo eran, de hecho, toros, porque las vacas generalmente se reservaban para criar terneros. Entonces, cuando la vaca de un granjero daba a luz a un ternero macho, el granjero tenía dos opciones: podía engordar al ternero y destinarlo a su alimentación o venta, o podía entrenarlo para usarlo para la agricultura y luego, después de su vida útil terminaban con destino de alimentación.

Sólo los toros más grandes, fuertes y amigables eran entrenados para ser animales de trabajo, pero los bueyes de trabajo podían seleccionarse de prácticamente cualquier raza de ganado. Se seleccionaban para el trabajo agrícola toros tranquilos, afables y de constitución fuerte, y cualquier otra cosa se utilizaba para carne. Como los bueyes solían trabajar en parejas, era importante seleccionar una pareja que fuera del mismo tamaño y que tuviera una forma de andar similar, para que trabajaran bien juntos.

Se dice que un par de bueyes podían hacer el trabajo de un gran caballo de tiro, pero se movían mucho más lento que los caballos. Sin embargo, a menudo se consideraba que una yunta de bueyes era mejor que un caballo para tirar de una carga muy pesada a baja velocidad, ya que su tiro era más constante que el de un caballo y sus pezuñas hendidas a menudo podían clavarse y agarrarse mejor que los de un caballo. A menudo se describe a los bueyes como mejores que un caballo para trabajar, aunque “a baja velocidad”.

Los bueyes casi siempre trabajaban en parejas y, a menudo, se les ve en equipos de cuatro, seis y ocho. Hace cientos de años, un granjero rico poseía varios pares de bueyes, en parte porque se necesitaban dos bueyes para hacer el trabajo de un caballo, pero también porque los bueyes son rumiantes y deben descansar en algún momento durante el día para poder rumiar. Los caballos pueden trabajar durante períodos más largos porque pueden detenerse, descansar un rato, ser alimentados durante los descansos y luego reanudar su trabajo. Entonces, aunque un granjero podía necesitar el doble de bueyes que de caballos para trabajar su tierra, los bueyes eran más asequibles que los caballos y podían transformarse en alimento al final de su vida laboral.

Buey contra caballo

Bueyes: Ventajas
*Más barato de comprar que caballos.
*Sobrevivirá con forraje de peor calidad.
*Se puede consumir al final de su vida laboral.
*Rara vez estaban enfermos o rengos.
*Podría derivarse de casi cualquier raza de ganado fuerte.
*Fue un buen uso para un ternero macho.

Caballos de tiro: Ventajas
*Trabajadores más rápidos.
*No es necesario descansar con tanta frecuencia como los bueyes.

Bueyes: Desventajas
*Se mueve más lento que un caballo.
*Requiere períodos de descanso más frecuentes que un caballo.

Caballos de tiro: Desventajas
*Caro de comprar.
*Requieren grano y forraje de buena calidad.
*Quedarse cojo o enfermo con más frecuencia

Aprovechando los bueyes

Hay relativamente pocas fotografías de bueyes trabajando la tierra, ya que en la época en que los bueyes eran algo común, las cámaras fotográficas no existían, y las fotografías que vemos aquí fueron tomadas al final del período en que los bueyes todavía estaban en uso. Las fotografías que tenemos en este artículo pertenecen a los historiadores ingleses Monty Larkin y David Rudwick, y cuando se estudian estas fotografías, que tienen más de cien años, queda claro que los bueyes eran ordenados y conducidos de una manera bastante diferente a los caballos.

Algunos bueyes estaban equipados con yugos, algunos llevaban collares, algunos tenían cabeceros y otros llevaban anteojeras, tal como esperaríamos ver en un caballo de arreo, y algunos bueyes no tienen bridas ni cabeceros, y parece que no llevan nada en su cabeza. Al parecer, los cabeceros no siempre eran necesarios en un buey, porque los bueyes generalmente no eran conducidos con riendas de la misma manera que los caballos. En cambio, eran conducidos por una persona (o personas) a pie, usando palos largos conocidos como postes, varas o aguijones para dirigir a los animales hacia la izquierda, la derecha y hacia adelante.

Historiadores de aquellas épocas, han explicado que existían muchos métodos diferentes para aprovechar los bueyes. Algunos ajustaban el yugo a los cuernos del buey, pero se afirma que esto dificultaba su movimiento y que es mejor que el yugo se asiente más cerca del hombro que sobre los cuernos o el cuello del animal. Los bueyes generalmente tenían cuernos, lo que significaba que no podían usar un collar que se deslizara sobre la cabeza como el collar de un caballo, por lo que la única forma de colocarle un collar a un buey era tener un collar que se pudiera abrir y cerrar. En este sentido, se pensaba que utilizar un collar para que el buey pudiera empujar la carga con los hombros era una idea superadora para poder hacerlos trabajar.

El fin de una era

Poco a poco, llegó el momento en que el ritmo de vida se empezó a acelerar. Las carreteras mejoraron y hubo una mayor necesidad de trasladar las mercancías a velocidades más rápidas. Esto, combinado con la presión para aumentar la productividad agrícola, determinó que los caballos comenzaron a reemplazar a los bueyes de trabajo.

Hubo un largo período de transición en el que los caballos se utilizaron para trabajos más rápidos, pero los bueyes continuaron utilizándose para trabajos lentos y para transporte pesado, pero gradualmente su uso fue disminuyendo y, en la década de 1850, el buey de trabajo se estaba convirtiendo en un recurso poco común.

Cuando se tomaron estas fotografías, habría sido una verdadera novedad ver una yunta de bueyes trabajando, razón por la cual los fotógrafos sintieron la necesidad de registrar esta tradición ya en sus últimas épocas de existencia.

A estas alturas ya no queda nadie vivo que recuerde la época en la que los bueyes eran habituales en la agricultura, y sólo nos quedan algunas pinturas antiguas de bueyes trabajando y estas pocas fotografías que representan a estas majestuosas criaturas trabajando la tierra.

Finalmente decir que todo lo anterior es parte de la evolución de la agricultura en la isla de Gran Bretaña (hoy Inglaterra, Escocia e Irlanda del norte e Irlanda del sur), porque en Sudamérica, hasta bien entrado el Siglo XX, los bueyes se seguían utilizando junto a los caballos.

Es más, los caballos se utilizaron hasta aproximadamente mediados de 1950, cuando aparece la fabricación nacional de tractores y junto a ello la mayor accesibilidad a los distintos modelos. Y otro dato interesante: según un trabajo del Conicet del año 1966, en el año 1930 en Argentina había casi 10 millones de cabezas de equinos, lo que supone que una gran parte de ellos eran utilizados para labores agrícolas y el mismo trabajo del Conicet destaca que en el censo agropecuario de 1974 apenas se llegaba a los 2,7 millones de caballos. Esto significa que la tractorización, eliminó la tracción a sangre en la agricultura local, quedando esta solamente para la agricultura de subsistencia en pequeñas parcelas de horticultura.

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