Según un análisis de la Universidad Austral, los precios en el país vecino se derrumbaron y por eso hoy a los industriales les conviene comprar afuera antes que pagarla más a nivel local. Aún así, la molienda sigue por el tobogán y la agroexportación advierte: «No sabemos cuál es el piso».
La palabra de Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de Industrias Aceiteras de la República Argentina y el Centro Exportador de Cereales (CIARA-CEC), retrata el momento del polo procesador de granos del Gran Rosario: “Tenemos en la actualidad un 73% de capacidad ociosa en las fábricas y se está trabajando a pérdida. No sabemos cuál será el piso”.
Incluso su testimonio confirma con lo planteado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). La entidad aseguró que “en el primer trimestre se molió un 30% menos de soja que en 2022, a pesar de que las importaciones se multiplicaron por tres”.
En este cuadro de situación la Universidad Austral sumó otra variante: un análisis de la casa de estudios plantea que se volvió más rentable “importar soja brasilera que comprarla localmente”.
Ante este panorama, en la actividad esperan a que el mes de mayo arroje un mayor volumen de ventas y crezcan los niveles de producción en el importante polo del crushing argentino, uno de los más destacados del mundo y del cual entre los empresarios comienza a crecer un temor de pérdida de competitividad en manos de Brasil.
LA MIRADA DE CIARA-CEC
“La agroindustria argentina en términos de cumplimientos de contratos, volúmenes y calidades es un país muy serio, ya que en los últimos 10 años no hay registros de objeciones, rechazos de ningún tipo de todo el complejo oleaginoso”, expuso Idígoras, vocero del sector empresarial.
En diálogo con La Red Rural (AM 910), Idígoras expuso que sin embargo, en el exterior “la mirada sobre la producción argentina también tiene como contrapartida la visión de los compradores acerca del rol del sector público”.
“Los compradores saben que Argentina tiene políticas públicas absolutamente imprevisibles, cuestionables y a veces hasta insólitas”, sostuvo.
“Somos ‘zafreros’, juntamos mucha soja en un mes y salimos a rematarla como harina y aceite al mes siguiente porque el Gobierno te obliga a pagar retenciones para recaudar, sino te penaliza”, agregó.
“Y eso lleva a que el producto argentino se caracterice en el Exterior de esa manera a causa de las políticas públicas que tiene. Nos ven imprevisibles. Brasil se está comportando de una manera distinta, con una política agroindustrial que empezó con el poroto de soja”, comparó.
“Brasil ya se comió a Estados Unidos, y ahora se va a comer a la Argentina. Va ser el primer exportador mundial de harina de soja este año y seguramente lo será pronto en aceite en un par de años”, afirmó. “En Argentina no hay interés en que seamos un país exportador”, se lamentó.
En la antesala a la última edición del dólar soja en la actividad se estipulaba con una liquidación de granos que iba a rondar las 10 millones de toneladas. “Hoy la situación cambió”, describió Idígoras.
“Las brechas siempre generan retracciones muy fuertes en el mercado de granos como en cualquier otro tipo de mercados en la Argentina. A la vez las condiciones de cosecha empeoraron y en simultáneo el mercado internacional no colabora con Argentina: Brasil inunda los mercados y Argentina está en un proceso descendente”, graficó.
Desde CIARA manifestaron que la sequía demoró todas las ventas de soja esperadas, pero que a la vez la calidad de lo conseguido dista mucho de lo que requiere el sector. “La calidad es muy cuestionable y hay una alta cantidad de granos verdes”, expuso.
“Veremos qué pasa en el mes de mayo, que sería el inicio formal de la comercialización. El Gobierno está monitoreando este tema no solamente día a día, sino minuto a minuto. Incluye al Banco Central”, sostuvo.
RÉCORD DE IMPORTACIONES
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario plantearon que “las importaciones (de soja) en el mismo período que el 2022 totalizaron 1,8 Millones de toneladas, con marzo tocando un récord histórico”.
“La industria del crushing de soja en nuestro país cerró un primer trimestre con 5,5 millones de toneladas procesadas, un 30% por debajo de las 8,1 Mt que se habían procesado en el mismo período del año previo. Tomando en consideración que Argentina cuenta con una capacidad de teórica de procesamiento en torno a los 70 millones de toneladas anuales, en el primer trimestre esta industria estuvo operando en niveles superiores al 70% capacidad ociosa”, afirmaron.
Los técnicos Javier Treboux y Emilce Terré sostuvieron que “de las 1,8 Mtn importadas, 1,4 millones de toneladas provinieron desde Paraguay, importaciones que llegan principalmente a través de la hidrovía Paraguay-Paraná”.
“Y unas 0,4 millones de toneladas provenientes de Brasil, que entran principalmente por buque este año. Esto representa más de tres veces lo que se llevaba importado en el mismo período del 2022 y el año se perfila a romper todos los récords”, afirmaron.
“ES MÁS RENTABLE IMPORTAR”
“Para la industria argentina hoy es más rentable importar soja brasilera que comprarla localmente”, afirmó Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
Romano sostuvo que “para colmo el dólar agro no está resultando tan tentador, ya que los precios que los productores esperaban no llegan porque las expectativas de por sí eran altas, pero, además, los precios se caen por la presión de Brasil”.
“Los productores no están vendiendo, pero los exportadores están ingresando divisas por montos mayores a los que compraron”, definió.
Según consignó la Universidad Austral, el precio de la soja brasileña traída a Argentina, con todos los costos de operación incluidos, sería entre u$s 15 y u$s 20 dólares más barata que comprar localmente.