Jethro Tull, el padre de la sembradora (CAPÍTULO 1)

Antes de entrar de lleno a contar quien es y qué hizo Jethro Tull, es necesario introducirnos en algunos aspectos de la historia de las semillas y de la agricultura.

POR: José Luis Amado -Periodista Agropecuario e Investigador-

Primero lo primeo. Respecto al origen de las semillas, dice el biólogo americano e investigador de la Universidad de Florida y el USDA, Raymond Mc Guire que “La tierra tiene 4.500 millones de años. Las plantas tienen alrededor de 475 millones de años.

Sucedieron muchas cosas en los 4 mil millones de años entre el momento en que la Tierra se fundió y la evolución de las plantas con semillas. La vida microscópica se desarrolló hace unos 4.000 millones de años después de que la Tierra se enfriara. Las cianobacterias cambiaron la atmósfera al liberar oxígeno; las células desarrollaron núcleos y evolucionaron las mitocondrias y los cloroplastos. Las algas evolucionaron, y algunas de las verdes comenzaron a convertirse en plantas, que eventualmente llegaron a la tierra cuando finalmente hubo suficiente oxígeno para formar una capa de ozono para protegerlas de los rayos ultravioleta mortales del sol.

Las primeras plantas tenían óvulos y espermatozoides que nadaban libremente y necesitaban estar cerca del agua para reproducirse, pero con el tiempo las células que se convertirían en espermatozoides se refugiaron en el polen para que las plantas pudieran trasladarse a áreas más secas. Alrededor de ese tiempo, algunas plantas desarrollaron la capacidad de producir semillas para permitir que sus embriones sobrevivieran largos períodos secos.

Y luego, hace apenas 125 millones de años, las plantas desarrollaron la capacidad de producir flores para atraer insectos polinizadores y otras criaturas. La Tierra tuvo una superficie fundida durante un período relativamente corto de su historia, y la vida comenzó a desarrollarse y evolucionar solo después de que se enfrió. Todos estos cambios en la vida son posibles porque la Tierra es muy antigua”.

Por su parte la Biblia en el Génesis 1:11-12; destaca “Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente, y árbol de fruto que dé fruto según su especie, que su simiente esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Y produjo la tierra hierba verde, hierba que da simiente según su género, y árbol que da fruto, cuya simiente está en él, según su género: y vio Dios que era bueno.

Las sembradoras

Tras la última glaciación (alrededor del año 10 000 a. de C.) tuvo lugar lo que se ha dado en llamar la Revolución Neolítica, esto es, la revolución ocurrida en la Nueva Edad de Piedra (neolítica es una palabra griega que quiere decir «piedra nueva»).
El verdadero cambio en esta etapa fue que la caza de animales y la recolección de plantas, actividades que se realizaban para ganarse el sustento, dieron paso a la producción de alimentos mediante la práctica sistemática de la agricultura.

La siembra de granos y vegetales proporcionó una oferta regular de comida, y la domesticación de animales (como cabras, ganado, puercos y ovejas) añadió una fuente continua de carne, leche y fibras para vestir (como la lana).

El aumento de cosechas y la domesticación de animales productores de alimentos establecieron una nueva relación entre los hombres y la naturaleza. A los historiadores les gusta referirse a esto como una revolución agrícola.

El cambio revolucionario es drástico y requiere un gran esfuerzo, pero la capacidad de adquirir con regularidad alimentos dio a los seres humanos un mayor control sobre su ambiente. También les permitió abandonar sus hábitos de vida nómada, y comenzar a vivir en comunidades asentadas.

La agricultura temprana

Las primeras plantas cultivadas fueron cereales, como el escanda (es un tipo de trigo del tipo Triticum), el farro o emmer (también otro cereal parecido al trigo), la cebada y el centeno los cuales había en la región de Abu Hurcyra (Siria) en el valle del río Eufrates.

Sobre la misma época comenzó la domesticación de animales -primero cabras, y luego ovejas, cerdos y vacas-, que proporcionó una fuente fiable de carne, leche y otros productos animales.

La estabilidad de la agricultura frente a la caza y la recolección, y la mayor disponibilidad de alimento, condujeron a un importante aumento de la población: el yacimiento de Ain Ghazal, en Jordania, duplicó con creces su tamaño entre el 7250 y el 6750 a.C.

Durante milenios, la siembra se hizo a base de esparcir las semillas con la mano, después de haber dejado el suelo en condiciones de recibirla durante un año. Esta forma de siembra, hoy se la conoce como “sembrar al voleo”.

Este sistema era poco eficaz, ya que gran parte de las semillas eran comidas por los pájaros, además las malezas no las dejaban fructificar. De todos modos, esta forma de sembrar se utilizó hasta bien entrado el siglo XIX, pese a que las primeras sembradoras habían aparecido ya doscientos años antes.

Ya en 113 a. C., en la Antigua China, se encuentra en el diccionario imperial de Kang-ku una descripción de una sembradora semi mecánica, el léou, hecha por Tehao-kou. Se trata de una carretilla con tolva que deja caer el grano por un tubo vertical. El grano cae en el surco trazado por la rueda. El caudal de semillas se regula por medio de una compuerta pequeña colocada en el fondo de la tolva.


Sembradora china de doble tubo, publicada por Song Yingxing en la enciclopedia Tiangong Kaiwu de 1637.

Por su parte, los sumerios, en medio Oriente, solían acoplar un embudo al brazo del arado, por delante de la reja, de forma que las semillas caían en el surco en el mismo instante en que éste era abierto.

Por lo que respecta a Europa, los italianos son probablemente quienes pueden aspirar al mérito de ser de los primeros en utilizar una sembradora, ya que los documentos demuestran la concesión de una patente en el Senado de Venecia en Italia a favor de Camilo Torello, en 1566 y en 1650 se le reconoce también trabajos en la siembra a un español de apellido Lucatello.


Sembradora ideada por William Ellis, en 1745. Llevaba dos depósitos, uno destinado a las semillas y otro al fertilizante, pero la máquina era de funcionamiento muy irregular.

También por entonces, los ingleses trabajaban en el proyecto de máquinas de sembrar, según se desprende de la patente concedida a Alexander Hamilton, en 1623; no obstante, es muy probable que la máquina de éste no diera buenos resultados. En 1669, Worlidge hace la descripción de una sembradora que simultáneamente abonaba la tierra.

Otros siguieron innovando, por ejemplo, en Italia fue Giovanni Calvallina (1660); en Inglaterra, el Marqués de Borro (1669) y por supuesto Jethro Tull, en 1730. Hubo otros, pero Tull dio el puntapié inicial con la primera máquina que dio buenos resultados.

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Jethro Tull

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