Las decisiones que los productores tomen en los próximos meses son un factor determinante de los resultados a esperar en la campaña 2022/23. Pero estas decisiones afectan no sólo el próximo ejercicio, sino también el sendero de la agricultura argentina en los próximos años. Un tractor, un canal de riego o un galpón de empaque producen servicios durante un largo período.
Por Marcos Gallacher. El autor es docente, integra el Departamento de Economía Agrícola de la Ucema.
En una encuesta reciente, los consultores Zorraquin-Meneses encuentran una profunda divergencia entre las perspectivas que un grupo de productores tiene para el país, por un lado y para sus propias empresas por otro. Con respecto a lo que puede ocurrir a nivel país en el 2022, sólo el 13 por ciento de los entrevistados son “optimistas” o “medianamente optimistas”. Pero este panorama negativo cambia cuando se les pregunta sobre las perspectivas de sus empresas en particular. En este caso, algo más de dos tercios de los productores (67 por ciento) se manifiesta “optimista” o “medianamente optimista”.
La encuesta es un buen punto de partida para analizar un tema al cual se ha dedicado muy poca (en realidad nula) atención: la forma en que el empresario percibe el entorno que lo rodea, y genera expectativas para la toma de decisiones.
Los consultores Zorraquín-Meneses son conscientes de las limitantes de una encuesta como la mencionada: los que responden no son seleccionados al azar, y el número encuestado no es suficiente para representar la heterogeneidad de situaciones productivas. Pero el aporte es igualmente valioso pues “señala el rumbo” para trabajos más detallados.
La fuerte divergencia que los productores tienen con respecto a las perspectivas de su empresa en relación a las del país puede reflejar una realidad: por ejemplo, que estas empresas tienen gerenciamiento, acceso a financiación o escalas superior a la media. Pero también puede reflejar errores de estimación por parte de los entrevistados. El “exceso de confianza” puede ser uno de ellos.
Daniel Kahneman, obtuvo el premio Nobel en economía (2022) por sus trabajos sobre procesos de pensamiento y toma de decisiones. Su libro Pensar Rápido, Pensar Despacio brinda algunas pistas para interpretar resultados como los de la encuesta que comentamos.
Kahneman señala que un error o sesgo común es atribuir buenos resultados a sólo a capacidad gerencial, e ignorar o minimizar el impacto del azar. El mundo es visto como “casi determinístico” donde una acción “X” resultará en un resultado “Y”, cuando en realidad esta misma acción “X” puede tener muchos y no solo un resultado, cada uno con cierta probabilidad de ocurrencia. Este sesgo es llamado la “ilusión del control”.
En muchos casos se confía en exceso en la intuición, en particular en “entornos perversos” donde la intuición no se basa en retroalimentación y aprendizaje, sino en elaborar “historias” que parecen lógicas, pero en realidad son sólo “falacias narrativas” donde un conjunto de hechos más o menos independientes son organizados de forma tal de producir un relato coherente y atractivo.
A modo de ejemplo, un empresario tambero que hace años mide producción y otras variables puede confiar en su intuición cuando toma una decisión productiva, pues esta intuición es fruto de genuino aprendizaje.
En contraste con lo anterior, un grupo inversor en una planta de biodiesel haría mal en confiar en la intuición para una decisión cuyo éxito depende del mantenimiento o no de un diferencial de retenciones -no ha habido aquí “aprendizaje”. En efecto, el entorno político que rodea la decisión es lo que Kahneman califica como “perverso”.
En general, la mayor parte de nosotros en general subestimamos el costo, tiempo o esfuerzo que demandará un determinado proyecto. El “proyecto” puede ser aparentemente sencillo, como arreglar un mueble que se ha roto, o más complejo, como montar un emprendimiento ganadero en una nueva zona.
Cometemos aquí la “falacia de la planificación” pues basamos nuestras estimaciones en información inmediatamente disponible, ignorando otra “que está fuera del radar” pero puede ser crítica para el éxito. Utilizar una “visión desde afuera” (por ejemplo, recabar opiniones de terceros que conocen el tema) puede ayudar a cometer menores errores de este tipo. La idea del “análisis pre-mortem” planteada por Kahneman, donde antes de comenzar el proyecto alguien elabora una lista de razones por las cuales fracasará puede ayudar a evaluaciones más objetivas.
La sequía de este año se suma a otras tres ocurridas en la última década y medio. Eventos de este tipo, unidos a vaivenes de precio, subrayan la importancia de evaluar el entorno con prudencia, y resistir la tentación de llegar a juicios apresurados, muchos de los cuales son resultado de “exceso de confianza”.