En 2022, para aprovechar al máximo posible cada semilla y cada gránulo de fertilizantes agregado, será clave la regulación justa de la dosis escogida.
POR Ezequiel Pezzoni. El autor es responsable de maquinaria agrícola de AZ-Group.
Entonces, tanto el cálculo previo como el chequeo del trabajo de los dosificadores son las tareas que primero hay que concretar. El primer paso es definir la densidad de siembra. Como ejemplo, se considera un cultivo con 80 kg/ha de semilla. Luego, hacer una prueba a campo. Según la distancia entre hileras con que se vaya a sembrar hay que calcular la cantidad de semillas/m2 que deben ser descargadas. Por ejemplo, para una distancia de 19cm entre hileras deberá haber 1,52 gramos de semillas por metro lineal de surco. Entonces, al momento de controlar el trabajo de la sembradora hay que multiplicar 1,52 por la cantidad de metros recorridos por el equipo (tractor + sembradora) durante la prueba a campo. Si el testeo es realizado en 10 metros lineales del lote, se deben recoger 15,2 gramos en la descarga de cada uno de los dosificadores.
Hay que tomar muestras de todos los dosificadores, calcular el promedio de la máquina y evaluar cuáles y cuánto se desvían las muestras de semillas así obtenidas respecto del valor buscado.
En la muestra obtenida hay que verificar el porcentaje de granos rotos y el eventual daño mecánico mediante el poder germinativo. Puede ocurrir que los dosificadores estén dañando la semilla y eso repercute luego en la densidad real de plantas obtenidas.
En las muestras obtenidas en la prueba a campo no se deberían aceptar diferencias superiores al 6 ó 7% entre los dosificadores. En caso de observar valores mayores, habrá que revisarlos, principalmente en lo referido a su estado de conservación y desgaste. Suele ocurrir que el desgaste no sea uniforme y de ahí surgen las diferencias mencionadas. Un 10% de diferencia significa que la hilera en cuestión será sembrada a razón de 88kg/ha (según el ejemplo), lo cual determina que se obtenga un cultivo desuniforme.
El mismo chequeo corresponde para los dosificadores de fertilizante, en caso de aplicarlo. El valor aumentado de los granulados obliga, más que otros años, a estar muy finitos en este punto; no se puede dejar de aprovechar ni un gramo.
Cuerpos sembradores
Según la condición de humedad del lote, la implantación de trigo y de otros cereales de invierno deberá procurar la ubicación de las semillas en el lugar justo. Lo más abajo posible para lograr contacto con la humedad del suelo, al tiempo de asegurar la posibilidad de emergencia exitosa, será la premisa para aquellos lotes que no recibieron lluvias abundantes durante los días previos a la implantación.
En el tren de siembra, lo primero a ajustar será la cuchilla labrasurco (turbo en la mayoría de los casos). Su principio de funcionamiento está basado en remover el suelo por encima de la línea de siembra y no más abajo que la profundidad buscada para la propia semilla, especialmente en aquellos lotes que estén muy justos de disponibilidad hídrica.
El agua disponible en el perfil asciende por capilaridad. El trabajo de la cuchilla rompe dicha capilaridad y, por tal motivo, si se remueve el suelo debajo de la semilla ésta solo podrá utilizar, para germinar, la humedad circundante y dependerá de una precipitación posterior.
Una práctica frecuente utilizada por operadores de equipos de siembra es clavar la cuchilla la mitad de su diámetro para romper eventuales durezas del suelo. Sin embargo, esta práctica es contraproducente para la normal germinación de las semillas. La roturación debe ser consistente por encima de aquéllas, para que el agua que asciende por el perfil lo haga solo hasta donde se requiere; así se reduce la evaporación.
Para los lotes que han recibido buen aporte de lluvias lo anterior no resulta tan importante; de todos modos, la profundidad de trabajo de la cuchilla define el corte del rastrojo. A mayor profundidad, el ángulo entre el filo de la cuchilla y el suelo es mayor y la capacidad de corte menor; por lo tanto, tampoco resulta productivo profundizar en exceso la cuchilla. Además, se suma el hecho de que, por efecto de la rueda contactadora, la semilla puede ser ubicada a demasiada profundidad porque debajo no hay resistencia.
Por otro lado, en estas condiciones, donde el suelo presenta una capa superficial de mayor firmeza, hay que elegir la cuchilla adecuada: es recomendable que sea del mayor diámetro posible, para que ruede con menos esfuerzo (menor desgaste y menor consumo de combustible), y con un bajo número de ondulaciones (19–23), para que realice una muy buena remoción del suelo, siempre por encima de la línea de siembra.
Lograr una buena remoción del suelo también será muy provechoso para los discos abresurcos, ya que les será más fácil abrir y consolidar el surco impidiendo que los discos se levanten por la resistencia del suelo variando la profundidad de siembra.
Por otro lado, las cuchillas con pocas ondulaciones (por ejemplo, de 19 ondas), son más susceptibles a desnudar el surco por mayor “efecto cuchara”, sobre todo cuando se exceden las velocidades óptimas, debido a que abarcan una mayor porción de suelo. Por esta razón, se debe cuidar mucho la velocidad de trabajo. Sin embargo, como gran ventaja, esas pocas ondas le confieren un mayor ancho de labor (14 mm) y mejoran notablemente el corte de rastrojos voluminosos.
Será de suma importancia que los discos abresurcos se encuentren en perfecto estado de mantenimiento, con ambos discos en íntimo contacto en su punto de encuentro. De no ser así, el suelo superficial seco buscará ingresar entre los discos y generará, en el fondo del surco, un tapiz de tierra seca y suelta que se antepondrá a la caída de la semilla, que se posicionará en una condición seca y con la capilaridad del agua cortada.
Además, discos con luz de encuentro excesiva generarán que el fondo del surco tenga la forma de una “W” en vez de la “V” requerida. Una semilla bien contactada en el fondo de un surco con forma de “V” permite que el 70% de la superficie de la semilla entre en contacto con el suelo y por tanto pueda absorber agua rápidamente. Si, en cambio, el surco tiene forma de “W” será menor el contacto semilla-suelo y queda solo una disponibilidad del 15% de su superficie a ser embebida con el agua en ascenso, lo cual retarda su germinación y emergencia.
De manera práctica, esto se puede verificar haciendo recorrer la máquina clavada con las ruedas tapadoras levantadas verificando la forma del fondo de surco. Si el surco es una “V” perfecta, se va a poder trabajar sin inconvenientes. En cambio, si lo que se presenta es una “W”, estará indicando una separación excesiva entre los discos. Una de las causas más comunes que generan esta deficiencia es un desgaste excesivo de los rodamientos.
Carga de los cuerpos
Los kilos cargados sobre cada cuerpo influyen sobre la profundidad efectiva de siembra. En los suelos muy húmedos se debe quitar carga para evitar una compactación de las paredes del surco; el suelo en esta condición es más fácil de penetrar, tanto con la cuchilla como con el doble disco.
Por el contrario, en aquellos suelos con la superficie muy seca, la carga debe ser alta para asegurar el clavado del cuerpo y evitar, además, un rebote que genere descarga de semillas muy superficial o fuera del surco.
La carga también depende de la cantidad de rastrojo en superficie. La sembradora debe contar con elementos contactadores de semilla, preferentemente rueditas. Resulta clave su trabajo para lograr el íntimo contacto de la semilla con el suelo y asegurar la absorción de agua.
Para lograr altos índices de uniformidad de emergencia, suma mucho tener la máquina equipada con algún sistema que permita regular la carga de manera automática, independientemente de la posición del cuerpo. Los hay neumo-hidráulicos y puramente neumáticos.
Ruedas tapadoras
Por último, hay que analizar la configuración y la regulación de las ruedas tapadoras de surco. Para los lotes más secos, será conveniente disponer de discos dentados o escotados, adosados a las ruedas, que labren el suelo (para que corten la capilaridad por encima de la línea de siembra y aseguren más agua para las semillas) y aporquen tierra al surco para lograr un tapado eficiente.
Los discos deben estar del lado externo de las ruedas para evitar que descalcen a las semillas, lo que arruinaría el tan buscado contacto íntimo entre éstas y el suelo. El ángulo de las ruedas deberá estar prácticamente en paralelo, para evitar la formación de un lomo por encima del surco. En las zonas que han recibido muy buenos aportes de agua los discos escotados pueden no estar; con ruedas lisas que presionen suavemente los laterales del surco es suficiente.