Una ordenanza podría volver improductivas más de 4300 hectáreas de Rafaela (Santa Fe). La Estación Experimental de INTA y la cabaña Holando Argentino más antigua del país quedarían fuera de juego. Sería por la prohibición de aplicar fitosanitarios en 1.000 metros a la redonda, más otros 1.000 con fuertes limitaciones.
Unos 25 productores aledaños a la ciudad de Rafaela están en vilo ante la posibilidad de que un proyecto de la concejal Brenda Vimo se transforme en ordenanza y prohíba el uso de fitosanitarios a menos de 1.000 metros del límite urbano. Unos 10 tambos con una producción aproximada de 30.000 litros diarios de leche y la cabaña Holando Argentino más antigua del país, además de casi todo el predio de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA, quedarán seriamente comprometidos.
Juan José Felicia, titular de La Magdalena, establecimiento con 85 años de historia en el desarrollo de una de las genéticas lecheras más destacadas del país, se transformó en estos días en una de las caras visibles de la angustia que padecen los productores de la zona. «Nuestro campo quedaría totalmente afectado», lamentó. Y precisó que un relevamiento entre los damnificados arrojó 4.350 hectáreas afectadas de suelos Clase I, «de la mejor tierra que hay en Argentina».
En su caso, son 65 las hectáreas que saldrían de producción si se aprobara el proyecto de Vimo, que a los 1.000 metros iniciales le agrega otros 1.000 sobre los cuales habría fuertes restricciones. También impactaría en los 12 empleados de la firma, además de quienes le prestan servicios, como los 8 equipos de veterinarios que el año pasado trabajaron en diversas actividades. Y en el INTA, los 79 profesionales que se desempeñan en investigación (de una plantilla de 133 empleados) «se quedarían sin superficie para trabajar ni para usar laboratorios», dijo Felissia, ya que de las 749 hectáreas de la Estación Experimental sólo 20 quedarían operativas.
El desvelo de los productores comenzó en julio del año pasado, cuando la concejal manifestó sus intenciones. Hacia fin de año ingresó el proyecto en el Concejo y ahora los ediles se encuentran escuchando a técnicos y profesionales. Aún no se sabe cuándo será el turno de los productores.
Las razones de Vimo, médica de profesión con 10 años en el sistema público de salud rafaelino, no tendrían un anclaje en la realidad. Desde 2004 rige en Rafaela una ordenanza, dictada cuando el actual gobernador Omar Perotti era el intendente, que establece un protocolo de acción para pulverizaciones periurbanas que funciona tan bien que «en todos estos años no hay ningún acta, hay cero problema alrededor de Rafaela», afirmó el cabañero. Y leyó un pasaje del texto donde la concejal plantea, entre las motivaciones de su iniciativa, «el embellecimiento del paisaje», así como «beneficios espirituales, emocionales y psicológicos a la población».
Una vez más, a los productores se les presenta el gran problema de la desconexión de la clase política de la realidad que los circunda. «Es imposible que una autoridad elegida democráticamente tenga real conciencia de lo que es producir, porque cada uno viene de ámbitos diferentes», reflexionó Felissia. Y agregó: «el político que llega a gobernarnos no tiene el debido conocimiento sobre qué es lo que puede tocar, perjudicar o beneficiar».
Por eso reclamó que los productores sean escuchados y los dirigentes convoquen a un diálogo genuino. Porque «todos queremos la salud, vivimos en el campo y nadie se quiere intoxicar».