Una consultora publicó un trabajo en el que investigó no cuánto, sino qué significa la porción de la renta agrícola que se queda el Estado. El trabajo incluyó el partido de Junín.
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- PARA DIARIO LA VERDAD
De acuerdo a un trabajo que realizó la consultora AZ Group, el ingreso que el productor sojero pierde por los Derechos de Exportación (retenciones), representa un importe que es superior al costo de otra siembra y otra cosecha, es decir supera otra campaña entera.
El informe llega a conclusiones sorprendentes sobre lo que representan los Derechos de Exportación para los productores de la oleaginosa. Según el trabajo, realizado en la denominada Zona Núcleo, el cual incluye a la zona de Junín, entre siembra, protección del cultivo, gerenciamiento y servicio de cosecha un productor requiere un gasto de unos 530 dólares por hectárea.
Con esa inversión, si logra un rendimiento de 4000 kilos por hectárea puede aspirar a un ingreso neto de 1580 dólares por hectárea. Sobre ese número, descontando luego un alquiler de 740 dólares por hectárea y otros gastos termina quedando un margen neto de US$ 390 por hectárea.
En tanto, considerando el ingreso neto de US$ 1580 por hectárea, este número subiría a unos US$ 2452 por hectárea si, sin retenciones del 33%, el productor recibiera el valor internacional que marca la Bolsa de Chicago.
De acuerdo al reporte de la consultora, este valor de US$ 2452 por hectárea, marcaría una diferencia de US$ 872 con respecto a los actuales proyectados US$ 1580 por hectárea.
Pero hay más: “Ese ingreso que no llega al productor supera el costo de una segunda siembra y de una segunda cosecha”. Vale recordar que el costo de la siembra se estimó en US$ 530 por hectárea.
El informe precisa que, “descontados los Derechos de Exportación, el productor local se queda con el 64% de lo que le correspondería cobrar del valor internacional”. La situación contrasta con los productores de países vecinos que no tienen esa quita de los derechos de exportación. Pero, además, si se suma el efecto de la brecha cambiaria, al final del día terminan percibiendo en el equivalente a pesos solo el 39%.
Riesgo
En este contexto, mientras el Gobierno impulsa la idea de un tributo a la “renta inesperada”, es de destacar que por la guerra entre Rusia y Ucrania, se dispararon los precios de los fertilizantes, generando un aumento de los costos para producir. En soja la suba va del 40 al 50%, mientras que en maíz del 70 al 80% en dólares, siempre con respecto a la campaña anterior.
Incluso, en su informe, la consultora destacó que de cara a la campaña 2022/23, los productores tendrán que enfrentar en términos de costo por hectárea “el mayor riesgo económico y financiero de la historia”.
“Nunca se tuvieron que invertir US$ 1500 a 1600 dólares por hectárea y un poco menos cuando se computa el arrendamiento para poner en cultivo una hectárea de maíz”, ejemplificaron y destacaron que “en 2022, desde el vamos, se enfrenta un altísimo riesgo que, para no convertirse en quebranto, tendrían que cumplirse dos premisas: que el precio de los granos no baje y que el clima acompañe”, advirtieron.
Al margen de estos datos duros, desde la Bolsa de Comercio de Rosario estiman que el área sembrada con soja va a aumentar un 10 %. Es que la soja aún tiene buen precio, es un cultivo más económico de sembrar y cuidar que el maíz y está en su máximo nivel impositivo autorizado por ley.
No debería ser así, pero se espera un retroceso en las rotaciones y por lo tanto más sojización en Pampa Húmeda.