Una cena para estas fiestas es 10 veces más cara que en 2017

«Changómetro» es el medidor de compras de FADA. Es una nueva medición de la temperatura a la inflación se concentraron en los precios de los productos que se consumen a fin de año.

POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGRO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD

La cena de fin de año cuesta 10 veces lo que costaba hace cinco años. Un análisis realizado por FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), sobre los precios de los productos que se consumen habitualmente a fin de año muestra que el efecto de la inflación sobre sobre las familias argentinas es impactante.

A través del Changómetro se comparó los precios del 2017 de una cena con asado, ensalada, gaseosa, helado, productos para un brindis y lo que se pone en la mesa dulce.

«Esta celebración típica en cualquier hogar argentino en 2017 costaba $630 en 2021 costó $3.240 y hoy sale $6.030. En cinco años nuestra cena cuesta 10 veces lo que costaba», explica David Miazzo, Economista Jefe FADA.

«Por ponerte de ejemplo un producto concreto: en 2017 con $1.000 podíamos comprar 4 potes de helado, hoy no nos alcanza para ninguno, un postre con sabor a poco», agregó Miazzo.

En los cinco años del estudio con un billete de $1.000 nos perdimos de comprar: 7 kilos de asado, 23 kilos de lechuga, 35 kilos de tomate, 19 gaseosas, 4 potes de helado, 14 pan dulces, 24 paquetes de postre de maní, 52 turrones, 59 paquetes de garrapiñadas o 17 sidras.

El Changómetro tuvo en cuenta una mesa dulce y brindis con productos típicos: sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní. «En 2017 esto salía $190, a cinco años, ese importe se multiplicó 11 veces para llegar a un precio de $2.140», advierten desde FADA.

En 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($56). Hoy compramos 1 ($710) Son 17 sidras menos, que equivalen a 68 brindis que perdimos, indica el estudio.

En cuanto al pan dulce, el dato que arroja el Changómetro es que «mientras que en 2017, con $1.000 podíamos comprar 15 pan dulces ($64), hoy solamente nos alcanza para 1 ($680). Perdimos 14, en cuatro años».

Comparando la mesa dulce, con $1.000 en diciembre 2017, comprábamos 56 turrones de maní ($17,60), hoy sólo 4 ($210), son 52 turrones menos. Con la garrapiñada sucede algo similar: comprábamos 64 paquetes ($15,50), hoy compramos 5 ($180), perdimos 59 paquetes. En postres de maní comprábamos 26 ($38) y ahora sólo 2 ($360), perdimos 24 en el camino.

¿Es posible bajar la inflación?

El Changómetro demuestra que la inflación afecta a todo tipo de productos y rubros: suben los alimentos, los productos de limpieza, la nafta, la ropa, los servicios y así se podría seguir.

Desde FADA afirman que se puede controlar la inflación si se tienen en cuenta tres focos claves, “si alguna de esas no se cumple, ya no va a tener resultado”, sostienen. Las medidas son: reducir la emisión de pesos, gastar menos de lo que se recauda (equilibrio fiscal) y la confianza en la economía del país.

Hay que dejar de imprimir pesos. Esto es algo que países vecinos han entendido y han mantenido a lo largo de las últimas décadas, permitiéndoles tener una inflación bajo control. El Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor.

Para poder dejar de imprimir pesos es necesario contar con equilibrio fiscal: los gobiernos tienen que dejar de gastar más de lo que recaudan por impuestos, no hay otra opción que controlar el gasto público para controlar la inflación.

Otro punto indispensable es generar confianza en nuestra moneda: “Los pesos, al igual que cualquier moneda, no son más que un papel impreso, por lo que su valor está determinado por la confianza que genera el país que lo imprime.”, explica la Lic. Natalia Ariño, también economista de FADA.

“Por esto, la solución pasa también por generar confianza, en la salud y el rumbo de la economía de un país. Para ello, es necesario un plan económico consistente que sea capaz de ir solucionando los grandes desequilibrios macroeconómicos del país”, concluyen.

Te puede interesar:

Menú