Aníbal Molina, el hombre que cosechó el algodón más austral del mundo

Tras realizar la primera cosecha de algodón de manera mecánica en un campo de 10 hectáreas en Bragado, Aníbal Molina, único productor de ese cultivo en Pampa Húmeda, llamó a impulsar la economía circular, donde estarían asociados los productores, las hilanderías y los fabricantes de prendas.

POR: Lucio Marchetti -Periodista-

A la vera de la Ruta 5, en las afueras de la ciudad de Bragado, desde hace unos años hasta la actualidad un productor agrícola e investigador decidió comenzar a experimentar en su campo con el cultivo de algodón. Por estos días terminó las labores de cosecha de manera mecánica y su resultado está próximo a convertirse en prendas de vestir.

El hacedor de este acontecimiento es Aníbal Molina, oriundo de Comodoro Py, un pueblo perteneciente al partido de Bragado, quien además de dedicarse a la actividad agraria es investigador, maestro de escuela y fotógrafo. Al respecto de su todavía reciente cultivo, primer y único de ese tipo existente en la provincia de Buenos Aires, en declaraciones a LT20 Radio Junín y GRUPO LA VERDAD, narró cómo lleva adelante este proyecto e invitó a otros a sumarse.

Según cuenta, todo surgió a partir de un viaje realizado a Chaco -una de las principales zonas productivas de la fibra textil del algodón, junto a Santiago del Estero y Santa Fe-, en donde descubrió sus bondades y quiso estudiarla. Para esto, tomó 10 semillas que luego incorporó a sus tierras y rápidamente germinaron. Previamente analizó sus diferentes variedades para también aplicar el paquete tecnológico adecuado para esta región del noroeste bonaerense.

“El algodón necesita temperatura, como a su vez nutrientes y otras condiciones para crecer y desarrollarse bien, más allá de su buena capacidad de adaptación al suelo”, explicó Molina. En el norte argentino hay abundancia, pero a medida que uno viene hacia el sur los registros térmicos son menores, y en Bragado, reconoció el productor, “calzó justo hasta lo último, pero requiere un manejo muy preciso porque casi no admite margen de error”.

Molina también reveló que se encontró con gente que no creía que tendría éxito su nuevo emprendimiento, por lo que determinó llevarlo a cabo en soledad. Después de una década al frente, reveló que logró encontrar el punto óptimo y con una característica peculiar muy buena, ya que “el clima beneficia mucho al algodón” y la plaga más importante que puede presentársele al cereal (picudo del algodón) no se observa y “Posiblemente nunca llegue”, sostuvo.

Sobre las particularidades de la semilla de algodón, Molina destacó que la autóctona de nuestro país es muy buena y que en su caso consiguió adaptar las semillas traídas del norte, las cuales “andan perfectamente”. Por otro lado, mencionó que la tecnología empleada es de afuera y que Argentina tiene buena genética, pero en el mundo hay otras superiores en ese sentido que otorga mayor potencialidad de rinde, recalcando que “en algún momento debiéramos importar para mejorar la productividad”.

Ecológico
Habiendo ensayado con ocho variedades, ahora lleva adelante un cultivo ecológico no orgánico, evitando utilizar glifosato y cualquier otro tipo de herbicida. Expresó que éste es el algodón más austral de todos porque “no hay nada más al sur en el mundo, en ninguna latitud” por el tipo de ambiente en el que crece, y nunca pasó un insecticida al no haber picudo.

“Los rendimientos de los productores de punta en Argentina andan por los 4.500, 5.000 kilos por hectárea”, comentó, después siguen los productores muy buenos que van de 2.500 a 3.500 kilos. “Acá en Bragado está rindiendo 3.000 kilos por hectárea; eso significa que es un muy buen rinde”, detalló acerca de su cosecha.

Economía circular
El también escritor de 17 libros sobre insectos benéficos y perjudiciales, suelos y malezas, se refirió a la economía circular en torno a esta actividad, que consiste en el cultivo, la industrialización (composición de la tela), y la terminación de la prenda para su distribución.

Al explicar su idea, dijo: “El concepto tiene poco o nada que ver con lo que llamamos rentabilidad de un cultivo como puede ser soja, maíz o trigo” y resaltó; “no son cuántos kilos de algodón rinde una hectárea, sino cuántas remeras de fibra de algodón se sacan de una hectárea. En este caso, se tiene más en cuenta qué cantidad de prendas se pueden producir de una hectárea que cuántos kilos se obtienen”.

También el investigador agradeció a Carlos Bielsa, propietario de la marca de prendas Le Utthe, que le facilitó la máquina cosechadora de algodón y dijo que, si bien llegó a pensar en abandonar el proyecto, hoy está contento porque se han abierto nuevas posibilidades.

Por otra parte, animó a otros productores de la región a sumarse a la actividad, y trazó un paralelismo con la siembra de soja, que pasó de sembrarse 300 mil hectáreas en la década del ’70 a 19 millones en el presente. Es que Molina fue uno de los primeros en iniciar las investigaciones sobre el cultivo de soja, y ante esta situación señaló que el algodón podría atravesar un camino de desarrollo parecido.

Afirma Aníbal Molina que se podrían sembrar hasta cinco millones de hectáreas de algodón en toda la provincia de Buenos Aires. Al cierre de esta nota, ya están listos los primeros metros de tela con el algodón bragadense.

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