Nuestro país es líder mundial en desprecio a la actividad agropecuaria. Una institución internacional determinó que el apoyo del Estado al campo argentino es totalmente negativo. Un triste récord nacional.
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA EL GRUPO LA VERDAD
La Argentina es una de las pocas naciones en el mundo que presenta “apoyos” negativos al campo. Mientras la mayoría de los países del mundo asiste a los productores con transferencias brutas de los consumidores y fondos públicos derivados de las políticas agrarias, en Argentina ocurre todo lo contrario. Los productores aportan significativamente más dinero hacia el gobierno y los consumidores, de lo que reciben.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hace un seguimiento de las políticas agrícolas de los países que la integran y de una serie de naciones relevantes para el comercio internacional en temas agrícolas. Entre ellos están China, la Argentina, Brasil, Ucrania, por ejemplo.
Uno de los aspectos que analiza la OCDE es el llamado PSE [por su sigla en inglés] o estimación de apoyo al productor, que es cuánto de lo que el productor recibe de su ganancia bruta proviene de transferencias desde el gobierno o los consumidores.
En una entrevista otorgada al diario La Nación, Nelson Illescas, director del Instituto Para Las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI), explicó que mientras en la mayoría de los países estos apoyos son positivos, representando entre un 10 y un 20% e incluso hasta un 60% de la ganancia bruta de los productores, la Argentina se destaca por su situación inversa.
“En el caso de la Argentina, con todas las políticas que tiene, principalmente derechos y restricciones a las exportaciones, estas transferencias se vuelven negativas. Esto significa que el dinero se transfiere desde el sector agrícola hacia los consumidores o el Gobierno”, dijo.
Hasta 2001, indicó, estos apoyos en la Argentina eran “positivos o neutros”. Sin embargo, a partir de la implementación de las retenciones, en 2002, se volvieron negativos y fueron creciendo de acuerdo a otro tipo de medidas implementadas, como los Registros de Operación de Exportación (ROE), un mecanismo de control de exportaciones, o ahora los volúmenes de equilibrio, que tienen el mismo fin.
En el cuadro de la foto, se ve claramente que en el caso de la Argentina, la línea roja descendente indica que los apoyos al campo son totalmente negativos.
El año pasado, el PSE en la Argentina alcanzó un valor negativo del -19%, lo que implicó que los productores transfirieron al Estado la suma de US$ 10.600 millones.
En contraste, el promedio de la OCDE se situó en un 16% de transferencias positivas. Por ejemplo, en Brasil desde el Gobierno hacia los productores se destinaron aproximadamente US$ 6.800 millones, lo que representó un 3,3% del valor total. Otros países como Estados Unidos alcanzaron un 10,5%, el bloque de la Unión Europea un 17,5% y Japón un 37,5%.
En consecuencia, la Argentina superó ampliamente los valores negativos de otros países donde los productores aportan más de lo que reciben. Por ejemplo, en la India el porcentaje fue de un 8% negativo, mientras que en Vietnam el año pasado fue en torno del 6% negativo.
Illescas explicó que es conveniente tener en cuenta los porcentajes para comparar el PSE entre los países porque el valor nominal varía según la producción de cada uno. En 2014, por ejemplo, los productores argentinos transfirieron un total de US$ 22.500 millones, registrando la mayor transferencia en valor. Sin embargo, en términos porcentuales el PSE fue de -46% ese año. El peor porcentaje fue en 2008 con un -51% debido a una significativa reducción en la producción causada por la sequía.
Según el experto, todo esto es también el reflejo de la falta de previsibilidad con la que cuentan los productores en el país. “Los otros países tienen políticas agrícolas que se mantienen en el tiempo. La Unión Europea desde la década del 60 tiene una política agrícola común que se ha ido reformando cada cierto tiempo, pero ya tiene 60 años. Estados Unidos tiene la Farm Bill o ley agrícola que data de la década del 30. Es decir, son políticas que se van modificando al correr del tiempo, pero le dan cierta certidumbre a los productores. En el caso de Argentina eso no se da”, señaló.
Además, indicó que la Argentina queda en desventaja competitiva frente a sus competidores o clientes. “Para vender a otros países productos agropecuarios, es importante tener en cuenta que los productores allá están muy protegidos. Esta protección puede venir en forma de subsidios o medidas arancelarias en frontera. Entonces, si los productores tienen tantas medidas a su favor, es difícil competir porque ingresás en desventaja”, explicó.