En el sector agropecuario se vive con gran preocupación las pérdidas que podrían ocasionar en el rinde de los cultivos los efectos de la sequía. Si bien el panorama es incierto, las estimaciones indican en soja una merma de cinco millones de toneladas.
De esta manera el horizonte productivo de la soja se colocaría entre 40 y 41 millones de toneladas, unos cinco millones menos que la proyección inicial de la campaña gruesa 21/22. En tanto que en el maíz proveen una caída de productividad superior al 10%, según estimaciones realizadas por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Esta entidad había calculado un ingreso de divisas récord, por exportaciones de todos los granos y subproductos, por más de US$36.700 millones.
Frente a este panorama, en el sector hay temor que vuelva a ocurrir lo de 2018, año en que producto de la sequía en el ciclo 2017/2018 provocó una caída de más de 30 millones de toneladas entre soja y maíz que provocó pérdidas en el ingreso de divisas durante el gobierno de Mauricio Macri.
Cristian Russo, jefe de estimaciones de la BCR, explicó que esta campaña tiene en común con la del 2017/2018 el efecto Niña sobre Niña. “Lamentablemente, este patrón de Niña sobre Niña golpea en los rindes y vamos a estar sacando una reducción en maíz que va a ser, casi diría, mayor que la que estábamos estimando en enero de 2018″, dijo.
En los últimos 35 años, hubo tres campañas con Niñas consecutivas: fueron tres de las peores campañas de soja y maíz de Argentina. Estas fueron las de 2008/2009, 2011/2012 y la 2017/18.
En tanto, para Esteban Copati, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, aún no se vislumbra un escenario tan drástico como el 2018. “Estamos en una situación bastante complicada en donde hay buena parte del área sembrada bajo riesgo de perderse, pero no todo está perdido”, afirmó. Explica que hay sectores de la región agrícola que transitan esté mal momento en condiciones “aceptables” porque acumularon muy buenos milímetros, incluso durante diciembre. Son el oeste Buenos Aires, norte de La Pampa, sectores del sur de Córdoba.
“El año pasado estábamos transitando un escenario similar; si bien el riesgo es grande, todavía no podemos confirmar un escenario drástico como fue la campaña de 2018″, indicó.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, remarcó que una cuestión a tener en cuenta es que en esta campaña hay mayor proporción que en 2018 de siembra de maíz tardío y soja de segunda. “Estos cultivos tienen en su sitio fenológico corrida la floración hacía más adelante, entonces, el mayor requerimiento de agua va a ser a fin de enero, febrero e inicios de marzo”, detalló. Por lo que explicó que hay que esperar.
Aunque aclaró que si ha afectado ciertamente a los maíces de primera que han tenido la floración con este momento de alta escasez de agua y sequedad y las hojas de primera.
Además, sostuvo que para un análisis de pérdidas o disminución de los techos productivos hay que aguardar el impacto de la ola de calor. “Hay que esperar a ver cómo evolucionan los cultivos en estos días y como es el avance del frente frío que genere lluvias a inicios de la semana próxima. Hay probabilidades muy alentadoras de precipitación a partir del día domingo, lunes, martes y miércoles a lo largo de amplias áreas del país con una disminución marcada de temperaturas”, dijo.