A pocos días de comienzo de cosecha gruesa, el sector agropecuario y todos los argentinos recibieron otro mazazo.
El gasoil es un insumo clave de la campaña agrícola, el combustible que impulsa las labores de siembra y cosecha de los granos y también un factor decisivo en el funcionamiento y los costos de logística y transporte de la producción a los diferentes centros de comercialización.
El último aumento del gasoil fue del 9% y, según calculó la Bolsa de Comercio de Rosario en su momento, generó al campo un gasto extra de casi 11.000 millones de pesos.
Otro dato que estimó la Bolsa es que el consumo estimado de gasoil de las cadenas granarias es de 2.088 millones de litros y puntualmente en cosecha de granos es de 403 millones de litros.
Hoy, en medio de una sequía que ya impactó de lleno los resultados del sector e incendios que destruyeron cultivos y suelos, los productores se desayunaron con otro aumento que va del 9,5% al 11,5%, según el tipo de combustible.
Lo cierto es que ayer domingo YPF anunció que desde este 14 de marzo aumenta un 9,5% en promedio el precio de sus combustibles básicos y un 11,5% en promedio el de los de categoría premium, pero como suele ocurrir en estos casos, esta decisión impactará también en otras cadenas como Shell, Axion y Puma.
“Si bien el aumento es de YPF, el resto de las estaciones de servicio van a ir actualizando sus precios en la misma línea durante la mañana. Era algo esperable porque el barril de petróleo tuvo un incremento del 50 por ciento. Era insostenible que con esos valores en la Argentina continuáramos teniendo el precio más barato del mundo”, opinó Gabriel Bornoroni, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de los Hidrocarburos de la República Argentina (CECHA).
El máximo representante de la cámara que agrupa a los dueños de las estaciones de servicio remarcó la importancia de “tener una política energética que no deje al país afuera del mundo” y explicó que “estos aumentos nunca hacen que se caigan las ventas”.
“Lo venimos siguiendo y no ocurrió ni siquiera en los peores momentos. Este costo si no lo pagamos en el surtidor, lo paga Doña Rosa con impuestos. Obviamente que si lo comparamos con nuestros sueldos, querríamos que no aumente más, pero el problema nuestro es la inflación, no el valor de la nafta”, agregó.