La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) acaba de dar a conocer un informe en el que se cuantificó la inacción sobre la cuenca del Río Salado.
Esta historia comenzó en 1999 cuando el exgobernador de Buenos Aires Eduardo Duhalde, recibió el informe hídrico que le entregó la empresa inglesa Sir William Halcrow & Partners (tenía un plazo de ejecucion de 11 años y un costo de 1.800 M de dólares). Ese trabajo, que se costeó con un crédito del Banco Mundial y que tuvo un costo que superó los 3,3 millones de dólares el cual indicaba que se debía hacer una importante obra sobre la cuenca del Río Salado, aún no fue terminada.
La obra en cuestión, se bautizó con el nombre “Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado”, y fue lanzada el 1 de septiembre de 2003 en el Teatro La Ranchería de Junín por el expresidente Néstor Kirchner y su ministro de Planificación Julio De Vido. Pero ahora se sabe que, después de todo este tiempo transcurrido solo se ha ejecutado un 25% del total.
En este sentido y a los fines de dimensionar esta situación, Carbap acaba de dar a conocer un informe en el que se cuantificó “el alto costo de la inacción”.
En concreto, calculó el perjuicio que han sufrido los productores en los últimos 25 años, debido a que nunca se terminaron de ejecutar las obras proyectadas para evitar que esta región -que abarca fundamentalmente al centro y noroeste de Buenos Aires, pero también a zonas de La Pampa y de Córdoba- siga quedando frecuentemente bajo el agua.
“El Plan Maestro del Río Salado, concebido en 1999 con financiamiento del Banco Mundial, fue diseñado para mitigar inundaciones y sequías en una cuenca clave para la economía nacional. Esta región, de 17 millones de hectáreas, concentra el 75% del stock vacuno bonaerense, produce más del 70% de los granos de la provincia y genera más del 20% de la leche del país”, resaltó Carbap al presentar el estudio.
La “vulnerabilidad hídrica” de la cuenca
En este marco, la institución agropecuaria más importante de Buenos Aires y La Pampa, lamentó que, “pese a su relevancia estratégica, la cuenca sufre una histórica vulnerabilidad hídrica agravada por la inacción estatal”.
Esto se cristaliza en que, aunque el plan preveía su finalización en 15 años, a 25 años de su presentación solo se ha ejecutado la mitad de las obras. Esta demora ha provocado pérdidas productivas superiores a U$S 5.000 millones, mientras que los aportes fiscales, solo por derechos de exportación, superan los U$S 35.000 millones.
“La paradoja es evidente: la región ha financiado reiteradamente las obras que se le siguen negando”, se quejó Carbap. Este año, como se mencionó, ha dejado más en evidencia esta situación: hubo tres eventos climáticos severos que anegaron más de 2 millones de hectáreas. “Estos episodios reafirmaron tanto el valor de las obras ya ejecutadas como la urgencia de finalizar las que aún están pendientes”, insistió Carbap.
Por eso, consideró que este “costo de la inacción”, que se eleva a más de U$S 40.000 millones entre pérdidas evitables y recursos no reinvertidos, exige una respuesta inmediata.
“Concluir el Plan Maestro no es solo una deuda histórica con una de las regiones más productivas del país, sino una inversión estratégica que requiere liderazgo federal, financiamiento nacional y una gestión integrada del recurso hídrico. El país no puede seguir perdiendo por no hacer”, enfatizó la entidad.
Y completó: “Desde CARBAP hacemos un llamado firme a toda la dirigencia política -sin distinción de niveles de gobierno ni pertenencia partidaria- para que asuma con seriedad la dimensión de este desafío y adopte, de manera inmediata, las decisiones necesarias para garantizar la asignación de los fondos que permitan completar las obras pendientes del Plan Maestro del Río Salado”.
“No existen argumentos técnicos, económicos ni éticos que justifiquen seguir postergando una solución largamente planificada, parcialmente financiada y reclamada insistentemente por los productores. La inacción ya ha generado un costo demasiado alto”, cerraron.