Entre el 21 y 22 de agosto se estuvo realizando en Córdoba, el 20° Congreso Internacional de Agricultura de Precisión que organiza el INTA Manfredi, cuna de la tecnología y la mecanización aplicada al agro.
Bajo este marco, uno de los temas que estuvo presente es cuánto hay de tecnología disponible y cuánto realmente se está adoptando. Fernando Scaramuzza, especialista en agricultura de precisión del INTA Manfredi, destacó que: «A esta nueva agricultura que llegó allá por la campaña 2014/15 nos falta darle una vuelta de rosca para que el mundo computacional se ponga de acuerdo con lo físico y biológico. Cuando integremos todo eso vamos a estar listos para avanzar a la agricultura 5.0, una nueva era», expresó.
La agricultura de precisión en Argentina
En este sentido, desde el INTA Manfredi llevan adelante un relevamiento junto a empresas sobre la cantidad de máquinas de agricultura de precisión que hay en el agro argentino. Scaramuzza destacó que «Casi el 100% de las sembradoras tienen un monitor de siembra y el 95% de las cosechadoras tienen monitor de rendimiento». Pero de eso, ¿cuánto se está aprovechando? «En eso estamos trabajando», destacó el especialista.
De acuerdo al relevamiento, la telemetría y la dosis variable viene creciendo a niveles exponenciales, así como en algún momento fue la guía automática: «Son tecnologías que no están en discusión en cuanto a las oportunidades que nos brindan, el tema está en utilizarlas de la mejor manera y sacarle el provecho».
Los datos del INTA Manfredi muestran que las máquinas con telemetría estaban cerca de las 2.000 en los últimos 5 años y que ahora se superaron las 12.000: «Hay más de 18 millones de hectáreas que están siendo monitoreadas, representa casi un 50% de la superficie que se siembra en Argentina. Es un volumen importante de datos que están digitalizados y que hoy tienen que pasar a ser analizados, procesados y ordenados para tomar decisiones más precisas».
A través de la telemetría de la maquinaria, el dueño de la misma a través de su propia intervención o por medio del concesionario tiene la posibilidad de monitorear la labor en tiempo real, resolviendo inconvenientes mecánicos o de logística en el momento en que el operario está conduciendo esa misma máquina en el lote. A su vez, con la interacción que pueda tener con una estación meteorológica, una pulverizadora certifica su aplicación a través de la conectividad que tenga la maquinaria con quien deba corroborar el trabajo, un profesional responsable, el municipio, la sociedad o cualquier ente de control.
En un principio, las cosechadoras fueron las pioneras en tener telemetría, pero ahora se suman los tractores y también las pulverizadoras. Esta conexión permite realizar trabajos con prescripciones: «Hoy cualquier máquina tiene la capacidad para subir esa prescripción y hacer un uso eficiente de los recursos. Las empresas están detrás de esto, para acompañar a los clientes, fidelizarlos y que la máquina esté productiva en el campo». Lo que sucede es que a través de la telemetría también se pueden generar alertas por potenciales roturas.
La adopción de tecnología, por lo general, se da cuando mayor es la escala del productor. Ahora se suman nuevas soluciones como la aplicación selectiva de malezas y los drones que tienen impacto agronómico, económico y ambiental. «Es a lo que apunta esta agricultura de precisión, a ser más eficiente en el uso de recursos, más productivos y más rentables», describe.
En el proceso de adopción de tecnologías, desde el INTA Manfredi estiman que solo 3 de cada 10 productores hace un uso a campo de los datos que se generan: «Las empresas agropecuarias se están formando, hay muchas personas. más interdisciplinarias. Es un desafío importante y los asesores también juegan un rol importante».
“Para lograr la adopción de agricultura de precisión y achicar las brechas de rendimientos, hay que entender que todas las operaciones dependen de un equipo de operarios», comentó Scaramuzza haciendo referencia a que las empresas agropecuarias están integradas por un equipo de operarios, los cuales deben ser capacitados y deben concebir el proceso productivo de manera integral.
De esta forma, las conclusiones para el desafío de la adopción de tecnología en la agricultura argentina son:
*Hacer foco en los adoptantes: la tecnología por sí sola no es la solución; la clave está en las personas que la utilizan.
*Educación profesional y laboral a diferentes niveles: debe centrarse en la comprensión y el uso eficiente de la tecnología
*Conquistar a nuevas generaciones: es fundamental abordar y desarrollar nuevos formatos de trabajo para integrar a los jóvenes en el sector.
*Generación de empresas de servicios en agricultura de precisión: es fundamental que las empresas de servicio de agricultura de precisión, acompañen en el proceso de adopción a las empresas agropecuarias con una mirada integral del proceso productivo
*Empresas agropecuarias con foco en la transformación de la materia prima: buscar réditos de la producción agropecuaria apoyados en la AP, las agtech, clúster, cooperativas, buscando la reinversión en tecnologías y fortalecer la producción de modo sostenible.
¿Qué hay de nuevo en siembra y cosecha?
La siembra es un rubro que creció mucho en tecnología, a través de los estabilizadores de cuerpos de siembra y los motores eléctricos para dinamizar a los distribuidores de semilla que cada vez son más sofisticados. Por ello, en el INTA Manfredi hay varias líneas de investigación que evalúan el trabajo de las sembradoras.
El especialista Diego Villarroel repasó qué tecnologías se suman a la siembra. Además de la calidad se busca aumentar la velocidad de implantación para poder hacer más hectáreas al día y aprovechar las ventanas ideales para la labor: «Tenemos varias líneas que tienen que ver con calidad de siembra principalmente, distribución espacial de la semilla y la uniformidad temporal. Todo eso lo estamos evaluando desde el punto de vista de la velocidad de siembra».
«Hay que aclarar que no solo aumenta la velocidad, sino que a mayor velocidad hay que mantener la uniformidad temporal y espacial», comentó y dijo que las fábricas están trabajando en el diseño de las sembradoras para soportar mayores velocidades.
En este sentido, el cultivo estrella para analizar es el maíz. La velocidad actual va de 6, 7 y 8 km/h. Pero las empresas apuntan a mayor capacidad y en el INTA Manfredi llegan a los 10 y hasta 14 km/h. «Hasta 8km/h se puede trabajar en un planteo aceptable en cuanto a distribución. En 14 km/h, los coeficientes de variación de uniformidad y distribución de semillas aumentan exponencialmente. Se trabaja para solucionar este tema».
En cuanto a la cosecha, el foco principal está en automatizar la toma de decisiones de los operarios. Aparecen las cámaras de alta velocidad para mantener la calidad de cosecha del grano y también tecnologías para automatizar la toma de decisiones en la calibración del sistema de mapeo de rendimiento. En síntesis, «se busca que el operario tenga la menor toma de decisiones posible, para mejorar la productividad y la eficiencia diaria de la máquina».
En el rubro cosecha aparecen la robótica, el automatismo y la toma de decisiones de la inteligencia artificial de las cosechadoras para que tenga una mínima intervención el operario.
«Son 20 ediciones del Congreso de Agricultura de Precisión. Al principio no veíamos conectividad y telemetría, y hoy es una realidad en todas las máquinas. Esto les permite, remotamente, enviar o recibir información de la máquina. La primera fue Claas con Telematics y hoy casi todas las máquinas tienen la posibilidad de enviar y recibir información. Hasta vimos una sembradora que puede recibir la prescripción a distancia», concluyó desde el INTA Manfredi, la cuna de la agricultura de precisión. Fuente: Agrofy.com