Es un cultivo de altos requerimientos nutricionales y altísima respuesta; la empresa que lo compra lo procesa con el propósito de obtener aceite con baja huella de carbono. «Es similar a un trigo de alto potencial».
La empresa Horreos del Sudeste S.A., integrante del CREA Maipú (región Sudeste), incorporó hace años la colza en la rotación agrícola con el propósito de diversificar fechas de siembra y liberar con anticipación lotes destinados a soja de segunda.
¿Cómo se produce la colza?
La colza es una oleaginosa invernal –realizada por contrato con Bunge– que ya pasó a ser una “fija” en la paleta de alternativas invernales del establecimiento. En un artículo difundido por Contenidos CREA muestran que el cultivo no tiene mayores secretos ni complicaciones en términos agronómicos.
“El costo de producción de la colza es similar al de un trigo de alto potencial; requiere ser sembrada en lotes con elevada materia orgánica, que no tenga riesgo de anegamiento y que no hayan recibido aplicaciones de sulfonilureas”, explica José Luzuriaga, gerente de Producción de Horreos del Sudeste.
En presiembra puede usarse glifosato, picloran, clomazone o dicamba, mientras que en postemergencia es factible emplear graminicidas o clopyralid. Existe oferta de híbridos con tolerancia a imidazolinonas.
“Los materiales con tolerancia a imidazolinonas ofrecen una ventaja comparativa, pero como hay varias crucíferas resistentes a imidazolinonas, los lotes con presencia de crucíferas no deben ser destinados a colza”, remarca José.
“El mejor herbicida, de todas maneras, es realizar un cultivo de colza bien diseñado que compita de manera eficiente con las malezas”, añade.
Una semilla de colza puede variar su peso de 1000 semillas de 3,5 a 6,0 gramos, por lo que, si estamos poniendo solamente kilos, se puede estar sembrando el doble o la mitad de lo que se quiere sembrar. Por ese motivo, para lograr 30 plantas por metro cuadrado se siembra entre 1,8 y hasta 4,5 kg/ha, dependiendo del tamaño de la semilla.
La colza se adapta bien a la siembra directa. Pero en lotes con cobertura de todas las zonas productivas la utilización del barrerastrojo es clave para una buena implantación del cultivo.
La siembra, que puede ser neumática (preferiblemente) o a chorrillo, requiere un cajón alfalfero. La profundidad de siembra se ubica entre 1,0 y 2,0 centímetros. Se recomienda sembrar a baja velocidad para evitar que la semilla quede en superficie o rebote impactando la distribución dentro del surco.
“Las siembras de híbridos invernales realizadas entre marzo y mediados de abril son óptimas para reducir el riesgo de heladas en nuestra región”, apunta José.
La colza es un cultivo de altos requerimientos nutricionales y altísima respuesta. Por cada 1000 kilos de grano se requieren 12 kilos de fósforo, 14 de azufre y 60 de nitrógeno. Fósforo y azufre se aplica a la siembra junto a la semilla, mientras que el nitrógeno se incorpora posteriormente en dos fases: emergencia y antes de la elongación (C2).
Las enfermedades más importantes de la colza en la zona son –por orden de importancia– Phoma, Sclerotinia y Alternaria. Existe disponibilidad de algunos híbridos que cuentan con tolerancia a Phoma y Alternaria.
“Es importante monitorear el cultivo regularmente para detectar de manera temprana presencia de bichos bolita o babosas, que tienen una particular preferencia por las crucíferas”, explica José. Durante el desarrollo del cultivo pueden aparecer ataques de plutella, pulgones e isocas.
“En años muy húmedos también vemos respuesta a la aplicación de fungicidas”, comenta el gerente de Producción de Horreos del Sudeste.
La colza alcanza su madurez fisiológica con un 35% de humedad en grano. Se debe observar a la planta dividiéndola en tres tercios, donde el tercio inferior será la parte más madura con predominancia de granos negros y algunos granos color “vináceo”; el tercio medio tendrá predominancia de granos color “vináceo” y algunos granos verdes y el tercio superior tendrá predominancia de granos color verde y algunos “vináceos”.
En la mayoría de los casos la cosecha es directa. La plataforma drapper es la más aconsejada, la cual requiere una correcta regulación. No se recomienda realizar la recolección durante días ventosos para evitar que se vuele parte de la semilla.
La base de humedad de recibo de colza es del 8,0% con una tolerancia del 10%. Lo ideal es contar con bateas para transportar colza porque el tamaño del grano es muy pequeño.
“Años atrás la cosecha de colza era un verdadero drama porque las silicuas se abrían cuando llegaban a madurez, pero por suerte han aparecido híbridos con muy baja dehiscencia que ahora nos permiten cosechar con valores de humedad por debajo del 9% o 10%” comenta José.
Las condiciones comerciales ofrecidas este año por Bunge consisten en la provisión de semilla híbrida de DSV, Nuseed y Advanta con planes de financiación para acceder a la misma. La empresa cuenta con híbridos tanto invernales (siembra entre marzo y comienzos de abril en el sur de la zona pampeana) como primaverales (siembra entre marzo y junio en el norte de la zona pampeana).
El precio de referencia es Colza MATIF Febrero 2025 menos 80 u$s/tonelada (que en la actualidad representa unos 415 u$s/tonelada). En caso de que el lote de producción no esté certificado por la norma europea 2BSvs, se descuentan otros 20 u$s/tonelada más del precio.
Para la fijación del precio de venta es factible cubrir hasta 500 kg/ha a la firma del contrato y hasta el 50% del rendimiento final estimado (establecido por contrato) hasta el mes de septiembre. El porcentaje restante debe fijarse en cosecha una vez entregada la totalidad de los kilos recolectados. La entrega puede hacerse del 20 octubre hasta fines de diciembre 2024.
Bunge, además de la semilla, provee asesoramiento agronómico y técnico en todas las instancias del cultivo y la recolección. La empresa se compromete a comprar el 100% de lo cosechado, que se procesa con el propósito de obtener aceite con baja huella de carbono.