DRUETT, la máquina que cambió para siempre la forma de cosechar

La historia de la mecanización agrícola en Argentina está plagada de innovadores. El más reconocido es Alfredo Rotania, el creador de la cosechadora autopropulsada. Ahora vas a conocer a Miguel Druetta, el que apenas tres años después, la mejoró.

Por: José L. Amado -Periodista agropecuario e historiador.

A grandes rasgos, se puede decir que en Argentina la historia de las cosechadoras de granos se divide en 4 grandes períodos:

*El primero, que va de 1870 a 1914, período en que se comienza con el uso de las cosechadoras llamadas “Stripper”, luego vinieron las “Australianas” o de “Peine”, y después las estacionarias o estáticas, primero de madera y luego de chapa que eran accionadas por motores a vapor mediante largas correas.

*El segundo período va de 1915 a 1929. Espacio de tiempo en el que aparecen las Cortatrilla (o Corta y trilla), máquinas que tenián un motor para la trilla, pero que eran tiradas por caballos o en el mejor de los casos por los primeros tractores importados.

*El tercer período iría de 1930 a 1949. Momento en el que aparece la primera cosechadora automotriz del mundo inventada por don Alfredo Rotania en Sunchales (Santa Fe). Y si bien se seguían fabricando y vendiendo las máquinas de arrastre, es en este espacio de tiempo en que comienza su reemplazo por las autopropulsadas.

*El último período abarca de 1950 hasta 1990. Este está considerado el mejor de todos. Es cuando aparecieron gran cantidad de marcas de cosechadoras. Pero, a razón de la apertura de importaciones del gobierno de fines de los 80, comienzan a desaparecer las marcas nacionales en detrimento de las importadas. Tanto es así que, a principios del año 2000 se contaban con una mano las fábricas nacionales que aún quedaban en existencia. Hoy día existe una sola empresa nacional con continuidad en la fabricación de cosechadoras, Vassalli en Firmat.

Explicado lo anterior, ahora nos vamos a situar a principios del tercer período descripto, más puntualmente a principios de la década de 1930. Una época en la que gracias a la gran inventiva de dos hombres del interior productivo, se cambió para siempre la manera de cosechar los cultivos.

Cuenta don Tadeo Buratovich en su escrito “Pioneros criollos” perteneciente a la serie “Grandes Epopeyas de la Agricultura” que “Don Alfredo Rotania se instala con un taller en la localidad de Sunchales en el año 1915 para atender las necesidades de la zona” y que a él “se asocian sus hermanos, Miguel, Fernando y Enrique, dedicándose entre los años 1920 a 1930 a la fabricación de elementos para máquinas trilladoras. A su vez se dedicaban a la explotación de este tipo de máquinas trillando parvas de trigo y lino. Llegando a tener cuatro equipos, siguiendo luego la fabricación de máquinas corta trillas de arrastre a caballos o tractor. Esta experiencia da origen a la idea de que estas máquinas podrían desplazarse por sus propios medios”, explicó Buratovich.

Luego, en el mismo escrito, Buratovich revela que “Don Alfredo Rotania comienza sus experimentos en 1927, consiguiendo su propósito al crear una máquina llamada “Espigadora-Trilladora con adaptabilidad de un tren automotriz en el rodado delantero”. Así se la especificó cuando el 8 de diciembre de 1929 se le otorgó el título de «Patente de invención», reconociéndola como la primera cosechadora automotriz del mundo. Poco después fue lanzada al mercado, marcando así el fin de la tracción a sangre en los trigales. La marca Rotania alcanzó meritorio prestigio en los campos de la Argentina y en otros países sudamericanos”, destacaba el historiador de Arequito, Santa Fe.

A lo descripto, se le puede agregar que la máquina de Alfredo Rotania fue cubierta con las patentes de invención Nº 32397 y 35472. Además, agregar que, si bien esta invención generó un enorme avance para facilitar las cosechas de aquellos tiempos, la máquina tenía un inconveniente, puntualmente su plataforma de corte que estaba al costado. Más precisamente del lado derecho.

Don Miguel Druetta

Otra vez, el historiador santafesino ya desaparecido, Tadeo Buratovich, nos dice textual que: “Don Miguel Druetta, hijo y nieto de inmigrantes, hacia 1870 se afincó en Colonia Santa Teresa, hoy llamada Totoras, en la provincia de Santa Fe. Este se inició de muy joven en el trabajo con máquinas trilladoras, allí en los campos que lo vieron nacer, llegando a tener un profundo conocimiento sobre las maquinarías que lo lleva a inventar en 1923 el “Recolector” de cereales”, explica Buratovich. Es que por aquellos años, primero se hileraba el cultivo y se lo dejaba secar en el campo, y después se lo trillaba en las máquinas estáticas. Lo que vio Druetta es que todo este trabajo se podía simplificar si directamente se cortaba y se trillaba con una sola máquina utilizando su Recolector.

En el año 1932, solo tres años después que Alfredo Rotania haya patentado su cosechadora automotriz, Miguel Druetta comienza a vender su “Auto-Cosechadora DRUETT” con Plataforma de corte central.

Esta primera máquina de Druetta era del tipo triciclo, con dos ruedas delanteras de hierro y una trasera que le daba dirección. Este modelo de máquina automotriz con Plataforma de corte central, fue la primera en el mundo en su tipo marcando un antes y un después, dado que todas las que vinieron siguieron este diseño.

Según Tadeo Buratovich: “la cosechadora estaba bien fabricada, era sólida, se adaptaba a nuestras condiciones y hacía un buen trabajo. En pocas palabras, era sencilla, liviana y eficiente. En su primer año, se fabricaron sólo 4 unidades, pero en 1939 se produjeron un total de 180 cosechadoras. Un éxito para esa época”, destacaba el historiador.

Cabe subrayar que en una entrevista televisiva a Canal 7 Argentina (Postales de Vida), con fecha 2003, Omar Druetta, sobrino nieto de don Miguel cuenta que este tenía solo tercer grado de escuela. Además, explicó que el famoso “Recolector” que desarrolló Druetta y que le colocó delante a su cosechadora, tenía la particularidad de mejorar su anterior Recolector. Y lo hizo colocándole una línea de púas, de modo que podía levantar bien el trigo que previamente había sido hilerado y que esas púas se escondían mientras el rolo giraba acercándose a la Plataforma de la cosechadora. Este mecanismo funcionaba de esta forma porque poseía un eje interior excéntrico.

Como se puede apreciar las cosechadoras DRUETT, que eran fabricadas por la empresa de nombre Loggia-Druetta y Cia., representaban un avance inmenso para fines de la década de 1930.

Pero, en 1939, Druetta vende su fábrica ubicada en la localidad de Ciudadela, Partido de 3 de Febrero, (por cierto, esta fue la primer fábrica de cosechadoras que tuvo la provincia de Buenos Aires), a Santo Rosatti y Francisco Cristófaro quienes conformaban la empresa R Y C S.A. Estos industriales continuaron con esa fábrica, sumaron otra en la ciudad de Arrecifes y lanzaron al mercado varios modelos de cosechadoras que pasaron a llamarse: RYCSA modelo Miguel Druetta. Según datos, estos modelos se vendieron hasta por lo menos el año 1965.

Cabe destacar que un folleto de la empresa RYCSA, en la que promocionan su primera cosechadora modelo Druetta se aporta un dato casi desconocido. Textual dice: “En 1930, Miguel Druetta, infatigable innovador en las técnicas de las cosechas de los cereales, probó en la Estancia del Sr. José Gaddi en Lobos, Buenos Aires, la primera autocosechadora de su creación”.

La DRUETT que está en Bragado

En la actualidad existe una sola Auto-cosechadora DRUETT de las que fabricaba don Miguel Druetta, la cual está totalmente restaurada y en óptimo funcionamiento y se encuentra en la ciudad de Bragado (Buenos Aires).

La máquina, está al resguardo de sus nuevos propietarios, los bragadenses Gabriel Siri, Julio Bracco y sus hijos Alejandro y Claudio Bracco. Además, forma parte del acervo histórico de maquinarias antiguas que posee la Asociación de Maquinaria Antiguas Julio Cesar Bracco de esa ciudad bonaerense.

“Nuestra DRUETT es del año 1938 y de acuerdo a la placa es la Máquina Nº 403. Nosotros se la compramos en el 2018 a Carlitos Gualtieri, nieto del dueño original, don Vicente Gualtieri que la tenía de 0 kilómetro y, según nos contó, estuvo cosechando hasta el año 1953/54”, comenzó explicando Gabriel Siri. Luego especificó que “Estaba en Las Rosas, Santa Fe, la trajimos a Bragado, la armamos rápido y en marzo del 2019 la presentamos en la Fiesta de la Maquinaria Antigua de ese año. Y tuvimos la suerte que vino su primer maquinista, don Nellio Serafini de Las Parejas, todo un orgullo para nosotros. Además, para la Fiesta de 2020, estuvo el cosedor de bolsas de esta máquina, don Jorge Pedro Giordanino, quien nos contó que se subió a coser bolsas a los 9 años porque la máquina había ido al campo de su padre y como se había enfermado el otro cosedor, él se subió a coser y después trabajó un montón de años en esta cosechadora”, explicó.

Además agregó: “Por lo que sabemos, la primera Auto-cosechadora DRUETT fue llevada en 1931 a la Rural de Palermo en Buenos Aires y no se le dio importancia. Vuelven a llevarla en 1937 y ahí gana el primer premio. Hay una anécdota que dice que allí la ve un ingeniero canadiense de la empresa Massey Harris y se lleva la idea para fabricar una máquina similar que fue lanzada en 1939/40; la famosa Massey Harris 20”.

Sobre las características de esta cosechadora, que vale destacar está totalmente construida en chapa galvanizada, los propietarios explican que “Desde lo técnico, se puede decir que esta máquina posee 2 cilindros de trilla. El primero con dientes del tipo americano que rompe el material y más atrás el segundo cilindro trillador con batidores. Ambos cilindros miden 100 x 56 cm. Incluso esta máquina tiene algo llamativo, posee segunda limpieza de granos con retrilla. Algo inédito para esa época. Además, el material ingresa por abajo, va a hasta la cola y sube por la turbina elevadora para la retrilla y sale por adelante a las norias del cernidor. Un lujo el sistema de trilla que tiene. Algo fuera de serie!. Otro dato, es que la primera DRUETT tenía los sacapajas al aire libre, pero esta no, los tiene bien largos y cubiertos por la cola de la máquina”.

Si algo cambió para siempre don Miguel Druetta fue la forma de cosechar y lo hizo presentando un cabezal recolector colocado al frente de la máquina con particularidades que hoy día se siguen utilizando. En este sentido, los dueños de la cosechadora destacan que poseen el recolector original de la máquina. El mismo tiene 18 pies de ancho de corte, con sistema drapper a lona y molinete de madera. Un equipo de dimensiones grandes para esa época.

En cuanto a la parte motriz, está impulsada por un motor marca Buda de 6 cilindros del tipo “agricolero” que hoy funciona a nafta, el cual entrega 60 Hp de potencia. La dirección es trasera ejercida por un ruedín de hierro que mide 75 cm de alto.

En cuanto a la transmisión, es delantera. La caja es del tipo semiautomática con dos velocidades de avance y una de retroceso. Y, según cuenta don Tadeo Buratovich en un video en YouTube del canal Pesados Argentinos, esta caja de cambios fue construida con sistema de planetarios por el propio Druetta, exclusivamente para esta cosechadora. En este sentido, Siri dice que “La caja de nuestra máquina anda perfecta y fue lo único que no desarmamos. Es muy rápida para los 87 años que tiene la máquina, de hecho camina cosechando a 7 km por hora”, destacó.

“Nosotros, que la conocemos bien, estamos convencidos que esta máquina revolucionó las cosechadoras. Las cosas que tiene esta máquina son realmente inventos muy adelantados para esa época. Muchas veces nos preguntamos ¿de dónde habrá sacado estas ideas ese hombre?, realmente fue un genio!”, destacan los nuevos dueños.

Finalmente subrayar que don Miguel Druetta, luego de desvincularse de la fabricación de cosechadoras, se dedicó a continuar innovando con maquinarias para distintos usos. Es autor de más de cien patentes y hasta desarrolló uno de los primeros cabezales maiceros.

Don Alfredo Rotania, quien le puso por primera vez un motor a una cosechadora y don Miguel Druetta, quien la mejoró al colocarle el cabezal recolector delantero y un sistema de trilla muy avanzado para esa época, son dos de los grandes exponentes de la inventiva argentina. Hombres sencillos, del interior profundo, pero observadores de las necesidades de los agricultores a quienes le aportaron todo su talento.

Ambos, por sus contribuciones al desarrollo tecnológico, perdurarán por siempre en la historia grande de la mecanización agrícola nacional y mundial.








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