Por si algo faltaba para generar más desconcierto en este 2023, apareció el ministro y candidato a Presidente Sergio Massa y terminó de complicar el mercado de la soja. Desaparecieron las operaciones y sobran las dudas. De todas formas, los productores apuestan a otra administración política.
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
Finalmente, el resultado de las PASO arrojó un triple empate entre los tres principales candidatos a presidentes, La Libertad Avanza de Javier Milei obtuvo el 29,8%; Juntos por el Cambio de Patricia Bullrich 28% y Unión por la Patria de Sergio Massa sacó 27,3%. Algo nunca visto desde que existen esta modalidad electoral.
Y en el marco de esta particular situación, el candidato a presidente del partido oficialista, Sergio Massa, quien además es el actual ministro de Economía, realizó anuncios que han provocando una virtual parálisis en mercado de granos, especialmente el de la soja. El cual se sembró de dudas, dado que nadie entendió las medidas.
Se suponía que el pasado viernes iban a aparecer las tan esperadas precisiones sobre el nuevo Dólar soja IV o como finalmente se llame. Lo cierto es que Massa lo anunció hace ya casi una semana, pero a partir de allí todo está en tinieblas. Un mercado que duda es un mercado que se paraliza; en dónde salvo máxima necesidad los vendedores se retraen.
Después de la confusa conferencia de prensa en la Secretaría de Agricultura, que contribuyó grandemente a “enpiojar” aún más la situación, Reuters se ocupó de acomodar un poco los tantos. Aparentemente lo único que estaría claro es que los exportadores de granos pueden quedarse con el 25% de las divisas que generen en septiembre para importar soja con destino al procesamiento, en un momento que hay guardadas unas 8 a 9 millones de toneladas que aún no tienen precio.
Lo que sí se sabe, es que los exportadores de cereales tienen que convertir todos los dólares originados por sus negocios externos en pesos dentro de un plazo estricto y a un tipo de cambio acordado oficialmente. Por otro lado, es el mismo gobierno el que regula el acceso a divisas para pagar las importaciones. De ahí que se puede tomar ciertas licencias dentro de un sistema en que el Estado es ominpresente.
Hay que destacar que, en su anuncio, Sergio Massa se cuidó especialmente de definir que se trata de una medida para comprar poroto importado.
«Estamos charlando con las cerealeras, muy cerca de encontrar un mecanismo en el cual lo que premiamos es la industrialización. El tema es que con la caída de las exportaciones, las plantas industriales que hacen aceite, pellet y harina de soja bajaron su producción y tuvieron que bajar la cantidad de horas de sus laburantes… Tomamos la decisión de decirles: si ustedes garantizan un nivel de exportación determinado, lo que vamos a hacer es que dejen una parte afuera (25%) para pagar soja de Brasil y Paraguay sin tener que usar las reservas del Banco Central”, dijo Massa el viernes a Canal 9 Litoral de la ciudad de Paraná, Entre Ríos. En síntesis, es una medida para los exportadores puedan importar soja.
Lo que sí es cierto, es que la caída de la producción a manos de la seca llevó al país a procesar un 26% menos de soja en el primer semestre del año, con sólo 15 millones de toneladas. Entonces, hasta acá estaría claro el beneficio para la industria y la exportación.
Dicho esto, entre los productores las dudas se acumulan a medida que pasan las horas dado que aún no se conoce la “letra chica” de la medida. Algo fundamental para alejar incertidumbre a un mercado que funciona mediante la oferta y la demanda.
Otra cosa que hay que destacar es que el nivel de incertidumbre en el mercado de la soja es sumamente elevado y que evidentemente fue una medida de tono electoralista en donde da la sensación que el productor de la mercadería, en este caso la soja, es solo un convidado de piedra.
La medida anunciada, seguramente va a tener ganadores, pero por lo poco que se sabe hasta acá, no serán los hombres de campo que producen el poroto.
Y finalmente otro dato, y es el que indica que los agricultores argentinos acaban de sembrar sus trigos y ya están a poco de comenzar la siembra de maíz y soja.
Lo hacen con la ilusión que los frutos de las plantas que generen esas semillas se van a cosechar sin sequía, con otro gobierno y por lo tanto con otro mercado de granos.
Hasta tanto llegue ese momento, los productores cuidan mucho sus decisiones, el que todavía tiene algún grano lo cuida y hacen números tratando de evitar sucumbir al “canto de las sirenas”. Las cuales están más interesadas en llegar al balotaje que en impulsar realmente las exportaciones del país.