Gándara: de centro productivo a pueblo fantasma

Gándara es un pueblo rural del partido de Chascomús que se encuentra prácticamente deshabitado desde hace casi 20 años tras el cierre de una fábrica. Fue uno de los centros productivos de dulce de leche más importantes del país y ahora es un pueblo fantasma.

Gándara es un pequeño pueblo bonaerense perteneciente al partido de Chascomús, ubicado a la vera de la Ruta Provincial 2 y que se encuentra prácticamente deshabitado desde hace casi 20 años. En la actualidad se convirtió en un pueblo turístico.

Este paraje, que se encuentra a 20 kilómetros de Chascomús, nació al calor de la creación de una empresa láctea llamada “Gándara”, perteneciente al Grupo Lactona, la cual convocó a decenas de familia a trabajar en ella.

Esta empresa fue una de las más poderosas del país, llegando a procesar más de 600 mil litros de leche, 25 mil litros de yogurt y 42 mil kilos de dulce de leche, que se repartían a la Ciudad de Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata. Contaba con 500 operarios.

El pueblo se ubica en unos campos que pertenecían a Domingo Leonardo de la Gándara, quien se dice que combatió contra las Invasiones Inglesas allá por inicios del 1800. De la Gándara compró las tierras en 1823, dando origen al paraje. Antes de su muerte, el propietario transmitió los lotes a sus hijos para la creación de la estación de tren, la escuela, un monasterio, almacenes, pulperías y la mencionada empresa.

En 1896, un grupo de tamberos fundaron la Sociedad Anónima Unión Gandarense, que otorgaba la leche diariamente a la fábrica bajo la modalidad de cooperativa. Recién en 1963, “Gándara” fue adquirida por Juan Carlos Rodríguez, quien le imprimió un sello de modernidad y mayor productividad.

«Gándara» se transformó en una de las empresas lácteas más importante, llegando a abastecer un 25% del consumo total de leche del país. Asimismo, sus productos fueron exportados a Estados Unidos, Italia, Arabia, Israel, México y Brasil.

Cada verano, durante la década de los 80, el paraje era una parada casi obligatoria para los visitantes de Chascomús, La Costa y Mar del Plata, que podían disfrutar de manera gratuita muestras de dulce de leche o yogurt.

El ocaso de Gándara
Gándara era un pueblo lleno de vida, con reuniones, fiestas y, sobre todo, trabajo. Sin embargo, la muerte de Rodríguez marcó el declive del progreso de Gándara. Los herederos vendieron la fábrica a la empresa multinacional Parmalat, la cual quebró en 2003 y cuyo dueño fue condenado a 18 años de prisión por malversación contable. Los trabajadores continuaron en sus puestos, pero sin poder producir absolutamente nada.

Tras la intervención de la justicia, la Compañía Láctea del Sur se encargó de la empresa por un tiempo más hasta 2007 que «Gándara» cerró finalmente sus puertas, con una deuda e 200 millones de pesos. Cientos de trabajadores quedaron en la calle, muchos de ellos en estado de depresión por perder sus puestos de trabajo, en algunos casos a tan avanzada edad, sin saber qué hacer.

Poco a poco el paraje comenzó a apagarse con la disminución de su densidad poblacional. Sus antiguos pobladores se vieron obligados a partir, en búsqueda de tierras con mayor prosperidad como alguna vez lo fue Gándara.

Actualmente, algunos de los productos de «Gándara» como yogurt bebible y entero, leche, leche chocolatada y dulce de leche fueron relanzados por Inversiones para el Agro (Ipasa), los cuales son elaborados en una fábrica de Pilar que pertenecía a Compañía Láctea del Sur.

El pueblo de los turistas y ciclistas
Del Gándara de la década de los 80, su máxima época de esplendor, poco queda: algunas casitas, las ruinas de la planta, la estación de trenes y las pocas familias que la habitan.

Aunque no se puede precisar cuántas personas viven en el paraje, se estima que serían unas 50 personas. En el Censo de 2010, se lo calificó como población rural dispersa. Aún subsiste la escuela primaria N° 21 con 29 alumnos, de los cuales solo 2 pertenecen al pueblo.

Vivir en este lugar no es para nada sencillo, ya que no existen almacenes donde ir a comprar alimentos. Los lugareños deben viajar 20 kilómetros hacia Chascomús para satisfacer sus necesidades básicas.

A pesar de esto, Gándara resiste al olvido y de las cenizas se reconvirtió para transformarse en un paraje turístico. Los ciclistas y los amantes de los sitios abandonados son sus mayores visitantes. Algunas empresas privadas ofrecen visitas guidas que permiten conocer la historia detrás de sus actuales calles desérticas.

Los turistas pueden recorrer el convento San José, que fue construido por el arquitecto Alejandro Bustillo y que se mantiene conservado a pesar del abandono. A su vez, pueden recorrer la Capilla Nuestra Señora del Rosario, también obra de Bustillo.

Asimismo, hay hospedaje para los visitantes, en el refugio el Vergel, una cabaña creada por un matrimonio que decidió apostar por Gándara. También ofrecen servicio de ecoturismo. En el futuro, planean transformar uno de los almacenes abandonados en una casa de té.

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