El presidente brasileño Luis “Lula” da Silva, intentó aumentar la presión tributaria sobre el sector, y el Congreso, dominado por la bancada ruralista, rechazó la medida. Los productores hablan de una relación malherida
Fue noticia la semana pasada, incluso sacudió los mercados internacionales de soja y maíz, disparando los precios, pero como se sospechaba tuvo corta vida. El gobierno de Brasil trató de aumentar la recaudación del Estado a costa de los productores agropecuarios y sus industrias asociadas, y el Parlamento, dominado por la bancada ruralista, lo dejó de a pie.
Decidió devolver al Planalto la medida provisoria (MP) que crea nuevas reglas para la compensación de créditos del Programa de Integración Social (PIS) y de la Contribución a la Financiación de la Seguridad Social (Cofins) y el reembolso de créditos PIS/Cofins presuntos.
Todo empezó cuando el gobierno de Lula pretendió alterar el manejo de estos créditos fiscales, de modo que las empresas ya no pudieran compensar estas acreencias mediante descuentos en otros impuestos, aumentando los gastos del sector.
La Medida Provisoria 1.227/2024 del gobierno brasileño preveía que estos créditos sean compensados sólo bajo el sistema no acumulativo, sin interactuar con otros gravámenes (“cruces”), excepto con deudas del propio impuesto. En otras palabras, sorpresivamente generaba un costo que no estaba en los cálculos de nadie. En el sector estimaron que traería una importante pérdida de competitividad a toda la cadena, en tanto el productor pasaría a cobrar USD 13 menos por su soja. La norma entró en vigor de inmediato, pero necesitaba la aprobación del Congreso en un plazo de cuatro meses para seguir siendo válida.
Y el Parlamento se expidió rápidamente. “La devolución al gobierno federal de la MP 1.227/2024, y la suspensión inmediata de sus efectos es una gran victoria para el sector empresarial y para toda la sociedad brasileña”, dicen los productores de Aprosoja Brasil. Son los mismos que enarbolaron lo ocurrido con los productores argentinos y las Retenciones, como el camino que debe evitarse a cualquier costo.
Los sojeros brasileños advierten que la Medida Provisoria ya estaba empezando a perjudicar el flujo de caja de las empresas, generando un riesgo muy alto de desempleo, reducción de la inversión y aumento de la inflación. Por lo demás, en el caso de las agroindustrias que adquieren, procesan y exportan cereales, se considera que la MP viola la inmunidad fiscal de las exportaciones garantizada por la Ley Kandir. Es decir, no se admite exportar impuestos. Y esta pérdida de rentabilidad de la industria ya se estaba trasladando a los productores de granos.
Los hombres de campo aseguran que a pesar de la revocación de la medida, no hay muchos motivos para celebrar. “Al emitir una MP que entró en vigor inmediatamente y tomó por sorpresa a todo el sector productivo, el Estado provocó una ruptura política importante dentro de la discusión de la Reforma Tributaria. ¿Cómo hará el sector para confiar en las propuestas de un gobierno que dice una cosa y hace otra?”.
Lo que más molesta a los agricultores es que esta medida inoportuna se adoptó bajo la justificación de un aumento de los ingresos federales. “El verdadero problema es que aún no se toman determinaciones para contener el elevado gasto público que, por el contrario, está creciendo”.
En el Parlamento brasileño, Rodrigo Pacheco, presidente del Senado, explicó que la medida incumple las normas que marca la Constitución para la publicación de este tipo de actos por parte de la Presidencia de la República. Fue quien anunció la devolución de los tramos más importantes de la MP al Ejecutivo, en lo que configura una derrota para el gobierno federal. Apenas lo hizo, fue aplaudido por los presentes en el Senado. “Ha reinado el sentido común”, afirmó Pedro Lupión. El presidente del poderoso Frente Parlamentario Agropecuario (FPA) dijo que la medida fue un golpe muy duro para el productor brasileño y que el tema está enterrado en el Congreso. “Ya no hablamos de ello”, enfatizó.
En conferencia de prensa, este legislador ligado al campo y sus industrias sugirió que el gobierno debería compensar la caída en los ingresos de la Seguridad Social con recortes de gastos y reformas administrativas. “En lo que a nosotros respecta, no aceptamos sorpresas para el sector productivo. Nunca las aceptaremos”, advirtió.
Todo lo sucedido hace referencia a un tema que conocemos de sobra en nuestro país. Para muchos productores argentinos fue un verdadero déjà vu. Vienen a la memoria aquellos días en que los hombres de campo se resistieron a la imposición de retenciones móviles, que amenazaban con erosionar aún más sus ingresos. La historia tiene puntos de contacto con lo que acaba de ocurrir en Brasil, y como antecedente hay que decir que aquí fue muy difícil recomponer relaciones con el gobierno. Probablemente les pase lo mismo a los brasileños.
En el agro entienden que será una tarea muy difícil revertir este abuso de confianza generado por la publicación de la MP. En este sentido, le corresponderá al gobierno sentarse a la mesa a negociar con el sector productivo y actuar diferente a como lo ha venido haciendo hasta ahora. ¿Querrá Lula ir por este camino?