Horacio Salaverri, presidente de CARBAP, dialogó sobre la brecha entre el precio de hacienda en pie y el precio de la carne en góndola. “Siempre se acompañan las subas no las bajas, el productor no es formador de precios. El recupero de 50 a 100 pesos va repercutir en la góndola entre 400 a 500 pesos”, señaló.
Tras meses de amesetamiento de su precio en góndola, el mercado de la carne acusa un incremento, producto de la recomposición de los valores. En este marco Horacio Salaverri, presidente de CARBAP, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, explicó que “en este último incremento de precios, lo que hay que considerar es que la carne había aumentado el 46%, sobre una inflación del 95%, y todos los elementos de la economía, con una inflación así, básicamente en el tiempo, recompone los valores. No solamente la carne, sino una cantidad de elementos que tienen que ver con la economía que terminan nivelando valores con el tiempo, ese ha sido el contexto que se dio en todo el mercado cárnico, hoy con un incremento producto de una recuperación de valor”.
Diferencias entre los precios
“Argentina en general tiene un problema muy grande respecto a la diferencia del precio al productor con el precio en góndola”, detalló Salaverri, “para situarnos en la carne, toda la baja de los valores que se dio en el último mes, nunca fue transferido en la góndola, por el contrario, subieron, evidenciando que el productor no es formador de precios”.
Por otra parte, el dirigente rural puntualizó que, “es importante diferenciar esto, porque muchas veces he escuchado desde el gobierno decir que el valor es más alto porque en los mercados aumentó, pero siempre se acompañan las subas y no las bajas. En un país como Argentina, el productor, dentro del precio final, tiene una composición que no supera el 20%. Vamos a citar un caso claro: El mercado de Cañuelas en este momento está recuperando en valores, entre 50 y 100 pesos para el productor, ahora esto se estima que va a repercutir en la góndola entre 400 y 500 pesos, es decir que esto define claramente que el problema no está en el productor. Hay un proceso impositivo e inflacionario que lleva a esta distorsión de los valores entre el productor y la góndola”, explicó.
La CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa) tiene un índice que mide todos los meses la diferencia que hay entre el precio que recibe el productor y el que paga el consumidor, “en Argentina, en la mayoría de los casos hay entre cinco y seis veces y algunas entre diez y once veces de incremento promedio”, destacó.
La complejidad del sector agropecuario
“Viene del segundo semestre del año pasado. Nos ha dejado con más de 17 millones de hectáreas en el país con un estado de sequía y desastre en algunos lugares. Es un contexto complicado, ha habido alguna caída de lluvias en sectores que mejoraron un poco, pero, indudablemente, no se ha modificado demasiado, para certificarlo, en esta zona ha llovido casi 500 milímetros menos que el promedio, generando este contexto”, dijo el ruralista bonaerense.
Luego manifestó que “Lo que ha sucedido con el tema de la carne, es que se había dado una situación particular”, y amplió, “se había amesetado en su valor en el mercado de Cañuelas, dándose además, una situación particular, cuando se empieza a producir la sequía, los pastos naturales no aparecen y, adicionalmente, el dólar soja, que ha modificado el precio de uno de los componentes de la alimentación animal, muchos en el caso específico del feedlot, o productores que terminan los animales con alimento balanceado, siendo la soja uno de sus componentes. Eso ha producido un incremento que, mezclado con la sequía, ha hecho para la ganadería de carne y de leche, una situación muy difícil. Cuando no hay pasto, el alimento es caro y no se consigue forraje, básicamente el animal tiene que ser vendido. Esto sobreabundó los mercados de hacienda y esa sobreoferta hizo que por dos meses el precio bajara. Por más de seis o siete meses se mantuvo igual. Estoy hablando solamente del precio que recibe el productor».
Perspectivas a corto plazo
“No podemos justificar un incremento en góndola, cuando el precio al productor es de otro valor”, indicó, “hay una clara distorsión en la cadena”.
“La carne se había amesetado en el precio dentro del proceso inflacionario, lamentablemente, al haber atraso de precios hay recomposición, lo lamentable es que se dé así el incremento”, aseguró.
“En cuanto a la producción, todo va a seguir dependiendo de las condiciones climáticas. La sequía no es solo un problema de pasto, sino que el animal no está bien comido, la vaca no queda preñada, o aborta, por lo que va a haber menor cantidad de terneros y en cuanto a la lechería en general sería el mismo inconveniente. Es complicado poder aventurar algún tipo de reacción».
Finalmente expresó que «La idea siempre ha sido generar un mercado de carne con mayores posibilidades, pero la economía argentina tiene esos altibajos, que, ante el crecimiento de una actividad, se toman medidas y enseguida se comienza a restringir, por ejemplo en el 2021 se prohibió la exportación para la ganadería en forma total y luego parcial y hoy con una retención del 9%, cualquier tipo de restricción o retención siempre conlleva a una distorsión en la cadena del incremento”, cerró.