Según destaca un reciente informe, las lluvias vienen siendo insuficientes para el trigo. Del millón de hectáreas sembradas, hay 400.000 en estado regular y 100.000 en muy mal estado. Además, ya se registran los primeros lotes pastoreados. Sin napas ni reservas, el cultivo depende solo de nuevas lluvias.
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
El pasado jueves se conoció el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), dependiente de la Bolsa de Comercio de Rosario. El mismo informa del estado de los cultivos y entre sus conclusiones advierte que la mitad del trigo de la región que analizan, es decir la Pampa Húmeda, está entre regular y malo.
En concreto explican que en estos momentos hay 400.000 hectáreas en estado regular y 100.000 hectáreas en mal estado. En el centro sur de Santa Fe se encuentra la mayor cantidad de esos lotes arruinados por la sequía. Incluso, en Carlos Pellegrini hay un 10% de los lotes ya se ha dado por perdidos. Tanto es así, que los productores que cuentan con animales en sus establecimientos lo están usando como forraje.
En la zona de Cañada de Gómez, destaca el informe que los trigos están muy estresados. El 80% de los cuadros está espigando con estrés hídrico grave, “las hojas se ven encartuchadas, sufriendo. Son trigos que no lograron una buena profundización radical”, dicen los asesores de la zona.
En tanto en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, más concretamente la zona de General Pinto, el cereal está en período crítico con efectos de estrés hídrico, más o menos marcados, en todos los cuadros. Y, si bien aún no se observan los efectos de las bajas temperaturas del fin de semana pasado, los técnicos advierten que agarraron al cultivo en condiciones muy secas.
Por su parte, en la zona de Marcos Juárez el trigo viene sufriendo un fuerte deterioro y su estado general cayó por la falta de lluvias. Allí el 45% de los lotes esta entre regular y malo.
Más al sur de Santa Fe, en San Gregorio, advierten que “si no llueve, esperan una caída brusca de potencial, ya que en el área las napas estas muy bajas y el cultivo depende solo de las lluvias”.
En plena definición
En cuanto al estado fenológico del cultivo, explica el informe de GEA que el trigo de la región se encuentra entre desplegando la hoja bandera y comienzo de llenado de granos, etapas críticas en la definición del rendimiento.
En este sentido, los agrónomos coinciden en que con cada semana que pasa sin lluvias importantes, los rindes se ajustan hacia abajo. En Carlos Pellegrini hay una drástica reducción de las varas florales y una lenta formación de granos. Ya estiman rindes de 5 quintales por hectárea a 20 quintales por hectárea. En Marcos Juárez, los rindes se mueven entre los 15 qq/ha a 40 qq/ha.
En el sur santafesino y el noreste de Buenos Aires se ven los mejores lotes, pero cada vez dependen más de las lluvias. En San Gregorio, dónde las lluvias de la primera semana de septiembre permitían apuntar a 50 qq/ha en los mejores lotes, ahora esperan una caída brusca de potencial y alertan que el cultivo depende únicamente de las lluvias.
En Bigand, la zona más privilegiada por el agua en setiembre (110 mm) y el área que obtendría los mejores resultados en trigo, calculan entre 30 y 50 qq/ha. En cuanto a Pergamino, al día de hoy se esperan rindes que van de los 25 a los 50 qq/ha.
Se encienden las alertas
Visto el informe anterior, demás está decir que se están comenzando a “encender las alertas”. Es que las condiciones climáticas adversas no se han superado todavía en gran parte de la región pampeana mientras que las lluvias que se habían pronosticado y que alimentaban la expectativa de los productores resultaron desalentadoras en su magnitud.
En este contexto, las entidades agropecuarias ya empezaron a corregir a la baja sus estimaciones de producción agrícola. Por caso, la Bolsa de Comercio de Rosario redujo en 600.000 toneladas la proyección de la cosecha de trigo, calculada ahora en 15.000 millones. En otras palabras, peligra al menos en parte el ingreso de los USD 3.000 millones promedio que suele aportar y afecta también las condiciones del maíz temprano. En un escenario agravado, podría dilatar la siembra de los cultivos de la cosecha gruesa.
Esto pone en guardia no sólo al sector agropecuario sino a toda la economía: el flujo de dólares se mantendría en niveles inferior al promedio también durante la última parte de 2023 con un enorme llamado de atención para lo que pueda ocurrir, en materia meteorológica, el próximo año.
Lo concreto es que desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, advierten ahora que las lluvias recientes aportaron apenas la mitad de la cantidad óptima de milímetros de agua necesaria para mantener la humedad de los suelos y la viabilidad del trigo en rendimientos aceptables. De los 20 milímetros necesarios para sostener el cultivo, las precipitaciones sólo aportaron la mitad. Ante ese panorama y aunque aún es pronto, empiezan a quedar bajo tela de juicio aquellas estimaciones que indicaban una marcada reversión en la escasez de divisas para alimentar la economía durante el próximo año.