Los proyectos de minería no superan el monto de más de u$s6.000 M que realizaron las empresas agrícolas argentinas en la zona núcleo.
Con un monto total de u$s 5.074 M, la inversión en proyectos mineros aún queda chica en comparación a lo que se invierte en soja y maíz cada año.
La mayoría de los proyectos mineros están dedicados a la industria de la extracción y producción de litio y se encuentran localizados en las provincias de Salta, Catamarca y San Juan.
El más importante -del grupo británico Rio Tinto-, prevé producir y exportar, a partir del 2028, unas 60.000 toneladas anuales de carbono de litio, con una inversión de u$s 2.724 M.
Le sigue el proyecto Gualmacayo por u$s 1.000 M, llevado adelante en San Juan por Minas Argentinas S.A., una empresa que controla Aisa Group, conglomerado de compañías con sede en Canadá.
El tema es que la cifra de los emprendimientos mineros, comprendidos en el RIGI, no alcanzan a superar la inversión de más de u$s 6.000 M que realizaron las empresas agrícolas argentinas en la zona núcleo pampeana para sembrar soja y maíz en el presente ciclo 2024/25.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en la campaña 2024/25 se sembraron 4,85 millones de hectáreas de soja y 1,29 millones de hectáreas de maíz en la zona núcleo pampeana.
Considerando -según cálculos de la plataforma Agbi- una inversión total de 939 u$s/ha en soja y una de 1.189 u$s/ha en maíz, la inversión total estimada en ambos cultivos supera los u$s 6.000 Millones. La cifra comprende arrendamiento o costo de oportunidad de la tierra.
A pesar de que la inversión es realizada mayormente por empresas de capitales argentinos en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, no existe régimen promocional alguno para el sector que es el mayor generador de divisas de la economía argentina.
Vale recordar que a nivel nacional en 2024/25 se sembraron 18,4 millones de hectáreas de soja, 7,10 M/ha de maíz, 6,30 M/ha de trigo, 2,0 M/ha de girasol, 1,30 M/ha de cebada y 1,0 M/ha de sorgo, entre otros cultivos.
El RIGI es un régimen que establece beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios, además de estabilidad fiscal por treinta años, a proyectos que requieran inversiones superiores a los u$s 200 M.
Entre los incentivos tributarios del RIGI se incluye una tasa especial del impuesto a las Ganancias del 25% (versus el 35% del esquema convencional), amortización acelerada, no gravabilidad de los insumos en IVA e “impuesto al cheque” 100% computable como pago a cuenta de Ganancias.
Por otra parte, las importaciones de bienes de capital, repuestos, partes, componentes y mercaderías están exentas de aranceles de importación y de todo régimen de percepción, recaudación, anticipo o retención de tributos nacionales y/o locales.
Las exportaciones, en tanto, están exentas de derechos de exportación luego de transcurridos dos a tres años de la adhesión al régimen (dependiendo del tipo de proyecto) y no es obligatorio ingresar al mercado de cambios local de cambios los aportes de capital o créditos provenientes del exterior.