Parece una ensalada imposible, pero todo tiene que ver con todo. Las elecciones PASO sin propuestas concretas, la economía que no repunta y un sector agro que insistentemente mira al cielo. Toda una mescolanza de cosas que determinan, apatía electoral, bolsillos vacíos e incertidumbre productiva.
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- PARA DIARIO LA VERDAD.
Difícil la tienen los distintos espacios políticos. Se escuchan pocas propuestas y encima los resultados de las elecciones que ya se han llevado a cabo demuestran situaciones inéditas. Por ejemplo, ahora se sabe que en las 4 provincias que realizaron elecciones en 2021 fue menos gente a votar que en años anteriores. En la provincia de Misiones la participación fue del 59%, en Jujuy del 70%, en salta del 60% y en Corrientes del 66%. En todos los casos fue más baja que en anteriores ocasiones de igual elección.
La incógnita es si esta disminución tendrá su correlato en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que son elecciones nacionales. Los especialistas señalan algunos factores que pueden haber incidido en esta menor participación en las provincias. Por ejemplo, la situación sanitaria, porque una parte de la población podría encontrarse aislada al momento de votar; el temor de las personas mayores a contagiarse al ir a los centros de votación; el desinterés por la votación entre la población joven; y un descontento social generalizado por la situación económica recesiva.
La economía
El actual poder de compra de los salarios muestra un registro contundente: es el nivel más bajo de las últimas seis elecciones, lo que lleva a que el consumo popular se encuentre en un piso histórico. Este dato, por sí solo, pondría en riesgo la suerte electoral de cualquier gobierno. Pero hay más: también el nivel de desempleo aparece en el peor nivel desde 2011. Y la elevada inflación actual sólo es comparable con la que existía en 2019, cuando Mauricio Macri perdió su reelección.
Ocurre que los impuestos y la economía “que no arranca”, se han trasformado en algo asfixiante. El economista Emmanuel Álvarez Agis fue el vice ministro de economía durante la gestión de Axel Kicillof al frente de esa cartera. En su último reporte económico titulado con el sugestivo: «Les Hablé con el Corazón y me Respondieron con el Bolsillo», el economista fue contundente.
Dice Álvarez Agis que “El salario real promedio de los argentinos es el más bajo al comparar las últimas seis elecciones. Se encuentra 4% por detrás de la escala de 2019 -cuando Macri perdió las elecciones. La caída respecto del año 2015 trepa al 15%, nada menos”. Y aporta también que “La cantidad de kg de asado que se pueden comprar con un salario promedio alcanzó su máximo en las PASO 2013, cuando alcanzaba para adquirir hasta 204 kilos. En septiembre de este año, se estima, que alcanzaría para 120 kilos, una baja del 41% que en 2013 y el mínimo de las últimas elecciones».
Otro dato no menor es el consumo, según el ex vice de Kicillof, “para estas elecciones, al revés de lo que sucedió en los anteriores gobiernos kirchneristas, el consumo masivo viene en rojo, con un marcado deterioro ante la pérdida de puestos de trabajo y la aceleración inflacionaria”.
Al margen de los bolsillos flacos, el Gobierno intentará que en las próximas semanas, por lo menos antes de las elecciones definitivas del próximo 14 de noviembre, se note alguna mejora en los bolsillos de los votantes. Para ello viene tomando medidas para lograrlo, como lo es una mayor dosis de ayuda social y algunas medidas para recuperar el consumo.
El clima
Dos situaciones de sequía están observando con mucha atención los productores argentinos. La sequía en Brasil, mencionada como la más importante de los últimos cien años y la sequía en el oeste de los Estados Unidos, la más grande los últimos 20 años.
Estas dos noticias en otro momento serían ideales, pero aquí también hay riesgos de sequía. Tal es así que los productores locales empiezan a estar alertas de lo que puede suceder con la próxima campaña de granos gruesos. Ocurre que los pronósticos climáticos auguren una alta chance (70%) de fenómeno Niña para el período que va de noviembre a febrero, justo cuando los cultivos comienzan con una alta demanda de humedad. Para el Gobierno, esto también le trae preocupación. Hay que tener en cuenta que en la última seca grande (campaña 2018), se cosechó 31% menos de soja y 30% menos de maíz. Ante esta situación, los productores cruzan los dedos y miran al cielo.