Con renta cercana a cero, las empresas agrícolas navegan en aguas turbulentas. El analista y consultor Teo Zorraquin pone la lupa en las empresas del agro contemplando el escenario incierto que atraviesa la macroeconomía. La ganadería está en mejor escenario.
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
El analista y consultor Teo Zorraquin compartió una radiografía del escenario que afrontan las empresas agropecuarias, teniendo en cuenta que el entorno (político, económico, climático y de mercados) condiciona una parte de las decisiones a tomar. «A veces no en el corto plazo, pero sí en el largo», señaló.
Para el experto, la mayor preocupación actual de las empresas agropecuarias es la renta del negocio y el aguante financiero. En ese sentido, se puede dividir entre las puramente agrícolas, las mixtas que combinan ganadería y agricultura o lechería y agricultura, las ganaderas puras, las agroindustriales y las de servicios. «En cada uno de estos tipos de empresa, el impacto de lo financiero, el nivel de actividad y el nivel de precios, es diferente», reconoció.
«Las empresas agrícolas tienen en el nivel de precios, por el momento, su mayor preocupación, dado que los mismos ofrecen una renta cercana a cero», aseguró. Y, si bien hubo zonas afectadas por excesos hídricos que condicionan la evolución o el rendimiento de los cultivos de trigo y cebada, se espera un futuro climático neutro, con buena carga del perfil para iniciar la gruesa.
«Lo financiero, si no hubo pérdidas productivas significativas la campaña pasada, no pareciera ser su preocupación principal, pero con gran cuidado de la caja y apoyándose en el esquema comercial para financiar sus insumos o utilizando créditos en dólares», aclaró.
«Las empresas mixtas y las ganaderas y lecheras mejoran el escenario anterior, dado que la ganadería y los tambos en estos momentos “empujan” la caja en forma importante, dando un mayor rango de acción y elección ante la toma de decisiones», destaca el experto.
En tanto, las empresas agroindustriales en general requieren de un periodo más largo para procesar y obtener su producto para la venta. Ante un mercado externo “ralentizado” para aquellos que exportan y un mercado interno con bajas de consumos del orden del 30%, «son las más afectadas por el encarecimiento del circuito financiero y el peso de la estructura en dólares en su ecuación de costos».
Por su parte, las empresas de servicios (insumos, servicios profesionales, etc.) ven afectadas sus ventas en cerca del 30% (sólo demora o caída real, a definirse todavía), y están proyectando en el mejor de los casos un año con resultado pobre, suponiendo que las ventas de los servicios que ofrecen se reactivan.
«Si a este escenario se le agrega el año electoral y las especulaciones sobre el impacto en lo político y económico, con aumento de la incertidumbre, la reacción natural del productor agropecuario en general es esperar, quedarse quieto observando la evolución de los distintos escenarios», advirtió. Y agregó: «esto puede llevar a tomar decisiones a último momento, cuando la biología o la caja obligan, lo que no siempre es bueno para la estrategia. Pero los anticuerpos y las prevenciones naturalmente se activan en este tipo de entornos».
Qué pasa con la economía y la política
Argentina transita semanas de elevada tensión económica y política. La reciente suba de las tasas de interés interbancarias, que superaron el 90%, y de los rendimientos de plazos fijos, ya por encima del 60%, configura un escenario inédito en el que el sistema financiero se convierte en uno de los pocos beneficiarios directos. La inflación esperada para este año se ubica en torno al 25% según proyecciones oficiales, mientras el dólar oficial permanece bajo control del Gobierno. Sin embargo, el contraste con la economía real es evidente: las pymes enfrentan crecientes dificultades para acceder al crédito, el consumo se mantiene débil y la actividad muestra señales de enfriamiento.
Este panorama se produce en un contexto electoral decisivo. En septiembre se celebrarán elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, y en octubre las nacionales, lo que convierte a los próximos meses en un período de alta volatilidad en los mercados y de máxima sensibilidad política.
El presidente Javier Milei vinculó la suba de tasas con la coyuntura electoral. En distintos discursos sostuvo que los mercados reaccionan ante la posibilidad de un triunfo opositor en los comicios de septiembre y octubre. Según su interpretación, la dinámica electoral influye directamente en las expectativas, generando una presión alcista sobre las tasas.
El mandatario utiliza la expresión “riesgo kuka”, para referirse a la incertidumbre política asociada a un eventual regreso del kirchnerismo. De acuerdo con Milei, el escenario electoral condiciona a los agentes económicos y explica la actual volatilidad financiera.
En este complejo marco, los productores se prestan para encarar la campaña de granos gruesos más importante de los últimos años, con excelente perfil hídrico en el suelo para el desarrollo de los cultivos, pero con rentabilidad muy ajustada. No hay que olvidar, que según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), por cada $ 100 que genera una hectárea, $ 63 van para el Estado.