El trigo como excusa válida para olvidar la sequía

El campo quiere empezar a recuperarse después de la trompada que significó una campaña seca. Mejoras en la producción y exportación. Alivio en el Gobierno.

El campo en la zona núcleo quiere empezar a mirar la próxima campaña, o mejor dicho, dejar atrás la feroz sequía que no tuvo piedad con nadie. Por eso los productores barajan y dan de nuevo, y entierran semillas de trigo para cosechar en noviembre y diciembre. Luego habrá tiempo para la soja y el maíz, las estrellas que se apagaron esta campaña como casi todo. Del trigo también depende su socio en este lío, el Gobierno, que quiere asegurarse su pedazo en los últimos meses de gestión.

Las precipitaciones de la segunda mitad de mayo salvaron la siembra de la nueva campaña triguera y hacen respirar al Gobierno y a los mercados que no se bancaban un nuevo tropezón. Estuvo cerca, pero pasó. Lo que pintaba inicialmente a ser una caída abrupta de área entre campañas y complejizar el escenario, ya no lo es y se proyecta una siembra de 5,6 millones de hectáreas, una recuperación esperada en los rindes y una producción aceptable. «La mayoría se mueve para sembrar porque después de este desastre de sequía cómo carajo llegás a mayo del año que viene con la soja?», pasa en limpio un acopiador de la zona de Rosario.

Se trata de una suba de un 40% entre cosechas según el área de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Aun así, la producción sería la segunda menor en ocho años, unas 16,4 millones de toneladas cuando el promedio de los últimos cinco años es 17,7. La industria molinera respira aliviada porque podrá asegurar el abastecimiento interno que son unas 6,5 Mt., algo que estuvo en discusión el año pasado.

En cuanto a las exportaciones de trigo, podrían alcanzar las 9,5 millones de toneladas, un 120% por encima de la campaña actual. En términos financieros representarían 2.375 millones de dólares, unos 920 millones por encima de 2022/23. Se trata de un 65% más de dólares que recibirá el Gobierno en cuanto a liquidación de divisas que significaría recaudar unos US$ 160 millones en concepto de derechos de exportación. Claramente las retenciones que le dan de comer al Gobierno son las que se aplican al complejo sojero. Con esto seguirá con hambre el Banco Central, pero peor sería un frente de tormenta nuevo con una pésima campaña triguera.

En tanto, el maíz empieza a asomar con señales buenas de siembra dentro de unos meses cuando parecía que todo tendía a una súper campaña de soja en la región, pero tendrá que afrontar desafíos como el alto nivel de inversión que requiere y rezarle a que en septiembre y octubre no haya demasiadas lluvias como parece. Esto puede afectar también al desarrollo del trigo.

Agro y política

En el gobierno provincial se alivian por las buenas noticias después de varias semanas de rezarle al clima y repetir, sobre todo en la feria Agroactiva, que la prioridad era que nadie se quede sin sembrar. Pero para eso se necesita plata, varios miles de millones en semillas y fertilizantes para destinar a la campaña 2023/24.

Un paréntesis se puede abrir en los $1.000 millones que prometió el ministro de Economía Sergio Massa en aportes no reembolsables (ANR) para las cooperativas a través de Coninagro para la etapa de siembra. Al margen de que levantó temperatura entre las entidades rurales por la “discriminación”, esa plata aún está en trámite, por lo que se infiere que aún falta sembrar un trecho al menos hasta empezado julio.

Por lo pronto, el Gobierno no saca la ficha que puso en el paño del campo en un año electoral y sigue usufructuando lo que sucedió en Agroactiva la semana pasada. La comunicación de Economía, y hasta del ministerio de Transporte, encabezada por el rosarino Diego Giuliano, recuerda que durante la muestra se solicitaron 1812 operaciones de créditos al Banco de la Nación Argentina (BNA) por $82.866.157.034 para la compra de maquinaria agrícola nacional e insumos con una bonificación incluida.

Además se solicitaron otros 746 créditos de otra línea del BNA por un total de $32.833.361.114, también para maquinaria agrícola, y 123 pedidos para financiar exportaciones por U$S 48.780.000. Números y más números para mostrar presencia en un año de sequía letal que empieza a tener una luz verde.

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