En uno de sus últimos informes elaborados para el Ieral de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón proyectó el devenir del mercado de la carne. En el documento sobresalía una premisa: el escaso margen para que los precios sigan subiendo en el mostrador.
«Nosotros tratamos de mirar los factores de oferta y de demanda que son los que en definitiva determinan el nivel de precios. Por el lado de la oferta, que es la producción de carne, los animales que se enviarán a faena, miramos el ciclo de retención de animales. Hoy estamos yendo hacia una retención. Eso significa que se envían menos vacas a faena. Si se hace eso cae la producción de carne. En el corto plazo es malo, pero en el largo es bueno porque significa que están invirtiendo, ampliando el rodeo. Si se estabiliza el ciclo la producción no cambiará», argumentó el experto.
Y agregó: «Por el lado de la demanda, vemos la interna y la externa. En la externa nos parece que China está desacelerando, seguirá comprando mucho pero no al ritmo de crecimiento que trajo en los últimos dos años. El precio de la hacienda en la Argentina en dólares ya está en un nivel alto. A esos negocios de exportación que son finos porque se compite con productores de todo el mundo, no le vemos mucho margen. El precio de la hacienda está bien posicionado, más parecido a los vecinos, como Brasil y Uruguay. Si se estabiliza el precio en dólares, hay más chances de estabilizar los precios en el mercado interno».
Según el experto, «la hacienda es el principal componente de los costos en el consumidor. Nosotros hemos hecho estudios y nos da que la hacienda es el 50% de lo que uno paga en promedio en una carnicería. Si ese 50% está estabilizado, el otro 50% no puede tener mucho más recorrido por el contexto económico y por los salarios. No vemos una gran recuperación del empleo y los salarios este año. No vemos margen para que un carnicero o un supermercado suba los precios. Lo puede intentar, pero se le cae el consumo. El consumo le pone el límite. Más cuando hay otras carnes que son bastante competitivas».
-¿Condiciona al mercado bovino el fuerte crecimiento de la carne aviar?
-La carne aviar está muy fuerte, muy sólida. Además, cuando hay un consumo interno muy alto, se puede bajar. No es lo mismo que se produzca un aumento de precios consumiendo 20 kilos de carne per cápita por año, que consumiendo 110. Con un nivel tan alto, el consumidor tiene más poder para defenderse ante el aumento. Bajan el consumo 5 kilos y eso en el mercado se nota mucho. Al otro día los carniceros se dan cuenta. Estas primeras semanas de enero ya pasó. Si uno mira los precios de la hacienda, bajaron un poquito, hubo un rebote. Vamos a ver adónde se estabiliza eso.
-También prevén una mayor intervención estatal en el mercado de las carnes. ¿De qué forma?
-Para mí es inevitable. Lo que no podemos afirmar es la forma. El objetivo creo que es reducir los volúmenes que van a la exportación. Si el año pasado tuvimos 917.000 toneladas exportadas de res con hueso, el objetivo de mínima es que no pase de esa cifra. ¿Cómo lo va a lograr el Gobierno, con qué instrumentos? No lo sé. En el pasado usó de todo. Si uno ve la secuencia de intervenciones entre 2005 y 2010, hubo desde cierre de exportaciones, cupos de exportación, registros no automáticos de exportación -la venta queda librada a la voluntad de un funcionario-, se burocratiza todo, se muñequean las exportaciones con sólo demorar. Hubo también encajes de exportación, una modalidad en la cual para exportar 100 toneladas de carne había que vender una cantidad proporcional en el mercado interno. Dados los antecedentes y el año eleccionario, se cae de maduro que habrá intervenciones. Otro instrumento son los derechos de exportación, que ahora están en el 9%. Podrían subirlos. El kichnerismo supo tenerlos en el 15%.