El intendente de esa ciudad santafesina, Norberto Gizzi, manifestó su preocupación por la situación y sostuvo que la falta de lluvias está generando efectos que no se veían desde hace años.
La sequía que desde hace meses afecta a todo el país, fundamentalmente a la región del Litoral, no solo impacta sobre la producción agrícola y la vegetación, sino además sobre la fauna propia de la zona, como por ejemplo los peces que habitan en las diferentes lagunas del sur santafesino, todas ellas con bajísimos niveles de agua.
Un ejemplo de esto es lo que ocurre en la localidad de Villa Cañas, cuya laguna es uno de los principales atractivos turísticos de la zona por la que se extienden las llamadas lagunas encadenadas. Durante las últimas horas comenzaron a viralizarse imágenes que muestran a una gran cantidad de peces muertos como consecuencia de la sequía.
El intendente de esa ciudad santafesina, Norberto Gizzi, manifestó su preocupación por la situación y sostuvo que la falta de lluvias está generando efectos que no se veían desde hace años. «Nosotros tenemos un cauce de agua que forma parte de la cuenca de las encadenadas, y que divide el distrito de Villa Cañas en dos», detalló.
Gizzi, quien además es integrante del Comité Cuenca La Picasa, se expresó sobre la crisis por falta de agua que está afectando no solo a dicha localidad, sino además a otras como Maggiolo, San Eduardo, Venado Tuerto y otras del sur de Santa Fe.
«Esto es cíclico. Tuvimos épocas de inundaciones como en el 2013, y ahora nos encontramos con una sequía que afecta a todas las lagunas encadenadas, que actúan de manera independiente como receptoras y cuando hay mucha lluvia superan su control natural, conectándose entre sí», añadió.
Cuando esto ocurre, el cauce de las lagunas desemboca en Teodelina y posteriormente en el río Salado. «Desde hace más de 7 meses que no está lloviendo. Habitualmente, en Villa Cañas teníamos un promedio anual de 900 milímetros, pero te puedo asegurar que en el 2022 no llegamos ni a la mitad de eso», remarcó el intendente.
Con la falta de lluvias, la laguna se mantiene con un máximo de alrededor de 30 centímetros de profundidad, medida que se aleja considerablemente de los dos metros que llegó a tener en épocas con precipitaciones suficientes. Y con la falta de agua también disminuye la disponibilidad de oxígeno, lo que generó que haya «toneladas» de peces muertos en las orillas, en su mayoría carpas.
Se trata de una problemática que no solo genera un impacto negativo a nivel ecológico, sino también desde un punto de vista turístico, ya que la laguna de Villa Cañas recibía habitualmente, «entre 1.500 y 2.000 personas» de la región cada fin de semana.
La solución, apuntó Gizzi, no llegaría con la realización de obras para la retención del agua, puesto que de igual manera la sequía hace que el cauce disminuya por evaporación. En el sur santafesino se sigue atravesando una crisis hídrica que afecta, además, a los cultivos, algunos de los cuales no pudieron ser cosechados mientras que otros ni siquiera llegaron a sembrarse.
Finalmente destacar la labor de Cesar Massi, un naturalista de Bigand, que en su cuenta de twitter posteó una foto de las lagunas de Melincué y la de Villa Cañas en donde a simple vista se aprecia los efectos retractivos de ambas por la actual sequía. Para esto comparó una foto de diciembre de 2017 vs otra del mes pasado.