Según la Bolsa de Comercio de Rosario, el alivio de las lluvias fue solo “momentáneo”: redujo en 7,5 millones de toneladas su proyección para el maíz y prevé la peor cosecha en 14 años para la soja.
Para la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el alivio de las precipitaciones ocurridas en los últimos días de enero fue solo momentáneo. Desde hace una semana, sin nuevos aportes significativos y con temperaturas que no fueron extremas pero sí altas, los cultivos han vuelto a mostrar síntomas de estrés.
Comparativamente, según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, las últimas precipitaciones fueron similares a las que ocurrieron en el mismo período de 2022. La diferencia es que ahora la condición crítica de los cultivos es peor, porque vienen de 23 meses de lluvias por debajo de lo normal.
¿La consecuencia? Las proyecciones de cosecha de soja y de maíz son cada vez peores y abren un gran signo de preocupación para lo que será el devenir del resto del año, no solo para los productores, sino para la economía en general.
La soja
El cultivo que peor la está pasando es la oleaginosa: la BCR agregó un nuevo recorte de 2,5 millones de toneladas, que deja a la proyección 2022/23 en 34,5 millones de toneladas.
De esta manera, se trataría de la peor producción nacional en 14 años, solo superando las 31,8 millones de la sequía 2008/09 e incluso por debajo de la campaña 2017/18, que fue la que marcó el inicio de la crisis que sufrió el país durante el gobierno de Mauricio Macri.
“La segunda estimación de la oleaginosa sigue mostrando el impacto de la peor sequía de los últimos 60 años en Argentina y la falta de una respuesta contundente del clima para poner un punto final a las pérdidas. El recorte de febrero es de un 7% respecto al guarismo de enero, pasando de 37 a 34,5 millones de toneladas”, resumió la Bolsa rosarina.
En este desplome talló, en primer término, que la superficie perdida se elevó de 500.000 hectáreas proyectadas en enero, a un millón. Buenos Aires es la que más pierde (301.000), seguida por Córdoba (222.000) y Santa Fe (160.000).
Del mismo modo, el rinde nacional promedio baja de 24 quintales por hectáreas a 23, con ninguna provincia pudiendo superar la barrera de los 25 quintales.
El maíz
En relación al cereal, la GEA recortó su pronóstico de 50 millones de toneladas a 42,5 millones; es decir, un 15%. Así, se trata de una baja interanual del 17% y del peor volumen del cereal en los últimos cinco años.
Asimismo, “en términos de rinde, con 64,1 quintales, es la cuarta peor marca en 15 años a pesar del enorme salto tecnológico del cultivo, las crecientes dosis de fertilización y del hecho inédito de que las siembras tardías ocupan casi el 75% del área de siembra nacional”, puntualizó el informe.
El área que no será cosechada como grano sube un 30% por la falta de agua, y se estima en 1,3 millones de hectáreas.
Como el cereal tiene una ventana de siembra más amplia y una frontera geográfica más grande, hay zonas en las que sí las lluvias han tenido un efecto positivo y se pueden esperar rendimientos aceptables.
La BCR citó puntualmente al centro y sudeste de Buenos Aires, La Pampa, sur y oeste de Córdoba, y San Luis, como esos sectores favorecidos, con rindes que podrían ubicarse entre 50 y 60 quintales para planteos tempranos, y entre 70 y 90 para tardíos.
“Estas zonas son las únicas que han quedado al margen del fracaso productivo que se observa en el resto de Argentina. En el resto de la región pampeana, los maíces tempranos muestran daños de rendimiento que van del 40 al 80% y perdidas masivas de lotes que se destinaron para forraje. Y en los maíces tardíos, los rindes estimados muestran daños que van del 30 al 50%”, sintetizó la Bolsa.
En el panorama provincial, el desastre productivo empieza por Entre Ríos, sigue por todo Santa Fe y se extiende a buena parte del este y la franja central cordobesa. También hacia el sur: Buenos Aires está afectado, sobre todo el norte y centro-este.
Según la GEA, “en términos de producción y comparando con el año anterior (año que también fue alcanzado por la falta de agua) Santa Fe dejará de producir 3,1 millones de toneladas; Córdoba, 2,2 millones; y Buenos Aires, 1,6 millones”.