Un ensayo realizado por el INTA con corderos Pampinta de 3 a 4 meses determinó ganancias de peso superiores al pastoreo directo. Cuáles son los factores a tener en cuenta.
Con el objetivo de mejorar la productividad y calidad de la carne en la región, un equipo de investigación del INTA San Luis implementó el sistema de engorde a corral de corderos, una técnica que optimiza el rendimiento animal y asegura una oferta constante para los productores locales.
El planteo se puso en marcha en la localidad de Comandante Granville, con corderos Pampinta de 3 a 4 meses provenientes de la localidad bonaerense de Trenque Lauquen.
El esquema de trabajo incluyó un estricto plan sanitario y condiciones óptimas de alimentación y manejo.
Como dato a tener en cuenta, si bien se han llevado a cabo experiencias similares en la Patagonia y el Noreste, es la primera vez que se realiza en la región de Cuyo.
“El engorde a corral de corderos para la producción de carne se considera una alternativa productiva y eficiente, que permite obtener corderos de mayor peso y calidad, así como evitar la estacionalidad en la oferta. Además, maximiza el potencial productivo de esta categoría”, explicó Agustín Carosio, de la experimental puntana.
Algunas claves
En relación a los aspectos previos que deben tenerse en cuenta, el investigador destacó “la necesidad de que los animales reciban dos dosis de vacunas anticlostridiales y desparasitación contra nemátodos gastrointestinales en caso de ser necesario”. Además, remarcó la importancia de comprobar la eficacia del antihelmíntico utilizado en la desparasitación.
Por otro lado, Carosio indicó que “más allá que estos animales permiten la utilización de una gran variedad de alimentos, estos deben ser de muy buena calidad y deben estar almacenados en lugares apropiados”.
Durante el proceso de engorde, existen herramientas y estrategias que se pueden utilizar para monitorear la salud y el comportamiento de los corderos.
Una de ellas es hacer lecturas del comedero, para analizar el consumo y así determinar los ingredientes. “Si comen y se desplazan por el corral con naturalidad, esto es indicio de bienestar”, señalaron desde el INTA.
Además, se debe observar si hay presencia de diarreas, si están jadeando, no comen o si manifiestan algún problema. “En caso de observar animales que no consumen o presentan algún signo clínico de enfermedad, hay que retirarlos del corral”, explicó Carosio.
Un factor a tener en cuenta
Para ajustar el sistema de engorde a corral, en tanto, también hay que incluir las condiciones climáticas o estacionales. En este punto, el encierre es una herramienta tanto para la zafra de corderos más importante que va de octubre a diciembre, como para aquellas pariciones de verano.
“También se puede utilizar para encierre de ovejas de refugo o vacías en épocas donde hay poca cantidad de corderos disponibles; buscando siempre hacer homogéneo el producto de la faena”, agregaron.
En cuanto a las adaptaciones de este sistema en épocas de calor o frío extremo, afirmaron que, si bien el ovino posee la lana que le sirve a la vez de aislante del frío y el calor, es necesario brindarle confort en el encierre para evitar estrés y baja conversión. Con este fin, utilizaron mallas de media sombra, que brindó confort y reparo a los ovinos.
A la hora de evaluar esta herramienta, se lograron ganancias de peso superiores al pastoreo directo, a partir del uso de raciones equilibradas en sus componentes y se mejoró la terminación y marmóreo del producto final. Como beneficio adicional, al liberar a la madre, recupera su estado corporal al no tener la demanda del cordero al pie.
“Esta experiencia innovadora en San Luis abre nuevas oportunidades para la producción local y destaca la importancia del engorde a corral como una alternativa viable y productiva”, afirmó Carosio.
Y concluyó: “Este tipo de práctica permite la desestacionalización de la oferta de carne. También genera un costo de oportunidad de lotes destinados a recría de corderos”.