Se habilitó la caza de jabalí en toda la provincia de Buenos Aires

La medida establece que los municipios bonaerenses no deberán solicitar la adhesión y que el cazador necesita solo dos permisos: el que se tramita en la web del Ministerio y el del dueño del campo. El jabalí está considerado una plaga.

El pasado jueves, se realizó en la ciudad de Olavarría primera reunión para municipios sobre la nueva disposición que habilita la caza del jabalí.

La jornada organizada por el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires contó con la presencia de referentes de los municipios de Azul, Tapalqué, Benito Juárez, Laprida, General Lamadrid, Bolívar, Daireaux, Ayacucho, Rauch, Las Flores, Pila, Tandil y Tornquist. El objetivo del encuentro fue instruir a los gobiernos locales con respecto a la reciente habilitación provincial de la caza plaguicida del cerdo asilvestrado.

En contacto con los medios periodísticos, el investigador y guardaparque Bruno Carpinetti expresó: “La provincia de Buenos Aires sacó una disposición a través de la Dirección de Fiscalización Agropecuaria y de los Recursos Naturales, de la cual depende la Dirección de Fauna, habilitando en los términos que plantea el Código Rural la caza plaguicida, que no es ni más ni menos que caza de control. No es recreativa ni deportiva. Tiene la finalidad de disminuir la abundancia de las poblaciones y mitigar los daños que estos animales producen”, explicó.

Carpinetti realizó numerosas investigaciones sobre la expansión del cerdo cimarrón en todo el país. “En Argentina hay dos fuentes de origen de estas poblaciones de cerdos asilvestrados: una, los cerdos escapados desde la época de la colonia, y otra, los jabalíes traídos por Pedro Luro a La Pampa en 1906”.

El especialista explicó que en algunas zonas del país aún persisten poblaciones con mayor “pureza genética” de jabalí, sobre todo en La Pampa, San Luis y algunos sectores de bosques subantárticos. “El panorama es muy heterogéneo. Se pueden encontrar cerdos manchados que parecen un dálmata y en otro lugar un jabalí que morfológicamente parece puro”, describió.

El investigador explicó que la expansión del jabalí se potenció por cambios en el modelo de ocupación rural y el traslado intencional de animales: “Durante años la gente los movía para tenerlos en campos o cotos de caza. Además, el despoblamiento rural y el avance de la frontera agropecuaria aumentaron los recursos disponibles. Hoy hay menos gente en el campo que los caza y más alimento para estos animales. En muchas provincias ya se encendieron las alarmas”, señaló.

Qué es la caza plaguicida

El especialista aclaró que la norma ya está vigente en toda la provincia, salvo en áreas protegidas, urbanas y periurbanas. “No es una norma de adhesión. Los municipios no deben adherir, como se dijo erróneamente en algunos medios. Es al revés, lo que pueden hacer los municipios es solicitar la veda bajo razones técnicamente fundadas”, puntualizó.

En cuanto a los requisitos para cazar, explicó: “Se necesitan dos permisos. Uno es el permiso de caza plaguicida que se tramita vía web desde el Ministerio. Tiene requisitos como certificado psicofísico y el pago de una tasa mínima. Los propietarios o arrendatarios de campos están exceptuados de pagar. Por otro lado, hace falta una autorización firmada por el dueño o administrador legítimo del campo. No se puede cazar en caminos ni espacios públicos”.

Sobre los temores expresados por algunos municipios respecto a la posibilidad de que se fomente el delito de abigeato, Carpinetti opinó: “A mí personalmente no me parece que ocurra nada nuevo que ya no esté sucediendo. El que comete una actividad ilícita no va a dejar de hacerlo porque haya una norma legal. Esta norma permite hacer las cosas bien. Hasta ahora, un productor con daños en su maíz no tenía posibilidad de hacer nada legalmente”.

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