La sequía más dura de los últimos 60 años que atravesó la Argentina aceleró el proceso de concentración en el sector agropecuario y dio surgimiento a un nuevo sujeto agrario -que como en la década del 90- está conformado por grupos empresarios vinculados al negocio financiero que, por escala, desplazan a los pequeños y medianos productores. La opinión del dirigente de Bases Federadas. Omar Príncipe.
“La mayoría de los agricultores chicos no son sujetos de crédito y las ofertas a tasa subsidiada del 80% son inviables para los productores que están con muchísimas dificultades porque perdieron la cosecha, no pueden pagar sus deudas y tampoco sus insumos para encarar la nueva siembra”, resumió Omar Príncipe, presidente de Bases Federadas, la nueva entidad sectorial que surgió como un desprendimiento de Federación Agraria Argentina (FAA), por oposición a la actual conducción.
El dirigente reiteró que “no todo el campo es lo mismo” y hoy en la agenda pública éste es “la representación de un grupo concentrado de empresas que cada vez está haciendo más negocios, teniendo más rentabilidad”, mientras por otro lado “hay que miles de pequeños productores que les resulta cada vez más difícil sostenerse dentro de la actividad”, dijo y puso como ejemplo la desaparición en Santa Fe de otros 700 tambos en el último año, según datos de las propias organizaciones sectoriales.
“En Argentina estamos desapareciendo los pequeños productores en forma silenciosa, casi anónima y eso no le importa a nadie en Argentina, no está en la agenda de los candidatos en un año electoral donde debería estar debatiéndose cuál es el modelo agroalimentario que queremos tener en el país”, agregó Príncipe.
Medidas como el dólar soja, que tomó el gobierno nacional para hacer frente a la restricción externa, no fue un aporte para el productor agropecuario de menor escala. “Los que usaron ese dólar soja son los agroexportadores y algún gran productor, los pequeños y medianos no tuvimos acceso porque ya habíamos vendido a la soja”, dijo el dirigente para relatar una realidad que vivieron aquellos chacareros que no tuvieron la espalda suficiente para paliar el golpe que dejó la sequía. “Estamos viendo a diario un proceso de concentración”, aseguró Príncipe.
El dirigente explicó que “apenas se terminó de levantar la cosecha empezamos a ver muchos compañeros de todas las zonas afectadas, especialmente del sur de Santa Fe, Córdoba y norte de Buenos Aires, que no pueden pagar los insumos, el arrendamiento y están dejando sus campos porque no tienen financiamiento para pagar sus deudas y para emprender el nuevo ciclo”, agregó.
Con ese escenario, comenzó a reeditarse un fenómeno propio de la década del 90 en la cual los pooles de siembra dominaron el negocio agropecuario y el capital financiero puso el ojo en el sector. “Están apareciendo estos grupos con muchísima fuerza”, indicó y precisó que son inversores que vienen de otros sectores a alquilar campos en la zona agrícola.
También dijo que mientras eso representa un duro golpe para los pequeños y medianos productores, algunos lo celebran y ven en las consecuencias de la sequía una oportunidad. “Algunos analistas reflejan como positivo que los alquileres suben por la sequía”, se lamentó el dirigente de Bases Federadas, al cuestionar ese desplazamiento que se está generando en las unidades productivas.
Justamente la entidad, que surgió inicialmente como una línea interna opositora de FAA y ahora está constituida en forma independiente, está convencida de que “es necesario debatir otro modelo agropecuario”, algo que según dijo Príncipe, hoy “no están haciendo ni la mesa de enlace ni la propia Federación Agraria”, que en cambio plantean “más libre mercado y dólar sin intervención”, agregó.
Eso es así porque “son los que luego negocian junto a los grandes grupos las medidas que se toman, como el dólar soja que sólo benefició a exportadores y algún gran productor”, agregó. Además, “favorece el monocultivo y la especulación”.
Según planteó Príncipe, con medidas fiscales de este tipo, los grupos financieros se ven más interesados en arrendar más hectáreas de campo porque saben que en algún momento el gobierno cederá ante sus presiones”.
Distinta es la realidad de los productores de menor escala que no pueden aprovechar estas ventajas porque tienen su mercadería vendida. “Somos los que generamos la diversidad productiva, los que criamos chanchos, terneros, pollos y con un dólar soja todo eso se tira para atrás porque conviene más arrendar el campo que producir”, reflexionó Príncipe para poner en cuestión un modelo que es “inflacionario”, porque genera un incremento en el precio de los alimentos, que fue lo que más aumentaron en el último año.
“Este gobierno nacional se caracterizó por fomentar esta concentración”, dijo y puso como ejemplo el subsidio a grandes molinos que concentran el 80% de la producción de harina en el país. “Ojalá en Argentina algún día dejen de desaparecer los agricultores y el debate no sea cuánto vamos a producir sino quién va a producir a los alimentos en el país”, agregó.
La entidad, que está conformada por dirigentes de todo el país en general federados, pero también cooperativas, grupos de jóvenes y mujeres del agro, también reclamó en las últimas semanas para que Santa Fe agilización el otorgamiento de los certificados de emergencia agropecuaria, que le permita a los chacareros poder aprovechar los beneficios impositivos dispuestos por la Nación para el sector.
“Es importante tener el certificado de emergencia para poder presentarlo en la Afip y tener los beneficios nacionales”, dijo al respecto Príncipe y se lamentó además por el bajo nivel de financiamiento al que acceden los más chicos. “Se anuncian millones de pesos de créditos a tasas subsidiadas cuando en realidad es un interés inviable para un productor que está con muchísimas dificultades”, dijo, muchos de los cuales “ni siquiera tienen una cuenta en el Banco Nación”, agregó para señalar que es “una deuda pendiente de muchos años y de muchas gestiones en el país”. Fuente: La Capital
